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Limonero: una editorial que apuesta a la magia de los libros ilustrados para todo el mundo

Con cinco años de existencia la editorial infantil ya se destaca en el ámbito nacional e internacional. Premiada como la mejor en su rubro de América Latina, sus directores sostienen que los libros ilustrados, además de transmitir contenido, son objetos que se atesoran y dignos de colección


Especial para El Ciudadano

Limonero es una editorial porteña que nació en 2015. Luego de cinco años es un sello editorial que se destaca tanto en el ámbito editorial nacional como internacional.

El año pasado fue premiada como mejor editorial infantil de América Latina y América Central en la Feria del Libro de Bologna y en mayo pasado, Albertine Zullo, ilustradora a la que le han publicado cuatro traducciones, ganó el Hans Christian Andersen, el máximo premio al que se puede aspirar en el mundo editorial infantil. Los libros ilustrados son un objeto que se cuidan como un tesoro.

Con tamaños más grandes o más chicos, tapas duras, ilustraciones de todos colores, nos acompañan por años e incluso, toda la vida. Esto lo saben muy bien los editores de Limonero, Manuel Rud y Luciana Kirschenbaum.

“Me crié en una familia bastante lectora, trabajo en una editorial, para otras editoriales, y es muy difícil definir algo que forma parte de mi realidad de todos los días.

Aun así, definitivamente es una forma de acceder a otros mundos mejores, acceder a otras realidades desde la imaginación pero que posibilitan también construirlas.

Una herramienta potente de transformación. Y los libros ilustrados que hacemos junto a otras editoriales, creo que además de transmitir cierto contenido, como objeto son un tesoro, dignos de colección”, asegura Rud.

Limonero surgió como una manera de llevar adelante un proyecto propio entre los editores. “Con mi socia Luciana trabajamos hace más de veinte años en servicios editoriales, desarrollando material para libros de textos de Estados Unidos que publican para la comunidad hispana de allá.

Hace mucho que estamos en contacto con materiales de literatura infantil y también que teníamos la idea de armar una editorial propia, que recién pudimos concretarla en 2015.

Nuestra expectativa era contribuir al universo editorial con un catálogo de materiales traducidos al español y originales en lengua española, siempre que sean libros ilustrados”, cuenta el editor.

Libros ilustrados para todo el mundo

El premio que obtuvieron el año pasado en la Feria del Libro de Bologna fue un gran reconocimiento para una editorial tan incipiente. Sobre esa experiencia, Rud menciona: “Fue una enorme sorpresa. Es una editorial que tiene pocos años, para nosotros esa Feria es referencial, es la meca del libro ilustrado.

Antes de lanzarnos como editorial la visitamos y buena parte de nuestro catálogo de traducción nació de haber estado ahí. Pero nunca pensamos que íbamos a recibir este premio.

Es importante en términos de reconocimiento en la industria y de los colegas, porque las nominaciones la hacen los expositores de Bologna, por eso fue un doble honor”. Como editorial resisten la idea de que los libros ilustrados son sólo para las infancias, también aseguran que es un objeto para personas adultas.

“No creo que nuestros libros sean para chicos de una edad específica, pensamos que nuestros libros pueden ser leídos por chicos y adultos, y esa es la contribución que hacemos.

Creemos que en el libro ilustrado, el cómic, la novela gráfica, los adultos se permiten consumir literatura ilustrada sin que eso le represente un prejuicio”, señalan.

Emoción y deseo para publicar

Entre algunos de los títulos que publicó Limonero se encuentran Clara y el hombre en la ventana de María Teresa Andruetto y Martina Trach; Achimpa de Catarina Sobral; La niña que contaba, de Andriy Lesiv y Romana Romanyshyn; El ascensor, de Yael Frankel, entre otros.

Muchos de los autores pertenecen a países muy diversos como Argentina, Polonia, Estados Unidos, Chile, Portugal, Australia, Suiza, o Ucrania, y eso se percibe en las particularidades de las historias y de las miradas.

“Apenas teníamos un año de existencia cuando  vimos un libro de Albertine y Germano Zullo que es su compañero y el autor de muchos de sus libros, que se llamaba Línea 135.

Pero la editorial suiza de origen nos comentó que éramos muy nuevos para vendernos los derechos para la traducción y nos quedamos con las ganas. Pero al año siguiente encontramos un libro que nos emocionó, que es Mi pequeño y volvimos a hacer la gestión para ver si podíamos conseguir los derechos.

La editora del sello suizo entendió nuestra emoción y nuestro deseo de querer publicarla y nos vendió los derechos y finalmente lo publicamos en 2016.

Para nosotros fue un libro muy reconfortante, nos dio mucha visibilidad, ganamos varios premios con él, en la Feria de Bologna por ejemplo y la Cámara Argentina de Publicaciones nos premió como el libro mejor editado en 2016.

Y como es una ilustradora que nos enloquece la seguimos en varios de sus libros posteriores: Palabras para la noche, un libro con instrucciones para dormir bien muy surrealista; el año pasado Bimbi, en la misma línea gráfica que Mi pequeño, muy minimalista, de lápiz negro, en blanco y negro, que es una especie de cuaderno de artista de Albertine sin palabras, que es una maravilla, y este año publicamos ¡Ya vienen!, que es el inicio de clases desde el punto de vista de la maestra.

Es una autora que nos encanta, estamos muy gratificados que sea parte de nuestro catálogo”.

Lectura y cuarentena

Limonero es una de las treinta editoriales que participan de Bidi, la biblioteca digital que se lanzó para acompañar a los chicos con literatura en cuarentena.

Ahí la editorial participa con ocho títulos que están al alcance de cualquier alumno que se haga un usuario e ingrese con clave. “Para nosotros internamente no fue un debate, estuvimos rápidamente de acuerdo en participar, es un debate entre los editores, autores, el hecho de si ceder o no en este contexto un material, la verdad que es entendible porque los editores y los autores viven de las regalías del derecho de autor, pero rápidamente nos dimos cuenta que teníamos que hacer lo nuestro a través de canales apropiados, entonces ante la convocatoria del Ministerio de Educación aceptamos ceder los derechos por unos meses, para que algunos de nuestros libros estén en la biblioteca digital.

En principio los cedimos por tres meses pero es probable que hagamos una prórroga como muchas de las editoriales porque nos parece que por un lado tenemos que seguir adelante haciendo nuestra actividad, pero también hay una responsabilidad social y creemos que si hay un momento para contribuir liberando algún contenido, es este”, explica Rud. Desde Limonero no coinciden con aquel discurso que asegura que las infancias no leen.

“No coincido porque creo que no es estadístico. Es verdad que hay diferencia en los últimos años en el grado de concentración o en el tipo de lectura, no es lo mismo leer un libro en papel que en digital, la atención es distinta.

No creo que los chicos lean menos, leen cada vez más pero con una atención distinta. El libro sigue guardando esa especie de efecto somnífero hipnótico y es por eso que chicos y grandes se permiten pausar el tiempo y dedicárselo a la lectura.

No soy apocalíptico ante los nuevos formatos, me parece que sigue siendo lectura. Creo que no son excluyentes, para mí los niños nunca dejaron de leer, veo mucha actividad en relación al acceso al libro y de la lectura.

El libro es un lugar para salir de las pantallas y también los padres  quieren evitar que sus chicos estén todo el día pegados a una pantalla buscando alternativas para entretener y formar”.

Próxima publicación

Aunque el cronograma de publicación ha sido modificado por el contexto de pandemia mundial, Limonero continúa publicando y creando nuevos libros. Próximamente se publicará Esa cuchara, de la reconocida escritora argentina Sandra Siemmens con ilustraciones de la española Bea Lozano.

“Nuestro cronograma de publicación continúa aunque los canales de venta más importantes para nosotros, las Ferias, donde el editor puede hacer una diferencia, se cancelaron o se reprogramaron de manera virtual.

Creo que de todos modos somos unos privilegiados porque podemos mantener la actividad”, finaliza Rud.

 

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