Ciudad

Noche de furia

La situación que generó furia en Dreyfus se replica en la región

Desde el sector transportista desgranaron las malas condiciones que soportan los choferes mientras esperan para descargar.


Los hechos de violencia que se produjeron el martes a la noche en el marco de una protesta de camioneros en las instalaciones de la planta aceitera de Dreyfus en General Lagos dejaron al descubierto los niveles de tensión que está generando en toda la región el transporte por ruta de la “supercosecha” de cereales y oleaginosas, especialmente soja, de la última campaña. Ayer, en las áreas que no habían sido afectadas por el fuego del grupo de origen francés que tiene su sede principal en Amsterdam, Holanda, se completó el proceso de descarga del millar y medio de camiones que esperaban cuando se produjeron los desbordes, pero no recibieron más, situación que se mantendrá “hasta nuevo aviso”, según refirieron los transportistas que les informaron desde la cerealera.

“Esperamos que con el 1º de Mayo y con la lluvia todo se apacigüe un poco”, se esperanzaron desde el sector. De hecho, otro de los grandes jugadores del complejo oleaginoso, la multinacional de origen norteamericano Cargill, dio aviso de que no se desviará carga de otras terminales hacia Alvear “debido a que está cubierta la capacidad operativa” de esa planta. Y también que “debido al feriado nacional” que se conmemora por el Día de los Trabajadores, “no se han otorgado cupos”, y que “para no generar demoras en los transportistas”, se habían otorgado “la mitad de los cupos normales” para hoy.

Se cuentan por decenas de miles los camiones que en forma diaria llegan desde todo el país a los 19 puertos de la región, y el malestar y las fricciones son una constante en todos. “Es una lotería: puede ser que el transportista esté unas pocas horas, descargue y se vaya como también puede pasar que esté esperando un día entero o dos”, marcaron desde el sector. Y en esa espera recordaron que en no pocos casos los camioneros soportan también episodios de violencia: el martes mismo en que la situación se desbordaba en General Lagos, un camionero era asaltado cerca del ingreso a la playa San Miguel, entre San Lorenzo y Puerto San Martín, cuando llevaba 12 horas esperando turno para descargar.

Los transportistas insistieron ayer en destacar las malas condiciones en las que los conductores deben esperar para descargar sus vehículos –en particular baños, comedores y demás infraestructura incluyendo caminos– y marcaron que, aunque los distintos sectores involucrados vienen trabajando en conjunto, la presente cosecha récord mostró como insuficientes los avances que se habían logrado.

En ese explosivo marco se sucedieron los hechos en Dreyfus, aunque voceros de la empresa mencionaron ayer que las demoras para la descarga “son las habituales en esta época del año”.

También salieron a decir los suyo los referentes del gremio que nuclea a los trabajadores aceiteros, quienes cumplían turno cuando se desató la batahola. Desde el sindicato, que ayer fijó posición a través de un comunicado de prensa, acusaron a la multinacional de crear un “clima hostil y violento” en medio de la negociación paritaria que viene peleada: de hecho los empleados del sector están cumpliendo los turnos en el marco de una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, que vence a las 14 de este lunes.

Por último, la Federación Aceitera también recordó que al menos una decena de vehículos particulares de los empleados quedaron totalmente destruidos, lo que será parte de otro reclamo gremial hacia la empresa, por fuera de la pelea salarial.

Un fosforito

Los graves incidentes en General Lagos se dieron en medio de la protesta de transportistas de granos por las demoras para la descarga. Eso derivó, el martes a la noche, en una feroz batahola y el incendio de parte de las instalaciones de la planta aceitera. Allí tuvieron que intervenir ocho unidades de bomberos provenientes de Arroyo Seco, Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Villa Constitución para apagar el fuego y una treintena de efectivos policiales, quienes actuaron tirando gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los violentos.

Con el panorama mas calmo y agentes aún custodiando la planta, desde la empresa enviaron ayer temprano un comunicado a los medios en donde cuantificaron los daños que se produjeron y dieron su versión de los hechos.

Los voceros de la multinacional describieron que todo comenzó a las 19.30 cuando un grupo de personas “aún no identificadas” desataron una “agresiva” protesta que pronto escaló con el incendio de los sectores “portería, enfermería, y calada”, que se agravó con “la rotura de una veintena de autos”, para culminar cerca de las 21.40 “luego de que la Policía restableciera el orden y los Bomberos apagaran el fuego”.

Las fuentes de Dreyfus contactadas por este medio hicieron eje en que la “descarga de camiones estaba funcionando dentro de los parámetros habituales para esta época de plena zafra” y “sin demoras extraordinarias”. Pero desde la Federación Aceitera lo desmintieron en forma tajante: “Esta organización ya ha denunciado la práctica empresarial de otorgar cupos de descarga más allá de la capacidad de la planta y de las posibilidades de organización del proceso de descarga. Esta situación ha sido denunciada en reunión del comité mixto de Seguridad e Higiene en la empresa, el día 21 de abril de 2015”, indica el comunicado sindical.

Donde hubo fuego

En la mañana de ayer empleados del área de coordinación logística despejaron la playa de camiones para seguir evaluando en detalle los daños. Tras eso, una versión no confirmada indicó que la planta permanecería 30 días cerrada, un plazo que, en el flujo internacional de cereales y oleaginosas –y con los millonarios valores que manejan– suena prácticamente imposible.

En tanto, el jefe de la Policía de Rosario, Miguel Ángel Oliva, confirmó que todo se inició con la protesta de un grupo de camioneros que “se salió de control”.

“En el lugar había más de 200 camiones a lo largo de la ruta y hacía más de 48 horas que estaban ahí, cansados de esperar. Eso pudo desencadenar el enojo, que derivó en que también tengamos cuatro efectivos policiales con contusiones por piedrazos”, agregó el uniformado en declaraciones a las emisora local Radio 2.

Tras eso, Oliva ratificó un dato que ya había trascendido la misma noche del martes. Y es que en la planta también actuaron “varias personas encapuchadas mezcladas entre los trabajadores”.

“Estimo que había agitadores en el lugar, pero necesito más pruebas. Esto es material de investigación”, describió el jefe de Policía.

Algunas versiones que circularon ayer indicaban que esas personas con rostros tapados estarían vinculadas al sindicato que nuclea a los empleados aceiteros. Sin embargo, desde el gremio desmintieron tajantemente esa versión: la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines (nombre formal del sindicato), denunció que la firma otorgó cupos de descarga “más allá de la capacidad de la planta” con el objetivo de “crear un clima hostil y violento” en el marco de la paritaria que se esto llevando adelante.

El dato tampoco es menor: el acuerdo salarial de los aceiteros logrado el año pasado venció el pasado 31 de marzo y el reclamo salarial –que el básico pase de los actuales 10.500 a 14.931 pesos mensuales– fue resistido por la parte empresaria, que ofreció un aumento del 24 por ciento, apenas un poco más que la mitad.

Aunque el próximo lunes habrá una nueva audiencia entre las partes, los trabajadores se preparan para la pelea: “La negociación se prolonga hace casi un mes y no hay perspectivas de acuerdo. Si no hay una respuesta a nuestro petitorio en la audiencia del lunes 4, daremos inicio al plan de lucha con la huelga nacional, en conjunto con los compañeros de la CGT San Lorenzo”, advirtieron desde el sindicato en un comunicado.

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