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La semana “D” del sindicalismo argentino

El entrefiestas más agitado del sindicalismo argentino de, por lo menos, los últimos 20 años tendrá dos días claves. Este miércoles 27 de diciembre, en donde tendrá lugar la movilización de la CGT y los sectores que se sumen, y mañana jueves, cuando se formalice el Confederal en Azopardo


Juan Manuel Morena

El entrefiestas más agitado del sindicalismo argentino de, por lo menos, los últimos 20 años tendrá dos días claves. Este miércoles 27 de diciembre, en donde tendrá lugar la movilización de la CGT y los sectores que se sumen, y mañana jueves, cuando se formalice el Confederal en Azopardo. Dos eventos que marcarán el pulso del futuro inmediato de la representación obrera en el período Milei que, todo indica, será una de las más complejas de las últimas décadas dada la intransigencia inicial al diálogo del gobierno nacional. A lo que se suma un aceitado aparato represivo listo para actuar a la primera orden de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

El contexto es alarmante para el movimiento sindical. El ministro del Interior, Guillermo Francos, no pudo contener a la dirigencia gremial. El nuevo gobierno tiene la decisión, hasta hoy, de no negociar. Esta es la señal. La peor señal que esperaban los sindicalistas, y pocos son los que están pudiendo acomodar la conversación. Hay que ir a la cancha.

El primer puntapié fue definido el pasado jueves durante una reunión de urgencia en la sede de la UOCRA, el escenario elegido para los últimos encuentros claves de la central. Esta vez para evaluar acciones contra el mega DNU 70/2023 de Javier Milei. Los dirigentes barajaron tres opciones: paro, paro general con movilización y movilización. Finalmente se impuso la última moción, como paso previo a una «protesta conjunta del movimiento obrero nacional», según confirmó la entidad más tarde en un comunicado, cuya definición concreta acerca del día se daría en un plenario que tendrá lugar este próximo jueves.

La movilización de hoy puede tener más adherentes que efectivamente los que la CGT busque llevar. Las señales internas no son multitudinarias, pero las bases pueden estar generando un caldo de cultivo diferente. Eso es lo que se busca: masa crítica y el momento adecuado, y es lo que algunos experimentados saben, esperar el momento. El momento y la oportunidad. No forzar. Pero tampoco quedarse. Algo que hay que volver a ejercitar.

En ese marco, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Rodolfo Aguiar se adelantó y consiguió que el juez federal en lo contencioso administrativo Esteban Furnari admita tratar un amparo para frenar el polémico DNU. Y casi seguro que lo que presente la CGT caiga en el mismo juzgado. Primera carta en juego con probabilidades positivas.

La movilización a Tribunales será simbólica. Nadie recibirá nada en el edificio, nadie presentará nada. La presentación de CGT será electrónica, el trámite a distancia del fuero judicial. Pero será simbólica en muchos sentidos. Puede ser un gran catalizador. Algo que Milei logrará rápido, aparentemente, será juntarlos a todos. El espanto es enorme ante las lesivas medidas tomadas las primeras semanas de gobierno.

El Senado romano del sindicalismo

Después de la jornada callejeras, el jueves se realizará el Comité Central Confederal convocado por la conducción cegestista. La reunión de los pesados. Los N°1 de la categoría. El encuentro de todos los secretarios generales de los sindicatos adheridos a CGT con personería gremial y los delegados designados según los cotizantes declarados (no es información pública). En principio se hará en Azopardo, con el dato de que en el último Confederal quedaron delegados afuera. Aparentemente no entran ahí.

El Confederal debería ser el ámbito de debate que delinee el tipo de organización y lucha que dará la CGT ante el escenario que planteó el presidente Milei y que se puede agravar de un día para el otro. Hoy el gobierno tiene una decisión de enfrentarlos. Es una batalla de principios, con las fuerzas del cielo invocadas. La CGT tiene artillería de tierra antiaérea, hasta ahora “La Indestructible”. El highland es el modelo sindical argentino.

El Confederal también empezará a mostrar algo que muchos no quieren ver y otros no se atreven, la CGT va a una nueva conducción. Los pavos reales desplegarán sus plumas. Otros las recogerán. Asistimos a un cambio obligado, sobre todo ante la ofensiva brutal de cercenamiento de derechos laborales que recaerán sobre toda la clase trabajadora.

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