Sociedad

Bajo asedio

Un cóndor cayó moribundo intoxicado con plomo, pero fue rescatado y ya volvió a volar sobre los Andes

Un operativo coordinado entre provincias, Gendarmería y ONGs permitió el acceso a un medicamento clave en medio de la pandemia. Concluyeron que el ave, de unos 20 años, había comido perdigones, que en mínima proporción ya son fatales para las rapaces


Un cóndor andino de gran porte logró sobrevivir a una caída en una chacra de la localidad neuquina de Chos Malal, a 400 kilómetros al norte de la capital provincial, tras ponerse en marcha un operativo en red en el que participaron instituciones de tres provincias que lograron en tiempo récord y en medio de la pandemia trasladar hasta el lugar la medicación necesaria para su tratamiento.
La directora de Áreas Naturales Protegidas y Recursos Faunísticos de Neuquén, Lucía Redondo, contó que la caída se produjo el 15 de septiembre por “intoxicación con plomo”.
La precipitación del cóndor fue vista por vecinos de Chos Malal, a quienes les llamó la atención la forma en que el ave intentaba volar sin conseguirlo hasta caer en un estado “penoso”.
La funcionaria provincial explicó que “la gente dio aviso a guardafaunas de Chos Malal, quienes lo rescataron y dieron intervención al veterinario Gustavo González, de la Corporación para el Desarrollo de la Cuenca del Curi Leuvú”.

“La intoxicación del cóndor fue por plomo porque al administrar una medicación específica para bajar la concentración de plomo en sangre, reaccionó”, dijo.
Explicó que “ante una sospecha de intoxicación lo primero que se hace es insertarle de manera urgente una dosis de atropina si es por la ingesta de cebos tóxicos”, algo que ya está determinado: “Hay un protocolo de tratamiento de intoxicación de rapaces que está determinado dentro del Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino”, marcó.
“En este caso se intoxicó con plomo porque pudo haber ingerido perdigones de algún animal abatido”, continuó Redondo.
El cóndor rescatado es un ejemplar macho, de 20 años de edad aproximada y un peso de casi 12 kilos. Como casi todas las aves rapaces, se alimenta de la carne de animales muertos, aunque también puede cazar.
La titular de Área Naturales Protegidas advirtió que la intoxicación con plomo “puede darse hasta por un balín de aire comprimido”, ya que el metal “es altamente tóxico” para todas las rapaces: “Les puede quedar en el buche y va liberando el plomo, y por eso les produce un nivel de intoxicación tremendo”.
A pedido de la provincia del Neuquén intervino la Fundación Boiandina Argentina, y junto con otras instituciones que trabajan en la conservación del cóndor andino facilitaron la medicación necesaria para el tratamiento requerido en este caso.
Redondo explicó que la Fundación provee esa medicación a zonas donde hay cóndores, pero el coronavirus complica todo: “Lo hizo con el norte del país, con Mendoza, y a nuestro envío lo agarró la pandemia y no pudo llegar”.
“Pero el hecho de trabajar coordinados –aclaró– nos permitió contar con este medicamento, que fue de Mendoza capital a Malargüe y de allí a Barrancas, en Neuquén, donde hay un retén que impide el paso para Mendoza. Hasta ahí mismo lo fuimos a buscar”.

Hoy el “cóndor neuquino” está volando nuevamente la región andina tras ser liberado en el Área Natural Protegida Tromen, nueve días después de caer moribundo.
La funcionaria destacó que el mismo procedimiento hubo que hacer en el mes de mayo pasado con otro cóndor que cayó en la zona del Área Natural Protegida del Domuyo, con una fractura en el ala.
El ejemplar rescatado era una hembra juvenil al que el hijo de uno de los rescatistas la nombró “Bella” y debió ser trasladada en un operativo coordinado con la provincia de Mendoza a un centro de atención en San Carlos.
Lucia Redondo destacó la importancia del esfuerzo: “El cóndor es una especie protegida porque está en peligro de extinción y hay un sinnúmero de organizaciones no gubernamentales que trabajan con ese objetivo, como la Fundación Bioandina Argentina con quienes lo hacemos en forma articulada desde hace mucho tiempo”.
Esa relación se intensificó a partir de la firma de un acta el año pasado para erradicar el uso de cebos tóxicos que emplean los productores rurales para otro tipo de animales como pumas y zorros que pueden matar ganado y animales de granja.
“El uso de esos cebos es altamente peligroso para la fauna autóctona, porque el año pasado produjo la muerte de siete cóndores al alimentarse del mismo animal muerto que estaba con cebo”, lamentó.
“Por eso estamos trabajando también coordinadamente en concientización, para que no se utilice este tipo de cebo con concentraciones muy altas que pueden afectar hasta la vida humana”, concluyó.

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