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La sangre, sin reemplazo

Por Luciana Sosa. “Se probaron infinidad de métodos para crear una sangre que no provenga del ser humano, pero nada dio resultado”, explicó Américo Troglia, coordinador del Programa Provincial de Hemoterapia.

Con una importante convocatoria, se conmemoró ayer el Día Mundial de la Donación de Sangre en Rosario. En la calidez del salón de actos de la escuela Normal 2, en Córdoba al 2000, recibieron a los dadores de sangre, en su mayoría jóvenes. Las donaciones fueron derivadas a los hospitales provinciales de la ciudad con el fin de abastecer a los pacientes que necesiten. “A lo largo de los años se probó reemplazar, crear una sangre que no provenga del ser humano para no necesitar de las donaciones voluntarias, y se descubrió que ésta es la única vía. No existe nada parecido ni mejor que la sangre humana, así que seguiremos trabajando por la donación voluntaria”, confió a El Ciudadano el médico Américo Troglia, coordinador del Programa Provincial de Hemoterapia.

Junto a Néstor Manzelli, coordinador del equipo provincial de hemoterapia, Troglia destacó que Argentina fue el país elegido a nivel mundial para ser el centro de la convocatoria por la donación de sangre. La iniciativa fue tomada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por eso la mayor cantidad de actividades se realizó en el país. El próximo año el eje de la convocatoria tendrá lugar en Corea del Sur.

Junto al Ministerio de Salud de la provincia y al Registro Nacional de Células Progenitoras Hematopoyéticas, en Rosario se sumó el grupo Donemos Vida, que trabaja por la difusión y donación de células madre, extracción que se les realizó a quienes se acercaron al salón de actos del centenario establecimiento educativo.

Sobre la asistencia, Manzelli remarcó que la mayoría de quienes se acercaron a donar sangre son “jóvenes que ya han venido informados, así que casi no realizaron preguntas, lo cual nos alegró mucho dado que es una muestra de que estos chicos toman conciencia de la importancia de este acto. Por otra parte, la gente mayor se preocupó por desterrar algunos mitos como si podrían contagiarse de alguna enfermedad venérea o no por donar. Les dejamos bien en claro que eso es imposible porque aquí se utilizó material descartable”.

A su vez, Troglia mencionó: “Llevo 40 años trabajando en el ámbito de la salud y desde entonces se ha estado buscando la alternativa para reemplazar a la sangre humana. Se trabajó con infinidad de métodos para reemplazar la sangre, con líquidos preparados especialmente, algunos sintéticos, pero ninguno pudo reemplazar la defensa de los glóbulos rojos, tampoco el traslado del plasma. Por eso, la sangre humana es la mejor y la única vía para ayudar a otro que necesite una transfusión. Por ende, no hay otra manera de ayudar al paciente que la necesita si no es a través de la donación voluntaria”.

Por este motivo, y para restar el frío ambiente que puede tener alguna sala de hospital, los organizadores buscaron un espacio ameno y cálido para este encuentro: el salón de actos del Normal 2.

“El telón rojo, la madera que reviste la sala y el piano sobre el escenario le dan calidez al espacio así hemos sumado a muchos que no se hubieran animado a acercarse a un hospital”, confiaron los médicos.

Por otro lado, Troglia señaló que “siempre se habló de la donación de sangre a través de la emergencia, de la necesidad. Alguien donaba sangre por la necesidad de un allegado y este acto se realizaba pensando en evitar la muerte. Hoy estamos aquí para que la gente done su sangre a favor de la vida, es un mensaje completamente diferente”.

Entre los voluntarios estaba José, de 54 años, quien contó que ya dio sangre en varias oportunidades: “Entiendo que mucha gente tenga dudas sobre la donación, pero la verdad que es algo muy simple, y es una gran ayuda, así que no tienen por qué dudar”. Y, enseguida, despejó temores: “Es sólo un pinchazo”.

Por su parte, Patricio, de 18 años, se sumó a la convocatoria porque supo que la movida era a sólo unos metros de la Facultad de Derecho. “No pensé mucho en la idea, sé que es útil, que puedo ayudar a otros, tengo buena salud, así que mi aporte vale”, compartió.

En tanto, Cristina, de 19 años, donó sangre por primera vez: “Me enteré por una cadena de mails y a mí no me impresionan la sangre ni las agujas, así que sé que puedo donar tranquilamente. Pensé que la donación era algo mucho más complejo”.

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