Claudio de Moya y Guillermo Correa
La convocatoria del colectivo Multisectorial por los Humedales era a las 14, pero comenzó a tomar color un poco después, y contra lo que parecía al principio una raleada concurrencia, terminó, pasadas las 15.30, con el corte de las dos manos de la conexión a Victoria en la cabecera del extremo norte de Rosario. La concentración fue con menos participantes que en otras anteriores, pero de igual modo numerosa, unas 250 personas. Para los integrantes de la Multisectorial, que también libran batalla en las redes –en paralelo ya están desarrollando el sitio noalacuerdoporcino.com.ar apuntando contra la producción intensiva de megagranjas como otro engranaje de mecanismos destructivos– se trata de un buen balance si se tiene en cuenta el desgaste para cualquier organización de sostener movilizaciones y los temores por la pandemia. Y la continuidad de los incendios en el Humedal, que parecen quemar, también, los reclamos para que terminen y se identifique a los responsables de los focos que, sí, se iniciaron por mano humana.
La protesta en la cabecera local del puente Rosario-Victoria se va a mantener –al menos esa es la intención de la Multisectorial– hasta que se apruebe la ley de Humedales en el Parlamento, y hasta que paren de una vez por todas las quemas.
El proyecto ya se comenzó a tratar en comisiones en la Cámara de Diputados, pero se trata de la tercera vez que el tema transita por el Congreso. En las dos anteriores el Senado dio media sanción, la iniciativa se giró a la Cámara baja y allí quedó hasta perder estado parlamentario. El recorrido, esta vez inverso, puede dar lugar al viejo refrán, y por ello redoblan las presiones para que esta vez sea la vencida.
Pero mientras tanto, los incendios ya arrasaron, según los cálculos del Plan Nacional de Manejo del Fuego, con una superficie equivalente a la de 15 ciudades como Rosario. Allí había vegetación, animales, nidos, que no sobrevivieron. Parte de esa vida incinerada se recuperará, como los espinillos. Otra no, al menos no en mediano plazo: árboles de 50 años hechos cenizas, innumerable cantidad de reptiles, e incluso aves que pudieron escapar pero no podrán volver a anidar en ramas que ya no existen.
Y también el fuego continúa arrasando unidades productivas que funcionan con una lógica más amigable con el entorno natural. Mieles Oliveros, un emprendimiento de la región, perdió 50 colmenas de un plumazo en la noche y madrugada del pasado sábado 19 al domingo 20. Se suman a las ya centenares de colmenas que productores lograron hacer crecer incluso por décadas, hasta el año de la pandemia. Y es la pérdida de polinizadores que se puede medir, que están localizados: los dispersos en la naturaleza más que multiplican esa cuenta.
Esa articulación de factores conforman lo que se identifica como ecocidio y, que es una marca distintiva de sectores económicos de Argentina, Brasil, Estados Unidos, y muchos otros territorios. A nivel local ya empiezan a ventilarse las trazas del entramado de intereses que intentará sacar provecho de una devastación planificada, que es lo que denuncian organizaciones ambientalistas, sociales y fuerzas políticas, pero que la investigación judicial todavía no llega a considerar como hipótesis. El desafío a pura llama del acuerdo interjurisdiccional que suscribieron los gobiernos de Santa Fe y de Entre Ríos, la Municipalidad de Rosario y el gobierno nacional, con estímulos concretos a una producción sustentable da cuenta de que, además, puede existir intencionalidad política en la persistencia de quemas. El convenio se firmó el pasado 12 de junio, y el reflejo de llamas en el horizonte dejó de verse por menos de una semana.
Cuerpo a cuerpo
Otro tipo de coalición busca hacerle frente al entramado ecocida. Una mayoría de jóvenes, e incluso algunos habitantes de las islas del Alto Delta, comenzaron a acercarse este sábado sobre la hora de la siesta a metros del límite con Granadero Baigorria. Antes de pasar por una de las calles laterales, un pequeño puesto de voluntarios proponía enfáticamente la desinfección de manos, y hasta de todo el cuerpo, con un rociador, a los que llegaban.
El primer corte fue sobre la mano que va a Victoria. La idea era cortar las dos vías, pero para eso, luego de una breve asamblea en el lugar, había que tratar con el personal de Gendarmería que se hizo presente en el lugar. Poco después, los uniformados, que también habían puesto vallas y contenían a los vehículos a varios metros de la concentración, dieron el visto bueno para extender el bloqueo al otro carril: se comunicaron con sus pares apostados a la altura del peaje que contuvieron el tránsito allí para que, en la cabecera del puente, el corte pudiera ser total y sin riesgos.
La protesta dejó ver otra vez el enorme despliegue gráfico y colorido que sustenta la defensa de la biodiversidad del Humedal. Y dejó en claro que, en el mínimo tiempo que lleva de existencia, la Multisectorial llegó para quedarse. Organizada en comisiones, sus integrantes reparten tareas según capacidades, por lo que aumentaron la cobertura de espacios, recolección de datos, acumulación de materiales que incluso pueden servir como futura prueba documental de denuncias existentes contra las quemas –ya más de una docena– o sustentar nuevas. De hecho difundieron el material fotográfico que probaba la presencia de maquinaria pesada en un sector del Humedal que está en litigio entre un privado rosarino, Enzo Mariani, y el resto de la ciudad de Rosario. Allí una retroexcavadora construía un endicamiento de 4,5 kilómetros en dirección al riacho Paranacito, que violaba abiertamente la cautelar dispuesta el pasado 1º de julio por el Juzgado Federal 2 de Paraná –“prohibición absoluta de acciones humanas con capacidad para alterar el medio ambiente” en las que se menciona, además de las quemas “construcción de diques y terraplenes de cualquier naturaleza o realización de actividades que pongan en riesgo el ecosistema”– y dos leyes provinciales de Entre Ríos, la 10.479, de Áreas Naturales Protegidas (ANP), y la 10.671 que específicamente declara como ANP a “la zona de humedales e islas ubicadas dentro del ejido urbano de la ciudad de Victoria”.
La obra en cuestión, que se llevaba adelante presuntamente con una herramienta de menor valor jurídico, un permiso en sentido contrario emitido por la Municipalidad de Victoria, y la difusión pública de las fotografías generó la última de las denuncias federales, en la que la ciudad de Rosario pide ser tenida como querellante, y la presencia del juez federal Daniel Alonso –interpelado públicamente por el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié– en el lugar, disponiendo el cese inmediato de los trabajos. Un pequeño triunfo en un marco de devastación que continuaba activo hasta que llegó el temporal de las últimas horas.
Homenaje
En medio del corte del puente Rosario-Victoria, la asamblea que tuvo lugar en la cabecera rindió un homenaje especial al brigadista voluntario Cristóbal Varela Salas, actor nacido en Buenos Aires que se había afincado en las serranías, donde había montado obras de títeres.
Varela Salas ayudaba a controlar el fuego en los incendios en la zona de El Potrerillo, en la zona del río Pinto. Según publicó el sitio La Nueva Mañana, el actor había sido encontrado con quemaduras “en más del 90%” de su cuerpo. Inmediatamente se lo trasladó al Instituto del Quemado en un helicóptero sanitario, pero finalmente falleció por una falla multiorgánica por las heridas sufridas. La Asociación Argentina de Actores había expresado sus condolencias a través de Twitter: “Lamentamos el fallecimiento del titiritero y actor Cristóbal Varela Salas. Perdió su vida luego de sufrir graves quemaduras al colaborar solidariamente en el control del fuego en la provincia de Córdoba”. Este sábado la Multisectorial por los Humedales, cuyos voluntarios también enfrentaron cuerpo a cuerpo focos en la Boca de la Milonga y en otras áreas, también rindieron su homenaje.
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