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En Rosario

Luego de 36 denuncias, la Justicia por fin la escuchó

Una mujer se mudó 10 veces y sus hijos pasaron por 6 escuelas por las amenazas de su ex pareja.


Después de 36 denuncias, por fin J. B. logró que la Justicia la escuchara. La joven tiene 4 hijos, se mudó 10 veces y cambió a sus chicos de colegio en seis oportunidades desde que se separó de su pareja. Pese a contar con un botón de pánico y un recurso de restricción, su ex marido se las ingenió siempre para encontrarla y amenazarla. Ahora, el juez José Luis Suárez hizo lugar a la acusación de la Fiscalía por cuatro hechos delictivos y dictó la prisión preventiva del imputado hasta que finalice el juicio.

La pesadilla de J. B. parecía no tener fin. Con 29 años y cuatro hijos, decidió separarse hace 6 años cuando su ex marido perdió su trabajo y comenzó a drogarse. Sin embargo, la separación no trajo la paz buscada. El hombre no dejó de asediarla desde entonces con amenazas y mensajes de violencia en cada encuentro.

“Ponete el chaleco antibalas que me las vas a pagar”, “Te encontré”, “Te tengo” (escrito en el frente de la vivienda) fueron parte de la pesadilla que la mujer tuvo que soportar. La violencia no quedó sólo en palabras. A días de haberse separado, su ex pareja entró a la casa, se llevó todos los bienes y la vació. A la semana siguiente cortó la iluminación externa y los cables que alimentaban la luminaria interna. Y hubo más: en 2013 su ex marido, con la ayuda de un amigo, localizó el nuevo domicilio de la joven. Allí, entre los dos, la golpearon hasta fisurarle las costillas y dejarle la cara morada. El médico forense constató las lesiones pero la causa quedó archivada.

En total, J. B. realizó más de 30 denuncias en el viejo sistema de procesamiento penal y otras cuatro en el nuevo, vigente desde febrero de 2014. Pese a contar con un botón de pánico provisto por la Justicia que, dicho sea de paso, no funciona correctamente, y de un pedido de restricción por el que el hombre no puede acercarse a 200 metros de su familia, las amenazas no pararon de llegar. El acecho constante de su ex marido no la dejó vivir en paz.

En marzo del año pasado, el hombre fue imputado en la Fiscalía por primera vez en el nuevo sistema por un hecho de amenaza simple y desobediencia a una orden judicial porque no respetaba la perimetral. Pero el 13 de agosto volvió a aparecer. En la madrugada de ese jueves J. B. lo vio merodear por el patio de su casa. Sin siquiera atinar a buscar el botón de pánico, se apoyó para sostener con su cuerpo la puerta que sólo cerraban dos pasadores. Allí se quedó unas horas hasta que el hombre se fue. A la mañana siguiente vio que las rejas estaban forzadas y sobre el frente de la puerta se podía leer la inquietante frase “Te tengo”. Por ese hecho fue imputado por amenazas simples y desobediencia, violación de domicilio y daño, tras lo cual se le dictó prisión domiciliaria.

El último contacto se registró el 28 de octubre del año pasado, esta vez vía telefónica.

Para entonces el juez López Quintana lo declaró en rebeldía y le dictó la captura luego de no haberse presentado a la audiencia para la que había sido citado. En una nueva audiencia, el hombre quedó preso, pero desde la cárcel pidió a la Policía que llamara a su ex mujer para que le llevara elementos de higiene.

En un nuevo capítulo, la fiscal Raquel Almada lo acusó por cuatro hechos delictivos y pidió una sanción de cuatro años y medio de cárcel, junto con una prórroga de la prisión preventiva hasta el juicio.

El juez José Luis Suárez rechazó un pedido de sobreseimiento de la defensa y dictó la solicitada prisión preventiva del imputado hasta la finalización del juicio, al entender que hay evidencia suficiente para considerar al acusado probable autor de los hechos denunciados.

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