Luciana Sosa
Un sexteto de tango cuyos integrantes alcanzan una edad promedio de 25 años se suma a la nueva modalidad de shows en vivo por streaming y este jueves, a partir de las 22, presentando sus mejores temas. Se trata de La Máquina Invisible, una banda que busca militar el tango, buscar una manera de llegar al público con su show y recuperar el aplauso, esa conexión que en medio de la pandemia se perdió, o se transformó en likes, una especie de acompañamiento a la distancia. “El aplauso no es lo único, pero es super importante para los artistas, el streaming nos da la posibilidad de mostrarnos, de compartir nuestra música, pero se nota la falta de calidez del público, que tal vez esté a full con lo que está viendo y escuchando desde su casa, pero es algo que las pantallas aún no pueden transmitir”, señaló a El Ciudadano Manuel Martínez, pianista, compositor y arreglador de La Máquina Invisible. El concierto se podrá ver de manera gratuita a través del canal de YouTube del Complejo Cultural Atlas.
A Martínez le siguen Pablo Galimberti en violín, composición y arreglos; Guido Gavazza en bandoneón y composición; Julián Cicerchia en guitarra; Mauro Rodríguez en Contrabajo y Gisela Stival en voz y composición. La Máquina Invisible fue creada en 2013 y recién cuatro años más tarde lanzó su primer disco en el que mostraron su primera faceta: una que tenía que ver con la experimentación en el tango, con los clásicos con arreglos propios, con algunas composiciones nuevas y hasta una versión de “Giros”, el tema de Fito Páez. En esta oportunidad, ya con una segunda placa lista para grabar, están listos para estrenar nuevos temas del disco que iba a grabarse en mayo, pero según dijo Martínez entre risas, “pasaron cosas”.
“El primer disco fue más un retrato de todas las aristas que vemos en el tango y que pudimos disfrutar como artistas y como banda. Ahora esperamos poder grabar este nuevo material que tiene mayoría de trabajos propios, canciones del bandoneonista y de la cantante que hemos arreglado con la banda, es la evolución que hemos tenido en estos años. El objetivo es citar la tradición, el tango sufre una cuestión sociocultural y con el paso de los años y las generaciones quedó relacionado con la gente mayor, y Mozart tiene 300 años más y no suena a viejo”, apuntó Martínez. “Es una chapa que le quedó pegada al tango, que lamentablemente aún la tiene, pero tratamos de a poco de oxigenarla y hay mucha gente joven que está acercándose al tango desde la música, la danza. Eso es muy valioso porque es algo nuestro, es un patrimonio argentino y que, curiosamente, es uno de los lugares donde menos se lo valora, porque rinde mucho más tocar el tango en el exterior”.
El sexteto sigue adelante con su trabajo de composición y arreglos y anhelan que pronto sus pares sub 30 “lo tomen como algo natural, que se escuchen un tango mientras te comes un asado con tus amigos, sería maravilloso”, expresó Martínez.
Pero fuera de sus deseos, remarcó el trabajo de muchos artistas del género que militan por esta música: “Queda mucho por conquistar, pero hay muchísimos músicos que militan el tango y que, además de producir, generan espacios. Espero que todo eso dé sus frutos muy pronto, porque en la ciudad ya nos hemos quedado sin el Encuentro Metropolitano de Tango, algo que nos acercaba a artistas de todo el país y que venía siendo un éxitos en sus últimas ediciones. Pero por cuestiones de costos, supongo, el municipio decidió en febrero que este 2020 no se realizaría, así que no le podemos echar la culpa al coronavirus”, lamentó.
Además reconoció que la situación actual es cada día más difícil para los artistas de la ciudad (y del país). “Sobre todo a los que apostamos a un género tan poco rentable como es el tango”, sostuvo el músico. “Espero que el tango y los militantes del género sigan haciéndolo con mucho amor y sigan produciendo porque el amor no entiende de plata sino de música. Es un gusto decir que formo parte de este movimiento tanguero”.
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