El gobernador Antonio Bonfatti reunió a empresarios santafesinos, en su mayoría pequeños y medianos, para presentarles a Marcelo Armando, titular de la Oficina comercial que Santa Fe acaba de abrir en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y responder preguntas sobre esa representación, única del país en el emirato, que con sólo 2 millones de habitantes es una fenomenal plataforma de exportación y puerta de entrada a Medio Oriente.
El mensaje del gobernador, que estuvo flanqueado por el ministro de la Producción, el radical Carlos Fascendini, y funcionarios de Comercio Exterior del gobierno provincial, fue contundente en cuanto a que la apertura de la oficina, en un edificio donde comparte piso con el gobierno alemán y otras delegaciones comerciales, “es apenas el principio de esta historia”.
Un rato antes, el representante de la Cámara de Comercio Exterior de Rosario le había elogiado que “sólo pasó un año” entre que se los convocó para ponerlos al tanto de la iniciativa y la apertura concreta de la oficina. “Es menor tiempo del que pensamos, menos que abrirla en Buenos Aires”, ironizó.
Bonfatti y Armando se sentaron frente a un centenar de hombres de empresa en un imponente salón del primer piso de la Bolsa de Comercio de Rosario. Recalcaron que a partir de haber abierto esta puerta a Dubai, la estrategia es crear e instalar “la marca Santa Fe” y que el nombre de la empresa “sea un subtítulo”. “Es muy difícil entrar como una marca particular”, advirtieron a coro.
Armando, un ingeniero químico que trabajó para Celulosa Argentina, Dreyfus y obtuvo un master en Dubai, donde está instalado desde 2003, puso sobre la mesa dos o tres claves para empezar a hablar de la posibilidad de exportar. Señaló como requisito fundamental ganarse la confianza, un contacto inicial cara a cara, el cumplimiento de los compromisos y les advirtió que se le da mucho valor a las páginas web, que no funciona nada si no es en idioma inglés y que “están atados a las certificaciones” de calidad, entre otras (el ministro Fascendini anunció dos seminarios sobre certificación Halal, que países islámicos exigen para el ingreso de productos alimenticios). “El boca a boca es crucial. Una empresa abre contactos con otras. Si nos portamos bien se corre a las demás, como un efecto dominó”
Hizo hincapié en que la Secretaría de Comercio Exterior de Santa Fe y su oficina están dando forma a la oferta exportable de la provincia y que, en la medida que haya requerimientos, los empresarios tendrán que saber adaptar sus productos a la demanda. También les dijo que por cuestión de escala y competitividad será necesario generar alianzas entre empresas: “Va ser lento, hay que ir despacio, pero es el camino”.
Una de las dudas que surgieron durante el intercambio funcionarios-empresarios es por el perfil de la oferta exportadora. Se hizo eje en el fuerte de Santa Fe, que es la producción de alimentos. Eso hizo que se repitieran preguntas de industriales metalúrgicos y de empresas de base tecnológica y de informática sobre qué chances tendrían ellos de pasar productos por Dubai. Esto obligó tanto al gobernador como a Armando a aclarar que los productos alimenticios pueden ser la punta de lanza por las características de la provincia y por la alta demanda que hay allá (“hay furor por los productos orgánicos”, avisó Armando), pero que no descartaban nada.
Entre los que tomaron el micrófono para zanjar dudas, tirar propuestas o contar experiencias, estuvieron productores avícolas, de biodiésel, industriales metalúrgicos y de equipos de frío, de maíz POP, criadores de caballos y hasta fabricantes de réplicas de automóviles de colección, entusiasmados con entrar a un país apasionado por el automovilismo que a la hora de renovar sus patrulleros policiales prefiere hacerlo con marcas como Lamborghini, Bugatti y Ferrari. El Chevrolet Clasic no pareciera tener oportunidad.
Las exportaciones de la Argentina a Dubai crecen pero no son significativas aún en comparación con otros países de Oriente. En 2011 el país exportó por 92 millones de dólares y en 2012 por 98 millones.
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