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La pregunta del verano: qué hacer con los chicos

Sin clases, especialistas sugieren un menú de entretenimientos alternativo a la calle y la “compu”

Las colonias de vacaciones ayudan a los niños a establecer lazos sociales en un contexto diferente al ámbito educativo.
Las colonias de vacaciones ayudan a los niños a establecer lazos sociales en un contexto diferente al ámbito educativo.

Con la llegada del receso escolar, y a pesar de las múltiples actividades que los más chicos puedan tener a disposición, es común que se presenten situaciones repetidas de aburrimiento.

¿Cómo entretenerlos?, es la pregunta que perturba a padres todos los veranos, dado que los niños disponen de mayor tiempo libre y es necesario organizarse para evitar que esta situación se vuelva un inconveniente para la familia.

Además, la mayoría de las veces surge la exigencia de tener que entretenerlos, sin contar con los medios económicos necesarios para hacerlo.

“Con los chicos en casa, sería interesante lograr evitar estar vagando todo el día por la calle, de aquí para allá sin que esto traiga beneficio alguno”, sostiene Anabella Racioppi, psicóloga del Equipo de Pediatría del Sanatorio de los Arcos.
Pero ¿Cómo lograr que disfruten ese tiempo de merecido descanso, sin estar todo el día por la calle?

Surge entonces como principal desafío conmover el deseo del niño, persuadirlos a embarcarse en otro tipo de actividades, diferentes de los ya conocidos pasatiempos como los videosjuegos, la computadora, el chat y la tele, afirma.

Para Racioppi “debemos pensar una serie de actividades de forma organizada y orientarlas para que sea el niño quien necesite ordenarse en el despliegue”.

Y cita como ejemplo realizar esculturas con masa o papel mache, donde el chico deberá poner en juego toda una serie de pasos ordenados a fin de conquistar el objetivo propuesto.

“Deberá esperar para lograr el producto deseado”, subraya la psicóloga.

Pero no todos los chicos pueden “entretenerse” con lo mismo, dado que la edad limita los alcances de cada acción.

En ese sentido, se puede sugerir la realización de dibujos o tarjetas, la confecciónde marcos o diseño deretratos; el desarrollo deinvestigaciones.

“Por ejemplo, desarmar objetos en desuso (un reloj) y entonces descubrir cómo funcionan las cosas (armar hipótesis), y rearmar el objeto desarmado”, ejemplificó.

Igual de valioso, según Racioppi, es crear instrumentos musicales, cocinar, preparar velas o jabones, pintar cajas, cocer, confeccionar ropa para muñecas, reciclar juguetes viejos o rotos, o construcciones con desechos (retazos de tela, hilos, botones, elásticos, botellas, frascos).

De todas formas –advierte– la idea no es “asfixiar al niño con actividades” sino “intercalarlas con sus rutinas o pasatiempos habituales”.

Debe haber momentos para el descanso, el reposo y el ocio, aconseja la especialista.

Asimismo, las diversas propuestas “deben dosificarse e incluso puede haber días en que no haya actividad predeterminada para que el niño realice, dejando que él pueda organizar ese día a su gusto”.

“Ellos necesitan sentir que pueden estructurar su espacio en forma creativa y autónoma, y que cuentan con nuestro consentimiento y apoyo para lograrlo”, resumió.

Las colonias, opción de recreo cuando los maestros descansan

Las vacaciones de verano son, en muchos casos, sinónimo de una propuesta extra, que puede resultar eficaz para la contención del niño y su organización: las colonias de verano. Constituyen un espacio posible y altamente potable para el desarrollo del niño y el despliegue de aspectos lúdicos y psicosociales, afirman expertos.

Es que ayudan al niño a establecer lazos con otros, sean estos contemporáneos o no, en un contexto diferente al ámbito educativo, con matices diversos y de mayor plasticidad.

Como apuesta, sostiene Anabella Racioppi, psicóloga del Equipo de Pediatría del Sanatorio de los Arcos, brindan continuidad a las rutinas que fueron construidas y solidificadas durante el tiempo de la escuela.

Ayudan a sistematizar horarios, actividades, tareas y proveen al niño de un espacio que le es propio.

“Siempre es importante contar con la aprobación del niño. Debemos respetar su deseo de formar parte de este nuevo grupo y espacio que le estamos ofreciendo”, aclara la psicóloga. Y sugiere que la colonia no debe funcionar con igual rigurosidad que el ámbito escolar.

Es necesario –dice– brindarle al niño un marco flexible, que puede ir modificándose según sus necesidades particulares: tiempo de permanencia, elección de las actividades en las que desee participar, la posibilidad de no participar de aquellas situaciones que no le deparen placer.

“Debemos acompañarlo en este proceso de incorporación a un espacio que puede llegar a ser nuevo y desconocido para él. Y no debemos obviar que éste es un tiempo de relax y descanso”, apunta.

Por ello, es necesario tomar un tiempo anterior al momento de las vacaciones para realizar un recorrido personalizado por aquellas colonias que estén en la lista de las posibilidades (es aconsejable buscar referencias). Este será un espacio donde los hijos pasarán una gran cantidad de horas y debemos elegir la opción más acorde a sus necesidades personales.

A fin de poder reducir el “margen de error” o de garantizar el lugar apropiado, resulta altamente recomendable solicitar entrevista con el directivo de la colonia o los coordinadores de las actividades, interiorizarnos sobre las mismas. Estar al tanto del plan de alimentación (dieta, preservación de los alimentos), recorrer instalaciones, chequear medidas de seguridad e higiene, es también igual de imprescindible antes de tomar la decisión final, enumeró Racioppi

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