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Las oportunidades de Mónica Fein

Por David Narciso

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El gobierno municipal reconoce que se tensó la relación con la oposición como hacía mucho no ocurría, pero está convencido de que las tres partidas que ganó en el Concejo –sesión especial para forzar subsidios a inundados, pretensión de frenar la licitación de una guardería náutica y la comisión investigadora de concesiones– no son más que fuegos de artificio articulados por ediles que van a la reelección o buscan nuevos horizontes, tal es el caso de Alberto Cortés (PSA), Jorge Boasso (UCR), Héctor Cavallero (PPS), Norma López (FPV), Diego Giuliano (PJ) y Laura Weskamp (PRO).

En el Palacio de los Leones se impone la idea de que esas jugadas impactan más en el “microclima de la política y los medios de comunicación” que en la realidad, y que la fortaleza del oficialismo está en su inserción en los barrios, las obras en marcha y la articulación con instituciones y grupos comunitarios que demandan soluciones día a día. Recién la noche del 27 de octubre se podrá corroborar si esa lectura de la realidad es acertada.

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Si se repasan las obras en marcha, las de alto impacto no pertenecen en sí al municipio. Las remodelaciones de Ovidio Lagos y la demorada Rivarola (en los últimos días la provincia pidió el proyecto de obra de 27 de Febrero, desde Perón hasta barrio Santa Lucía), más las colectoras de Circunvalación (es la Nación, pero la ciudad libera la traza y reubicó cientos de familias), la segunda etapa del barrio de Travesía y Juan José Paso, el Acuario, el Aliviador 3 debajo de calle Sorrento para descomprimir el entubamiento del Ludueña, la progresiva intervención en el ex Batallón 121 y la escuela técnica a iniciarse en San Martín y Circunvalación son financiadas por la provincia, pero al ser el mismo partido ese “plusvalor político” derrama sobre el gobierno local.

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En tanto, Mónica Fein juega su presupuesto en un plan de obras, podría decirse, minimalista. Reparación de veredas, escamonda de 35 mil árboles, plan de bacheo, algo de pavimentos, ciclovías, acondicionamiento de 135 plazas, rehabilitación y cambio de perfil de los ex Centros Crecer (ahora CTR), contenedores y servicio de recolección de residuos reconcesionado. Y cloacas: “Hay tres barrios donde se están terminando las obras y cinco en lo que están arrancando. Hace mucho tiempo que no había ocho barrios a la vez con obras de cloacas”, se jactaba la semana pasada un secretario en el Palacio de los Leones.

A todo esto, Fein se trajo media palabra de funcionarios nacionales para concretar proyectos de cloacas (no sería vía autorización de préstamos externos sino por presupuesto) y viviendas. “Obras que movilicen la economía y de mano obra intensiva”, es la contraseña para sentarse a hablar en la Casa Rosada.

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Teniendo un gobierno provincial amigo que asume las obras más costosas, la orientación que Fein le está dando a los recursos municipales tiene lógica. Por dos motivos: porque al presupuesto no le da el cuero para mucho más, y porque es evidente la demanda para que la intendencia concentre esfuerzos en los servicios básicos. Esa demanda no es neutral; tiene packaging de reclamo y reproche, y es directamente proporcional al déficit de mantenimiento urbano de los últimos años que ahora se intenta revertir.

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En definitiva, asoma nítido el cambio de prioridades en materia de obras públicas de las administraciones socialistas. Las gestiones entre 1995 y 2003 hicieron eje en inversiones de enorme impacto, como los centros municipales de distrito y la remodelación de las avenidas-eje. Inversiones millonarias que elevaron la escala de la ciudad. Concretados esos objetivos, el Estado municipal está obligado a enfocar una escala más pequeña, casi microbarrial, en sintonía con una realidad que complejiza las grandes urbes, las pone en tensión y las engorda de gente de todos los escalones de la pirámide social, como lo demuestra el reciente informe del Ipec: 70% de los santafesinos vive en el 7% de las localidades.

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Volvamos al interrogante inicial sobre cómo llega el gobierno de la ciudad a las elecciones de concejales.

La intendenta Fein, que está en persona al frente de las negociaciones, confirmó que Miguel Cappiello encabezará la lista. El ministro es algo así como una síntesis de lo que más valoraron los rosarinos de dos décadas de gestión. Su imagen es indisoluble de la de Hermes Binner y fue protagonista de la construcción del modelo de salud pública al igual que Fein.

La intendenta tiene claro que Carlos Comi (CC-ARI) y la radical Daniela León por su desempeño en el Concejo completarán los tres primeros casilleros, aunque falta definir quién será el segundo.

Esa lista, que será la principal del FPCyS, tiene más aspirantes que lugares expectables.

La multifácética UCR tiene otros sectores, que si bien participan en el Ejecutivo, piden lo suyo. Por eso la Departamental Rosario aclaró que no habló de candidaturas con otros partidos del Frente. También hay disconformidad en el GEN con el quinto casillero ofrecido.

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Ya sea por estrategia propia o porque el Frente no lo incluirá, el espacio opositor radical de Jorge Boasso y María Eugenia Schmuck irá a las urnas con otro sello partidario.

Boasso quisiera protagonizar una lista de diputados nacionales, pero hoy es improbable que ocurra. Su salto al PRO, donde de por sí hay dificultades para armar la lista, es un eterno amague. Todo indica que se resignará a ir por 24 años como concejal.

Su socia circunstancial, María Eugenia Schmuck (el candidato es Sebastián Chale) mostró habilidad para hacerse un lugar en el plató político de la ciudad. Por las características de ambos concejales, se adivina que este espacio animará la elección.

Otro contendiente de peso será el kirchnerismo, aunque en el mundo PJ todo está verde. Mientras no se desenrede el arriba, el abajo está lleno de candidatos a los que les resulta difícil hilvanar estrategias.

El PRO no pasará desapercibido en las capas medias que otrora fueron voto cautivo del socialismo y que en las últimas elecciones viene dividiendo con la fuerza de Macri, el PS, Boasso y en parte Giuliano.

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Aun cuando iguale la peor elección municipal y consiga 24/25 por ciento de los votos, el escenario le plantea oportunidades al gobierno de la ciudad teniendo en cuenta que los diferentes referentes de la oposición se desperdigarán en varias listas que apuestan a conseguir la reelección de quien encabeza la lista.

Hay dos escenarios alternativos al descripto, aunque hoy improbables. Que al oficialismo le vaya muy bien y ronde o supere el 30 por ciento de los votos, proyección que no se ve ni siquiera en las encuestas propias. O que esté por debajo de ese piso histórico y entonces, aún saliendo primero, se abra un signo de interrogación sobre el futuro.

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