Remeras y gorras rojas, fotos, banderas venezolanas y del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) sirvieron ayer a miles de seguidores del presidente Hugo Chávez para expresar dolor durante el traslado de sus restos hasta el Fuerte Tiuna, donde se instaló la capilla ardiente.
Los planos aéreos de la transmisión por TV mostraron una Caracas con sus principales avenidas inundadas de militantes y seguidores de Chávez, que hicieron muy lento el avance del cortejo desde el Hospital Militar hasta la sede militar.
Antes del inicio del traslado, se rezó un breve responso en presencia de la madre de Chávez, Elena Frías, en el mismo Hospital Militar donde el líder bolivariano murió anteayer, y luego el cajón, cubierto con la bandera venezolana, fue colocado sobre un vehículo rodeado de flores.
Salvas de artillería de las unidades terrestres y navales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) habían sonado antes en buques y guarniciones también en homenaje al presidente, a lo que siguió un disparo por hora, lo que se repetirá hasta la ceremonia oficial de honras fúnebres, prevista para el viernes.
El carro con el cuerpo de Chávez avanzó escoltado por miembros de su equipo de gobierno: el vicepresidente Nicolás Maduro; el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez; el canciller Elías Jaua; el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello; el titular del despacho de Deporte, Héctor Rodríguez; y la vicepresidenta del Parlamento, Blanca Eekhout, entre otros. En la caminata de despedida estuvieron también el presidente de Bolivia, Evo Morales; y el gobernador del estado Aragua, Tareck El Aissami; entre otros.
El recorrido abarcó la avenida San Martín, la Plaza O’Leary, la avenida Bolívar y el Paseo Colón hasta el Paseo Los Ilustres de Los Próceres.
Al frente del cortejo caminó un soldado de honor que empuñaba una réplica de la espada del libertador Simón Bolívar.
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