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Los 80 años de Ringo: un estilo único que inspiró a toda una generación

El ex Beatle festejará su cumpleaños este martes con un festival por streaming que se podrá seguir por YouTube. Adelantándose al evento bateristas de la escena nacional como Andrea Álvarez, Fernando Samalea, Isa Portugheis y Jorge Araujo ponen en palabras su aporte musical y personal


Ringo Starr, el Beatle bonachón y sencillo que con su estilo único inspiró a toda una generación de bateristas, llega a los 80 años y como cada 7 de julio, convoca por las redes sociales a sus fans para que envíen sus saludos con deseos de “paz y amor”. Este año además ofrecerá un festival virtual en donde compartirá cartel con figuras estelares, como su amigo Paul McCartney, su único pero vital socio en la aventura de mantener vivo el espíritu beatle.

El evento tendrá lugar este martes, a las 21 (en Argentina), en su canal oficial de YouTube con la participación de Sheryl Crow, Ben Harper, Sheila E., Joe Walsh y Gary Clark Jr. La recaudación del encuentro musical será destinada a la Black Lives Matter Global Network, The David Lynch Foundation, Musicares y Wateraid, según anunció el propio músico a través de sus redes sociales.

Nacido en la zona más pobre de un Liverpool que, por aquellos días solía padecer los bombardeos del Tercer Reich por su apetecible puerto, la infancia de Richard Starkey, tal su verdadero nombre, estuvo marcada por la extrema pobreza, el abandono de su padre y una serie de graves enfermedades que lo tuvieron al borde de la muerte y le significaron largas internaciones que retrasaron por unos años su ingreso a la escuela.

Sin embargo, como hijo único, a Ringo nunca le faltó el cariño de su madre y tuvo la fortuna de contar luego con un amable padrastro que le regaló su primera batería, a los 12 años, cuando comprobó que el pequeño solía tamborilear todo el tiempo con sus dedos en los muebles de la casa.

En los primeros años de su juventud, comenzó a tomar cierta fama en el circuito de clubes locales como baterista, a partir de su labor en Rory Storm and The Hurricanes que solía compartir cartel con unos jóvenes que se hacían llamar The Beatles.

Ringo y sus tres futuros compañeros trabaron una gran amistad en las largas noches compartidas y hasta llegaron a rubricar esa buena química en alguna zapada, por eso no dudaron en convocarlo cuando apareció la posibilidad de firmar un contrato discográfico.

Ringo fue modelando de a poco su estilo, pero también encontró su propio perfil en la agrupación a partir de un humor gestual e inocente. Precisamente, las historias centrales de A Hard Day´s Night y Help!, las dos películas filmadas por Los Beatles, en 1963 y 1965, dirigidas por Richard Lester, giraron en torno a Ringo y, en la primera de ellas, se ganó los aplausos de la crítica que habló de “una interpretación chaplinesca”.

Esas experiencias llevaron a Ringo a incursionar años más tarde en el mundo de Hollywood, con la pequeña ayuda de su fama beatle y la amistad forjada con el comediante Peter Sellers.

A los 80 años, Ringo ya pasó por una etapa de desintoxicación del alcohol y mantiene un segundo matrimonio desde principios de los 80 con la exchica Bond, Bárbara Bach.

Desde hace unos 30 años gira de manera permanente con la All Starr Band, una formación móvil pero siempre integrada por músicos de famosas agrupaciones, que se suman a la fiesta propuesta por el ex beatle, que no tiene problemas en compartir protagonismo y aportar desde el lugar en donde más cómodo se siente: el de célebre acompañante de una banda de rock.

Imposible no quererlo

“Ringo trasciende lo de ser baterista. Es un ser que es imposible no querer. Recuerdo ser niña, muy fan de los Beatles, y siempre me atrapó su personaje, como del no lindo pero atractivo. Sigo mucho a Ringo, sus discos solistas, me encantan sus shows. El baterista Greg Bissonette dio una vez una clínica basada en los ritmos de Ringo y explicó la técnica que hay que tener para tocar esos ritmos. A veces, cuando algo es aparentemente sencillo, no es fácil darse cuenta que para llegar a esa conclusión hay que tener muchos elementos en el conocimiento. A mí me pasa eso con Ringo. Yo estoy enamorada de él antes de saber cómo toca. Es más, uso la batería Ludwig como la que solía usar él”, opinó la emblemática baterista de rock nacional Andrea Álvarez.

“Para mí es como un ícono. Genera una empatía que trasciende el instrumento para llegar a la música, y trasciende la música para llegar al sentimiento”, agregó la artista en diálogo con Telam al tiempo que Isa Portugheis, quien supo formar parte de La Pesada del Rock and Roll y de Cantilo y Punch dijo: “Ringo Starr, a quien muchos no consideraron un virtuoso del instrumento, según mi criterio fue una pieza fundamental en la base rítmica de Los Beatles. Su timing casi perfecto llevó a acompañar con su tempo siempre justo el extraordinario desarrollo de estilos que concretaron los Beatles a través de su carrera. Otro motivo de su estrella ha sido su extraordinario sentido del humor, que no necesitaba palabras. Sus gestos, morisquetas y caras locas también ayudaron a ponerle esa pizca de humor a las locuras que hacían Los Fabulosos Cuatro”.

Por su parte Jorge Araujo, baterista de Divididos, Monos con Navaja y Gran Martell contó desde su experiencia: “Ringo es el baterista de Los Beatles. Los Beatles fue el primer grupo elegido en mi niñez así que, por ende, soy baterista por él. Cualquier ritmo o fill que uno escuche de Ringo nos va a remontar a una gran composición de Los Beatles. Hasta el día de hoy, lo veo tocando en conciertos en estadios, con los monitoreos que tenían, que eran realmente pésimos, y no se puede creer. ¡Era un metrónomo!”.

Por último Fernando Samalea, percusionista de Charly García, Gustavo Cerati e Illya Kuryakiy and The Valderramas, entre otros, apuntó: “Siempre me cayó muy simpático, como le habrá pasado a millones. Ringo demostró que a fuerza de carisma se puede cautivar a la audiencia e ir más allá, aún tapado por una batería o desde el fondo del escenario. Quizá solo haya tenido un antecesor: Gene Krupa, el que se destacaba a pura locura en la orquesta de Benny Goodman, allá por los treinta. No diré nada nuevo: es un auténtico baterista de canciones. Sus ritmos simples y precisos suelen dejar silencios estratégicos para ser completados por panderetas o cowbells. Cada golpe es parte de la composición, y no del lucimiento de un instrumentista. Se dio el gusto de componer, cantar, actuar y vivir al máximo las excentricidades de los roqueros de entonces, hasta codeándose con la nobleza, para quienes el mundo material era una gran juguetería al servicio de sus antojos. Desafió salud y espíritu junto a Keith Moon o cuanta estrella se encontrase a su altura. Sin demasiada conciencia, estaban inventando algo que no existía. ¿Quién podría haber imaginado la cantidad de bandas tributo que depararía ese presente alocado y mágico?”.

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