La prensa escrita y los tiempos que se vienen
De un tiempo a esta parte ha habido un cambio de hábitos notable en lo referente al interés por la lectura. No escapa al conocimiento de la gran mayoría de las personas que esto se debe al avance de otras tecnologías y los especialistas en el tema sostienen que en un lapso de alrededor de diez o quince años desaparecerá la última generación de lectores.
Es un hecho lamentable para las futuras generaciones que desaparezca el interés por abrir un libro Podrán venir otras tecnologías de avanzada, que por cierto ya están en el mercado, pero nada podrá reemplazar la curiosidad que se experimenta al tener entre las manos un libro. Es algo así como descubrir un tesoro escondido. Comenzar una lectura y sensibilizarse con las palabras del autor o a veces discrepar con lo escrito, ir transitando lugares a través de las descripciones, volver las páginas y releer lo que más nos impacta, son todas sensaciones que sólo se logran con el tacto y la vista sobre el papel.
Hace unas décadas atrás la lectura y la compra de un diario en el hogar era algo cotidiano, con el paso del tiempo el periódico fue siendo reemplazado por los noticieros televisivos. Mucha gente dejó de comprarlos diariamente. Más cercano en el tiempo apareció internet y los diarios online, una forma de ver la misma noticia publicada por distintos actores y poder analizar el hecho desde distintos puntos de vista.
Actualmente hay muchas editoriales que regalan su material para despertar el interés del lector. A todo este cambio también ayuda la crisis del periodismo. Uno de los temas más urticantes dentro de este ámbito es el de la credibilidad, muchas veces cuestionada por los lectores. Encontramos un poco de todo en el mercado, diarios sensacionalistas que sólo tratan de mostrar las noticias desde un ángulo demasiado trágico, diarios que emiten sus opiniones presionados por el poder de turno y dejan de ser objetivos, medios que están en contra del poder de turno y por lo tanto embisten de forma continua y pierden el perfil de responsabilidad que es necesario al difundir las diferentes informaciones.
Sin embargo, a pesar de todo esto los diarios siguen siendo la fuente de información primera, esto queda demostrado en los noticieros de la mañana que van leyendo y difundiendo la información aparecida en los principales matutinos.
Con los libros está pasando lo mismo, uno bucea en Internet y a través de un click tiene en su pantalla distintos textos disponibles para la lectura. Pero estamos ante hojas frías y por más que el contenido sea el mismo que el impreso en el papel nunca va a lograr trasmitir las sensaciones antes mencionadas.
Llegan las ebooks
Ahora bien, como todo avanza a pasos agigantados desde hace un tiempo han comenzado a incursionar en el mercado aparatos llamados ebooks o libros electrónicos. El modelo más popular por el momento es el Kindle de Amazon, con capacidad para guardar 3500 libros, diarios y además reproducir música, cuyo precio ronda en los quinientos dólares. Sony también ofrece su modelo touchscreen que permite hojear un libro y además se puede subrayar parte de los textos y realizar algunas anotaciones con un teclado virtual.
En Japón ya está en venta el Fujitsu Flepia que tiene colores y una batería que dura cuarenta horas de lectura, por supuesto con un precio para nada accesible, aproximadamente rondaría los 1.050 dólares. Ya han salido también un celular que incorpora un lector de libros electrónicos, es el Toshiba Biblio que por el momento saldrá en Asia y no se conoce su precio. Sirve para leer, comunicarse, sacar fotos a través de una cámara de 5 megas, tiene WiFi y teclado. Toda una joyita.
Todo este avance parece decirle adiós a la imprenta y al papel; ya en la jerga del periodismo se habla de la tinta virtual, pero en realidad no se puede perder el precioso momento de entrar en una librería, repleta de volúmenes de distintas temáticas. Nada va a reemplazar, por lo menos para los viejos lectores, el placer de contar con buenas encuadernaciones, la textura del papel acariciada por el tacto y hasta ese olor particular a libros viejos que a veces se percibe en algunas bibliotecas y que forman un mundo de letras que armadas como guerreros se enfrentan a soldados virtuales y dan pelea para no morir.
Fuente de información
Libro “Como se construyen las noticias” de Raúl Clauso.
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