Espectáculos

“La Vigil”. Libros hechos por el pueblo

Las curadoras Sabina Florio y Cynthia Blaconá hablan de la muestra “La Vigil a través de sus colecciones. Legado y vigencia de una experiencia cultural popular”, donde se exhiben cuadros, fotos y libros del gran emprendimiento cultural rosarino


“Ese libro es Rosario, esa ciudad, en sus dos ediciones, la que se vendía al público en general y la edición de lujo de tapas duras” –señalan las curadoras Sabina Florio y Cynthia Blaconá al inicio del recorrido de la muestra La Vigil a través de sus colecciones. Legado y vigencia de una experiencia cultural popular y emancipadora–. “La que tenía encuadernación de lujo se utilizaba como premio. La Vigil se autofinanciaba con rifas. Entonces, la política del premio era muy interesante porque también se iba generando una relación muy colaborativa con los socios de la biblioteca, que era la gente del barrio. Ellos eran quienes apoyaban el proyecto. A su vez, la reciprocidad iba en aumento porque la rifa tenía premios muy buenos. Pero, un libro como premio ubica a ese objeto como una importante herramienta circulante del conocimiento”, apuntan. La muestra se presentó en el museo Juan B. Castagnino el pasado jueves 19 y estará abierta hasta el 18 de agosto próximo. La exposición deja en claro que la dictadura “invisibilizó” un gran emprendimiento popular que tenía como objetivo democratizar la cultura además de revalorizar a la gente –entre ellos, pensadores y artistas– de la región, pero también que se debe retomar esa experiencia.

La editorial del barrio

La Editorial Biblioteca fue creada en 1966, fruto del trabajo colectivo iniciado en 1959 a instancias del Congreso Nacional de Bibliotecas Populares, con la idea de generar ediciones a bajo costo para proveer a las Bibliotecas Populares del país, siendo su primer director Rubén Naranjo. Según las especialistas fue un “proyecto cultural, popular y emancipador del Complejo Constancio C. Vigil. Se trata de un emprendimiento colectivo y autofinanciado que se pensó desde un espacio regional y social, específico y definido, reposicionando a la región como usina generadora frente a las naturalizadas percepciones derivativas o de importación”.
La iniciativa era significativa por donde se la mirara. Los propios vecinos buscaron la forma de sostener una biblioteca, de ellos surgió la inquietud de generar conocimientos rompiendo con los “cánones” –según apuntó Florio– de lo que viene de afuera y permitir que escritores, historiadores, estudiosos, artistas y fotógrafos rosarinos, entre otros, editaran su producción intelectual. “Fue un proyecto netamente descentralizador que llevó a romper con la dicotomía centro–periferia. La editorial se plantó por fuera del centro de la ciudad, en barrio La Tablada; por fuera del centro del país, en una ciudad del interior; y también produjo y se pensó por fuera de los centros de conocimiento mundial”, explicó Florio.
“La política para la realización de enciclopedias es muy interesante porque se buscó a gente especializada en cada tema. También se realizó a partir de una importante descentralización con pensamiento de la región y por su gente. Usualmente, reproducimos cosas que se traen de afuera con una impronta canónica que repiten lecturas de gente extranjera. Acá se genera la investigación local. Con Rafael Ielpi, Jorge Riestra, así como también artistas de la región. Convocaron a Adolfo Prieto para pensar y escribir la historia. Es decir, hay un intercambio muy interesante con la universidad, con el campo intelectual”, explicaron las especialistas en arte. Es que la intención de La Vigil fue terminar con la cultura para unos pocos y se planteó como un nexo entre los intelectuales y la gente del barrio, afirmaron Florio y Blaconá.

De Rosario al mundo

La editorial editó más de noventa libros que integran dieciséis colecciones de distintos géneros, entendiendo al libro como herramienta educativa-cultural para dar a conocer autores locales y hacer que “la gente crezca”, analizaron las curadoras. “Las tiradas que hacía La Vigil son destacables. Por un lado se distribuía para la venta pero también existía una gran parte para intercambio con otras bibliotecas. Raúl Frutos, uno de los directores de la biblioteca, se dio cuenta que hay un programa de la Unesco, que tenía una red con una trama de intercambios y, si vos ingresabas en esa relación, recibías material de la Unam (Universidad Autónoma de México), de Francia, de Polonia, etc. Material de excelencia y que muchas veces no circulaba en el mercado de libros. Por esto es que hay una política de insertarse en tramas con otras instituciones culturales del mundo”, destacaron las curadoras.

El proceso de creación

“Pensamos la muestra a través de las colecciones de la Editorial Biblioteca de La Vigil. Pensamos en reconstruir la historia, el contexto general y después, sala por sala, recreamos un clima en cada colección”, contaron Florio y Blaconá. “Son 16 colecciones. A veces una recuerda una visión fragmentada por los libros que tenía en su casa, pero, tener una visión de conjunto con sus criterios en cada edición, con su tipo de lenguaje, con la relación con la imagen, con la perspectiva regional y con la historia de los invisibles que plantea La Vigil, es lo que nosotras quisimos mostrar. En cada sala pensamos un criterio para entrarle a cada colección. Sobre todo, aquellas dedicadas a la imagen”, apuntaron las responsables de la muestra haciendo pie en sus especialidades. “Los antiguos directores trabajaron cómo se construyen relaciones a través de la visualidad”, explicaron.
Al emprender el recorrido de la muestra de los libros editados por la editorial-biblioteca se inicia una senda que sumerge al visitante en la historia de la editorial que tuvo fuertes rasgos cooperativistas. Se observan las imágenes de la región como “La Colección Imagen” que está compuesta por tres obras de carácter enciclopédico Santa Fe: el paisaje y los hombres, Paraná, el pariente del mar y Cuyo, una respuesta al desierto –que no pudo imprimirse por la intervención militar–; y dos libros de imágenes, Rosario, esa ciudad y Desde el camino. “El objetivo principal de estas ediciones fue brindar una imagen nueva de las provincias más allá de los relatos tradicionales”, explican las curadoras. En la parte de la exposición titulada Colección artes visuales: una plataforma cultural, las críticas de arte eligieron poner, entre otros, Oda al Paraná, el primer libro de la editorial fruto de la unión del poeta Carlos Gallardo con el plástico Oscar Herrero Miranda, y del interés de publicar de Rubén Naranjo, quien concretó la edición en 1965. En el recorrido también se pueden encontrar libros pedagógicos y libros infantiles, también fruto de la unión entre escritores y pintores. Una filmación de La Vigil como centro de cultura en una Argentina del trabajo, completa la muestra.

La noche y el día

Al igual que los nazis –que quemaron libros además de aniquilar gente–, la última dictadura cívico-militar eliminó libros, los hizo “desaparecer”. La Vigil es un claro ejemplo de un intento del pueblo por educarse y cultivarse, para que desde el gobierno de facto se corte con esa democratización. La noche de la editorial-biblioteca llegó en 1977 cuando desarticularon sus proyectos y secuestraron libros y cuadros, entre otras cosas, que aún hoy se están buscando. Con el célebre cuento de “normalizar las cuentas”, la gestión de la dictadura terminó con el proyecto cultural. En ese sentido, quienes buscan justicia califican a este caso de “genocidio cultural”.
A pesar de esto, quienes estuvieron implicados en esta empresa cultural, buscan hacerla resurgir. Florio y Blaconá proponen la muestra a modo de reflejar lo que se hizo y se puede hacer desde Rosario.

Para mostrar lo artístico del texto

Las muestras de libros aparecen como una nueva e interesante perspectiva artística. En esta oportunidad, las curadoras pertenecen al campo de las artes. Sabina Florio es doctora en Humanidades y Artes con Mención en Historia, Universidad Nacional de Rosario. Profesora y licenciada en Bellas Artes. En 1999 obtuvo el título de Magister en Estudios Sociales Aplicados en la Escuela Universitaria de Estudios Sociales de la Universidad de Zaragoza, España. Se desempeña como profesora titular en la asignatura “Problemática del Arte Latinoamericano del Siglo XX”, terreno en el que se especializa. Cynthia Blaconá es licenciada en Bellas Artes (FHyA, UNR). Actualmente es profesora superior de Artes Visuales en la Escuela Provincial Artes Visuales Nº 3031, donde se desempeña como regente y profesora. Ambas cuentan con amplia experiencia en la realización de muestras dedicadas a artistas locales.

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