Cultura

lecturas: el análisis de dos historiadores

Los saqueos: una explosión social

Frente a la mirada reduccionista que analiza el fenómeno desde una perspectiva cargada de prejuicios, dos historiadores revisan los 200 años del devenir argentino para intentar hallar una explicación racional a esos levantamientos populares.


zzzznacg2 NOTICIAS ARGENTINAS ROSARIO, DICIEMBRE 21: La ciudad vivió momentos de tensión en casi todos los barrios perifericos debido a saqueos y amenazas. Foto: Agencia Rosario/NAzzzz
HISTORIA La larga historia de los saqueos en la Argentina. De la Independencia a nuestros días Gabriel Di Meglio y Sergio Serulnikov Siglo XXI, 320 páginas.

Hay un temor que sobrevuela el mes de diciembre, que atemoriza a los gobiernos y a los sectores más acomodados de la sociedad pero siempre perjudica más, con vidas y bienes, a los sectores más bajos. Hace 16 años se produjeron saqueos en Rosario y otras ciudades argentinas, lo que disparó un escenario de revuelta y violencia en Plaza de Mayo. A propósito de estos acontecimientos, los historiadores Gabriel Di Meglio y Sergio Serulnikov, en su libro La larga historia de los saqueos en la Argentina. De la Independencia a nuestros días, citaron una nota del diario Clarín en la que en enero de este año titulaba: “Controles, diálogo y plata fresca, la receta para un fin de año sin saqueos”. Según informaba el periódico argentino, el gobierno de Mauricio Macri había repartido diez mil millones de pesos a intendentes, “jefes piqueteros” y organizaciones sociales. Ante esto surge cabe preguntarse qué son los saqueos. En una primera apreciación se podrá decir que son levantamientos sociales con robos y otras formas de violencia desencadenados por fuertes crisis económicas, sociales y políticas. Sin embargo, ¿son sólo eso?, o también son una forma de explosión social frente a restricciones económicas; ¿una forma de revolución?, ¿un oportunismo? o un modo de inmoralidad social. Frente a la mirada reduccionista de muchos que analizan el fenómeno con una perspectiva cargada de prejuicios, Di Meglio y Serulnikov estudiaron estos fenómenos en los más de 200 años de historia argentina para intentar hallar una explicación racional, o al menos una forma de comprensión.

Algo complejo

Mientras se lee La larga historia de los saqueos en la Argentina, se puede pensar que se presentan distintos temas más o menos hilvanados. Sin embargo, pronto se descubre que existe una fuerte lógica compaginadora. Porque en el libro compilado por Di Meglio y Serulnikov se hallan distintas historias del pasado argentino. Por ejemplo, qué tipo de saqueos se produjeron durante la Guerra de Independencia (1810-1825), tras la batalla de Caseros (1852), de parte de los indígenas, con la caída de Hipólito Yrigoyen (6 de septiembre de 1930), con el golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón (16 de septiembre de 1955), los saqueos en Rosario en 1989, el día de furia en Santiago del Estero (1993), o con los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001.

En ese sentido, los compiladores reunieron a un grupo de especialistas en estos períodos y coyunturas históricas para poder examinar el marco en el que se produjeron los acontecimientos y poder darles una explicación. Sin embargo, los autores expresan que se hallan lejos de encontrar una explicación uniforme.

Economía moral

Hace ya más de 40 años, el historiador Edward P. Thompson descubrió una forma de “economía moral” de la multitud en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, en la que los sectores bajos producían agitaciones sociales si veían que había aumentos del precio del pan y les imponían el costo de la hogaza a los comerciantes. Estas “revueltas de subsistencia”, es decir generadas cuando la población estaba al límite de la pobreza, guardan similitud con las denominadas “jacqueries”, que no eran otra cosa que saqueos violentos a graneros de señores feudales o de ciudades medievales que luego no producían cambios revolucionarios y dejaban intactas las estructuras económicas, sociales y políticas.

En cierto punto, Di Meglio y Serulnikov hallan una similitud con los acontecimientos que ayudaron a hacer caer a los gobiernos de Raúl Alfonsín (1989) y a Fernando De la Rúa (2001), aunque la paridad tiene como contrapeso una larga lista de diferencias que generan mayores interrogantes. Por ejemplo, la distancia entre una acción colectiva y el acto individualista del robo, o los argumentos políticos que sobrevuelan a cada fenómeno. Se puede apreciar que el hartazgo de situaciones económicas apremiantes provoca que la protesta emerja de esa manera. Sin embargo, no es sólo la necesidad la que impulsa a la gente a cometer esos actos, sino también un sentido de justicia. Los historiadores notaron que en revueltas populares del medioevo o de la Edad Moderna, se robaba granos y otros alimentos, mientras se destruían otros bienes que tenían que ver con un estándar de vida. La racionalidad de recabar el alimento corría pareja a la irracionalidad de destruir los elementos de prestigio de clase.

La guerra y la revancha

El robo es una acción propia de la guerra. Junto a asesinatos y violación de mujeres, el botín formó parte de los enfrenamientos bélicos desde que la humanidad se mata a sí misma. Al mismo tiempo, también existieron saqueos de los sectores populares en el marco de los conflictos bélicos. Tras la batalla de Caseros, que puso fin al segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas en 1952, los propios soldados derrotados del “Restaurador de las leyes” comenzaron a robar comercios y hogares en Buenos Aires. Una explicación que propone Di Meglio es que esa acción fue debido a una salida de una sociedad que estuvo sojuzgada por una férrea moral durante el rosismo. Al mismo tiempo, peor que las escenas de saqueos fueron las de represión que emprendió el ejército de Justo José de Urquiza, que pasó por las armas a todos aquellos a quienes se los encontrará en la calle.

Cadáveres de hombres, mujeres y, hasta niños, fueron apilados en centenares y ensombreciendo en mayor medida lo que había dejado la batalla y los robos previos.

Otro caso que analiza el libro fue el saqueo a la casa de Hipólito Yrigoyen. Cuando el caudillo radical fue derrocado por el Ejército, la clase alta y los sectores medios se adueñaron de la casa del “Peludo”, llevándose sus objetos o destruyendo otros. ¿Existió una forma de revancha política? Para Marianne González Alemán, el desvalijamiento e incendio de la casa de Yrigoyen forman parte de la necesidad de una purificación pública y moral de la vida política. Al igual que con la caída del gobierno de Juan Domingo Perón, una parte de la sociedad, a modo de revancha y con un raro sentido de justicia, pidió el escarmiento de la cárcel.

Una lógica que va más allá de la rapiña

Si se lo analiza por la coyuntura, el saqueo remarca el robo. Sin embargo, vistos en un largo periodo, los saqueos tienen otra lógica además de la del acto egoísta e individualista del hurto. La larga historia de los saqueos en la Argentina reúne los trabajos que van desde la época de la Independencia, hasta el trágico 2001. Raúl Fradkin escribió Saqueos en tiempos de revolución. Apuntes sobre la experiencia rioplatense, porque ya todo el mundo sabe que el Billiken y los manuales escolares escribieron una historia con rasgos de fábula pero está poco claro cuáles fueron los recovecos que nos avergüenzan de nuestro pasado. A ese texto le sigue El saqueo y la muerte. El día después de la batalla de Caseros en Buenos Aires, de Gabriel Di Meglio, que ya fue analizado en esta página. Si de la cuestión indígena se trata, Ingrid de Jong y Guido Cordero analizan el malón, es decir, la entrada de indígenas a saquear, incendiar, matar y tomar mujeres rehenes hasta el siglo XX. En El malón en contrapunto. Dinámicas de la diplomacia, el comercio y la guerra en la Frontera Sur (siglos XVIII y XIX), los autores rompen también con ese único imaginario violento del malón y lo estudian de una forma compleja.

Marianne González Alemán estudia la revancha antipopulista en El saqueo de la casa de Yrigoyen. Iconoclasia política y contrarrevolución (1930), y en la misma línea aunque analizando el postperonismo, Juan Pablo Artinian ofrece 1955: Saqueos, crisis y emociones políticas en una Argentina dividida.

Sergio Serulnikov estudió los sucesos que tuvieron epicentro en Rosario durante los últimos días de Raúl Alfonsín en la Presidencia con Como si estuvieran comprando. Los saqueos de 1989 y la irrupción de la nueva cuestión social. A manera de secuela, aunque en los años 90, Marina Farinetti estudió el “santiagueñazo” con Día de furia en Santiago del Estero. El 16 de diciembre de 1993.

Dos trabajos analizan las notas dramáticas de 2001 en Argentina. La cordobesa Mónica Gordillo propone La violencia anunciada. El ruido de las ollas vacías en 2001 y Jorge Ossona, Los saqueos en Lanús y en Villa Fiorito del 19 de diciembre de 2001.

Por último, Sebastián Pereyra y Pablo Sermán analizan el último capítulo argentino que se vivió principalmente en Bariloche y en Córdoba en un momento donde no había crisis institucional y donde, al contrario de los anteriores, la policía había “inducido” una protesta. Estos autores remarcan que más allá del acuartelamiento y del quite de colaboración de la policía, que posibilitaron que los civiles robaran, emergieron las estructurales desigualdades de la sociedad de ese momento.