Ciudad

La prioridad: contener a familiares y rescatar al que estuviera vivo

Por Claudio De Moya / Guillermo Correa.- En el Cemar se concentraba la información que iba llegando del lugar de la explosión. Amparo total a familiares y damnificados.


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La calle Salta al 2100 se asemejaba anoche justo a lo que era: una zona de desastre. El vallado a dos cuadras a la redonda del edificio de la tragedia impedía el paso de particulares mientras en el lugar continuaban trabajando los equipos de rescate entre la mampostería derrumbada y a la luz de potentes reflectores. En paralelo, desesperados familiares de personas que vivían en la zona de la explosión estaban a un kilómetro de allí, en el Cemar, a la espera de obtener algún dato se sus seres queridos, de los que habían perdido todo rastro e información. Allí, la angustia generalizada era contenida por un equipo de salud mental de la Municipalidad mientras el propio titular del área, Leonardo Caruana, entregaba cada 45 minutos a los familiares la información que iba llegando, con el compromiso manifiesto de que serían ellos los primeros en enterarse de cualquier dato. Hasta entonces, pasadas las 23, la información oficial difundida por el funcionario hablaba de 8 víctimas fatales –7 de ellas identificadas–; de 62 heridos –tres de ellos con riesgo de vida– de los cuales 26 habían sido dados de alta, y de 15 personas desaparecidas.

El temor no admitido en público era anoche que muchas de las personas desaparecidas hubieran quedado bajo los escombros. Y ése era uno de los ejes de la contención a familiares, ya que otro pudo haber sido su destino. “Estamos indagando en todos los efectores públicos y privados, porque hay personas que pudieron haber sido llevadas por terceros o por sus propios medios y aún no tenemos información”, dijo el secretario Caruana.

La prudencia del funcionario llegó al extremo de contabilizar cuatro víctimas fatales menos que las que había informado, antes y desde el lugar de la explosión, el juez Juan Carlos Curto, que investiga el hecho. Por la misma razón el funcionario advirtió que no se darían a conocer más listas que las que se publicaron en horas de la tarde en la web oficial de la Municipalidad, una nómina de heridos con la que se buscó que familiares supieran que quienes buscaban estaban con vida.

Mientras tanto, la línea directa era con los equipos que trabajaban sobre los escombros, en el lugar donde poco más de 12 horas antes se alzara una torre.

Ahí el trabajo era febril. Tanto allí mismo como en los alrededores resaltaba la fuerte presencia de Gendarmería y de Prefectura, asistencia enviada por la Nación que se cuantificaba en al menos siete móviles de cada una de esas fuerzas estacionados sobre las arterias cercanas y efectivos colaborando con el cercado perimetral.

Vehículos de Bomberos y ambulancias que ingresaban y salían de ese acordonado y camiones municipales cargados de escombros partiendo del sitio eran parte del cuadro, sin completarlo. A metros, en bulevar Oroño y Jujuy, permanecía la carpa instalada por la Municipalidad para recibir los pedidos de paradero por parte de familiares o amigos de los habitantes o vecinos del edificio afectado por la explosión de la mañana. Cientos fueron los que se acercaron por ese motivo. Colaboradores municipales les tomaban los datos y según la información oficial que recibieran desde el centro montado en el Cemar se les iría notificando las novedades. Las necesidades de alojamiento para quienes quedaron súbitamente sin sus viviendas habían sido cubiertas a media tarde en su totalidad. Gracias, dijeron los operadores municipales, a la sorprendente solidaridad de los propietarios de hostels y hoteles de la ciudad que ofrecieron habitaciones en número mayor a las necesidades. Médicos y personal de salud también llegaron hasta la carpa para ofrecer sus servicios. Dejaron sus teléfonos, pero ayer ese aspecto del rescate estaba cubierto. Curiosos, pero más aún ciudadanos que se acercaban intentando aportar ayuda –frazadas, agua mineral, ropa de abrigo– se congregaban en Oroño y Jujuy. Los segundos eran derivados al club Newells Old Boys o al más cercano colegio San José, dos de las muchas instituciones que se ofrecieron para recolectar y entregar esa asistencia. Junto a la carpa, mesas de la Protectora Rosario y hasta un grupo numeroso de jovencitos con pecheras identificatorias de Canal Luz se habían estacionado en la esquina a la espera de poder prestar ayuda.

911: la tragedia se desató en cinco minutos

El Ministerio de Seguridad de la provincia dio a conocer anoche los registros oficiales de los primeros llamados antes y después de ocurrida la explosión en el edificio de Salta 2141. Hay constancia de que el gasista, quien anoche había sido detenido, informó de una pérdida de gas un minuto antes de la explosión: pero hay más llamados que ya advertían sobre un gran escape de gas y un inmediato primer pedido de ayuda, cuando la deflagración se había producido.

Según se informó, el primer contacto fue a las 9.33, cinco minutos antes de la explosión. En la comunicación una mujer indicó que salía gas de un auto estacionado en la vía pública en la intersección de las calles Salta y Balcarce.

Sin embargo, a las 9.36, tres minutos después, un hombre indicó que no se trataba de un auto, sino de un edificio, ubicado a mitad de cuadra sobre Salta, entre bulevar Oroño y Balcarce, por lo que se le dio derivación de la denuncia al Sies.

Un minuto más tarde, el gasista que trabajaba en el edificio de Salta 2141 –tanto él como su ayudante están detenidos– informó a un efectivo policial motorizado que había una pérdida de gas. Allí, indicó que era gasista y que necesitaba alguien que acudiera al lugar. Desde el  denominado “móvil de cuerpo” informaron lo sucedido al 911.

Inmediatamente se le informó a la brigada motorizada “Águila 3” que cortara las arterias circundantes hasta que se estableciera comunicación con la empresa Litoral Gas. También fueron notificados Bomberos Zapadores, quienes ya tenían conocimiento de la fuga y se iban a comunicar con la empresa distribuidora.

El llamado más importante se produjo a las 9.38, cuando una mujer se comunicó con el 911 advirtiendo que había “un escape de gas impresionante” en el mismo edificio de marras. Antes de que concluyera la comunicación se escuchó un fuerte estruendo –el evidente sonido producto de la explosión– por lo que se envío a más unidades operativas de la Brigada Motorizada y del Comando Radioeléctrico, los cuales ya informaron sobre una grave explosión en un edificio sobre la calle Salta, que provocó el daño total del mismo y un derrumbe,  además de daños en las inmediaciones y un importante foco de incendio. Dando cuenta además de la gran cantidad de personas heridas y atrapadas. Atento a ello, se liberó la frecuencia 9 para la organización del operativo, cortes, cercos y traslado de víctimas, trasladando la cobertura de otras incidencias a la frecuencia 10. Más tarde acudieron bomberos, policías, Guardia Urbana Municipal, ambulancias del Sistema de Emergencias Sies y personal de los demás estamentos para atender la emergencia, los que al llegar se fueron coordinando –no sin dificultad– en las tareas de apagar las llamas, rescatar a los heridos y remover los escombros en busca de personas atrapadas.

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