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Reflexiones

Macri debe otra vez seducir a radicales

Ernesto Sanz y Elisa Carrió coordinaron en la noche del domingo con Mauricio Macri un minué de presentación tras las Paso que mostrara sólo ganadores.


Ernesto Sanz y Elisa Carrió coordinaron en la noche del domingo con Mauricio Macri un minué de presentación tras las Paso que mostrara sólo ganadores. Ningún perdedor apareció arriba de algunos de los escenarios que se habían montado, y mucho menos hubo reconocimiento de derrotas.

Tanto Sanz como Carrió obviaron presentaciones en los búnkeres propios y pasaron directamente al escenario que el PRO había reservado en Costa Salguero. Allí, con locución de Gabriela Michetti (para que el ganador de las Paso no quedara en supremacía sobre los demás), hubo presentación de todo el grupo con vices incluidos y mimos mutuos.

Michetti se cuidó especialmente de agasajar a Carrió y, en mayor medida, a Sanz, a quien le agradeció el esfuerzo personal para que el grupo llegara unido a las Paso.

Ése es el trabajo que comenzó la misma noche de las primarias y de ahí el cuidado en no mostrar heridos al final de la elección.

Desde ayer, el radicalismo no tiene candidato a presidente. La diferencia no es menor: aunque el resultado de las Paso fuera cantado, la UCR mantuvo una campaña conteniendo caciques radicales y, al mismo tiempo, presentando una opción competitiva con Macri a la cabeza.

En esa estrategia, entraron al final hasta los radicales que se opusieron al acuerdo con Macri en la Convención Nacional de Gualeguaychú. Ese día, aunque nadie lo dijo en voz alta, la UCR decidió que Macri sería su candidato a presidente. De ahí el rechazo de los que se negaban a aceptar unas Paso cerradas con el PRO y la Coalición Cívica y pedían una abierta incluyendo a Sergio Massa y hasta manteniendo la candidatura presidencial de Julio Cobos.

Hoy no hay nada que facturar en la interna radical, porque el resultado del domingo era conocido por todos desde ese día en Gualeguaychú. Ganó Sanz ese día, demostrando que no existía otro camino, y posiblemente haya tenido la razón.

Anoche, ese juego terminó y arranca otra interna. Es la de los candidatos del interior que aún no jugaron sus chances, como el jujeño Gerardo Morales, que deben seguir batallando en la nacional del 25 de octubre. Esos radicales, en Jujuy, Formosa, Tucumán, La Rioja, Tierra del Fuego, Santa Cruz, Corrientes o Entre Ríos, deberán hacer campaña de ahora en más con Macri y, muchos de ellos, también con Massa (con quien tienen acuerdo abierto).

La interna para ellos se vuelve más abierta que nunca, y Macri se verá obligado también a mantenerlos unidos detrás de su candidatura. Ya no estará Sanz para traccionar el apoyo radical en las Paso.

El mendocino entra desde ahora en una órbita distinta a la de los radicales que aún pelean candidaturas: la que gira alrededor del armado de un hipotético gobierno futuro de Macri.

Hasta el 25 de octubre, o hasta el balotaje si lo hubiera, ésa va a ser la fuerza que mantenga con vida a muchos radicales.

En eso ayudó también la puesta en escena de la noche del domingo, donde nadie apareció derrotado en las Paso de Cambiemos y todos quedaron como potenciales socios a futuro.

Es evidente que en esa carrera no todos los candidatos del grupo quedaron en la misma posición. Sanz reconoció hace una semana que, tras las Paso, ocupará el lugar que le corresponda y abrió la chance de aceptarle a Macri algún ofrecimiento en un supuesto gabinete suyo. No queda claro si Carrió está en la misma sintonía como para integrar gabinetes o si el PRO se encuentra en condiciones de contenerla.

Es otro equilibrio que deberá lograr Macri desde ahora para mantener a sus competidores, que hasta hoy permanecen dentro del mismo grupo.

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