Política

7D

Macri quiere un acto en Plaza de Mayo como el de Cristina

El presidente convocó a sus votantes a que lo acompañen el próximo 7 de diciembre a las 17 frente a Casa Rosada. En 2015 y tras una resolución judicial que terminaba su mandato un día antes, la ex presidenta reunió a más de 700 mil personas


Mauricio Macri convocó a un acto en la Plaza de Mayo a modo de cierre de su gestión de los últimos cuatro años. El próximo 7 de diciembre a las 17, el presidente se propone despedir su mandato junto a quienes lo acompañaron con su voto en las últimas elecciones que, según el escrutinio definitivo, perdió por un margen de ocho puntos frente a Alberto Fernández. De este modo, Macri buscará replicar lo que Cristina Fernández de Kirchner consiguió en 2015: llenar la Plaza de Mayo en señal de apoyo.

Lo que quedó de manifiesto en la última etapa de la campaña presidencial es que Macri decidió recurrir a elementos de la política tradicional en la Argentina y en vez de mantenerse aislado de la gente en actos restrictivos en zonas valladas, se animó al contacto.

En el mes previo de las Generales inauguró las marchas del “Sí, se puede”. Fue una gira por todo el país que incluyó 30 ciudades, en las que el presidente tuvo un contacto más directo con sus seguidores, que no necesitaron atravesar un cerrado sistema de acreditaciones para traspasar cordones de seguridad y ver a Macri, sino que pudieron tenerlo a la mano.

Hasta las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) presidenciales del 11 de agosto, la campaña de Macri había utilizado el criterio del que se sirvió para ganar las elecciones en 2015, con el manual de Jaime Duran Barba: discursos repetitivos de escaso contenido político, utilización de trolls y bots para instalar temas en redes sociales –cabe recordar el escándalo de las “caricias significativas desde Hurlingam”– y actos cerrados, acotados en número y restrictivos para evitar que los detractores del presidente pudieran escracharlo en público.

Las Paso pusieron en jaque la estrategia: la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se impuso con el 47,78% de los votos, dejando a la de Macri y Miguel Ángel Pichetto 18 puntos abajo con un 31,79%.

Las decisiones de campaña a partir de allí comenzaron a parecerse más a las del kirchnerismo que a las del gurú ecuatoriano: Macri salió de gira e hizo pie en lugares claves, como en Córdoba. El escrutinio definitivo de las elecciones generales redujo la brecha entre ambos candidatos: Alberto obtuvo el 48,24 y Macri trepó al 40,28.

Y es tal vez por ese resultado que pretende seguir con esta estrategia hasta el final e intentar emular el cierre del segundo mandato de Cristina, quien reunió en 2015 a una verdadera marea que se acercó a saludarla a la Plaza de Mayo.

“Gracias por darme la oportunidad de agradecerles”, dice la voz de Macri en un video que él mismo posteó en sus redes sociales y en la que convoca a la “marcha del 7D” que, en rigor, no es una marcha sino un acto en Plaza de Mayo para el 7 de diciembre a las 17.

Flor de calabaza

El 9 de diciembre de 2015, unas horas antes de que Federico Pinedo ejerciera sus doce horas de mandato, la todavía presidenta Cristina Fernández de Kirchner aparecía en un escenario montado en la Plaza de Mayo. “Miren que no puedo hablar mucho porque a las 12 de convierto en calabaza”, dijo, haciendo referencia a la resolución de la jueza María Servini de Cubría, quien le puso fecha de expiración al mandato de Cristina a las 23.59 de ese día.

La magistrada apareció en escena cuando la discusión acerca del traspaso de mando devino judicial, luego de que no hubiera acuerdo protocolar entre Cambiemos y el kirchnerismo respecto de dónde debía realizarse la entrega de atributos. Cristina quería que se realizara en el Congreso de la Nación, como lo prevé la Constitución argentina, pero Macri pretendía hacerlo en la Casa Rosada, argumentando que así lo prevé el protocolo de la Presidencia.

La resolución de la jueza Federal puso fin a esa discusión: determinó que el mandato de Cristina terminaba a las 23.59 del 9 de diciembre, y finalmente Macri recibió sus atributos de la mano de Pinedo, que tuvo la presidencia más breve de la historia y que rápidamente se transformó en un chiste en redes sociales: “Presidencia Pinedo: Cortita pero juguetona”, era la carta de presentación de cuentas de Facebook y Twitter de un falso Pinedo que tuvieron intensa actividad desde las 00.00 del 10 de diciembre de 2015 hasta que horas más tarde Macri asumió y bailó en el balcón de la Casa Rosada.

El acto de cierre de gestión de Cristina convocó a más de 700 mil personas. Estuvo presente el ahora derrocado presidente de Bolivia, Evo Morales, con quien momentos antes había descubierto un busto a Néstor Kirchner dentro de la Casa Rosada. El discurso que dio la ex presidenta cobra hoy un nuevo sentido ante el golpe de Estado instaurado hace una semana en el país vecino: remarcó que “hay una agenda que no es una agenda de la Argentina o de algún país en especial, sino que hay una agenda que se escribe desde afuera de la región” y que “pivotea sobre tres ejes fundamentales: la hegemonía mediática, un eje político y una tercera pata que reemplazó a las fuerzas militares”, a la que denominó como “el partido judicial”, que amenaza el normal funcionamiento de la democracia con sus resoluciones arbitrarias en favor de algún sector político.

A la luz de la violencia con la que el pueblo boliviano está siendo reprimido desde la instauración del golpe de Estado que puso a la ultraconservadora Janine Añez en la presidencia –hasta ayer se contabilizaban 21 muertos– hoy queda claro que el poder de las fuerzas militares para sacar y poner gobiernos a su antojo y acallar a golpes la voluntad popular sigue siendo un peligro latente para las democracias latinoamericanas.

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