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Militante fugitiva

La intensa historia de JoAnne Chesimard, la “terrorista” negra más buscada por el FBI

En 1971, una militante del Ejército de Liberación Negro fue acusada de asesinar a un agente de policía en New Jersey. Condenada, tras dos años de prisión escapó en una fuga de película planeada por ella misma. Hoy, asilada en Cuba, sigue siendo una espina clavada para las administraciones de su país


En 1971, en un oscuro episodio donde una redada de la policía estatal de Nueva Jersey  (Estados Unidos) logra cercar a miembros del llamado Ejército de Liberación Negro, un agente de la ley cae muerto por un disparo de pistola de una mujer que formaba parte de los detenidos.

El Ejército de Liberación Negro era un grupo activista que luchaba por la autodefensa de los afroamericanos, estaba formado por ex miembros de los Panteras Negras –el grupo más radicalizados cuyo líder fue Malcom X–, había sido el autor de varios robos a bancos, promovía movilizaciones masivas para denunciar los atropellos y el gatillo fácil de la policía estadounidense. y se encontraba clandestino en ese momento luego de varias escaramuzas con agentes del orden.

El disparo provino de un revólver calibre 38 accionado por JoAnne Chesimard, una de las militantes, que además logró herir a otro de los policías en un tiroteo cruzado donde fue abatido también otro integrante del grupo negro. Chesimard y un compañero lograron huir pero poco tiempo después ella sería arrestada por una infracción de tránsito, algo que no pudo eludir puesto que de inmediato saltaron sus antecedentes, entre ellos su participación en el robo a un banco.

La madrina de Tupac Shakur

En 1977, Chesimard, a la que se le rechazó que su defensa la ejerciera alguien de su raza, fue juzgada y condenada a cadena perpetua por asesinato en primer grado y por robo a mano armada, entre otros crímenes de los que se la acusaba. Tras dos años en prisión, la mujer, que observaba una intachable conducta de militante en la cárcel, ejercitándose físicamente y profundizando en teorías marxistas y en la historia de opresión de los gobiernos de su país contra los de su raza, consiguió escapar con la ayuda de varios de sus compañeros, que en una arriesgada operación lograron liberarla sacándola en un contenedor de ropa con destino a una lavandería externa a la prisión.

Pasarían más de siete años antes que las agencias de inteligencia norteamericanas tuvieran noticias de su paradero. Durante ese tiempo fue intensamente buscada y no pocos militantes de organizaciones de derechos civiles fueron encarcelados con falsas acusaciones sospechados de haber ocultado a Chesimard en algún momento. A fines de 1984, agentes cubanos de la CIA infiltrados en Cuba –que luego serían detenidos y expulsados– detectaron su posible presencia en la isla, ya con varios años más y con un aspecto algo cambiado.

Durante su clandestinidad Chesimard ya había adoptado otro nombre, proveniente de su credo musulmán, Assata Shakur, y ese apelativo fue ampliamente conocido cuando se hizo público que era la madrina del rapero trágicamente desaparecido Tupac Shakur, quien también adhería a la lucha contra los abusos de las policías contra la población negra.

En uno de las canciones del rapero se menciona a la Black Liberation Army como una de las organizaciones que más hizo para que los negros fueran respetados en Estados Unidos. Tiempo después de su huida, se supo que la misma Chesimard había urdido el plan de fuga de la prisión correccional de Clinton, organizado con una precisión milimétrica y que contó con la ayuda de otras mujeres presas a las que había estado ayudando de diferentes maneras.

Antes de que los feminismos tomaran estado público, Chesimard aleccionaba a sus compañeras en el presidio acerca de sus derechos como mujeres y sobre cómo podían hacerlos valer; también hacía lo posible porque la vulneración de derechos que sufría la mayoría no las anulara en su condición, casi como una forma de convencerlas de que debían salir mejores de lo que entraron.

Una militante temprana

La historia de JoAnne Deborah Chesimard fue la de muchas otras jóvenes negras que tempranamente adhirieron a las organizaciones que en los sesenta y setenta se hicieron fuertes en Estados Unidos y despertaron simpatías en todo el mundo. Muchas atrocidades sucedían a diario en su país y la mujer nacida en Queens, New York, se toparía personalmente con injusticias y ajusticiamientos tempranos, por lo que en la secundaria en Manhattan Community College y en el City College de New York se fue involucrando en diversas organizaciones estudiantiles que defendían los derechos de minorías.

Su apellido de soltera era Byron pero en 1967 se casó con un estudiante y activista con quien compartía la militancia, Louis Chesimard. Ese apellido quedó estampado en su documentación aunque ella llevaba ambos en un gesto incipiente para la época. Un año antes del episodio que le signaría la vida, Chesimard se divorció de su marido. y en 1971 se unió a la República de Nueva África, una organización que buscaba crear una nación de mayoría negra que fuera independiente del poder blanco. Estaría compuesta por Carolina del Sur, Georgia, Alabama, Mississippi y Louisiana, donde se contaba con muchos adeptos.

El día del tiroteo con la policía, JoAnne estaba con dos compañeros, Zayd Shakur –quien ahora era su nueva pareja– y Sundiata Acoli, y se dirigían a una reunión de suma importancia con los líderes de Ejército de Liberación Negra. El trío iba armado ya que buena parte de la organización tenían orden de captura por distintos hechos, la mayoría por robos a bancos y financieras, botín que luego se destinaba a proveer de ayuda a los barrios negros más necesitados y pagar abogados para la liberación de otros compañeros encarcelados.

El hecho sigue resultando oscuro y ambas partes se culpaban de iniciar los disparos. Los policías dicen que fue Chesimard quien disparó primero cuando vio que iban a ser arrestados, aunque ella siempre sostuvo que fueron ellos quienes gatillaron cuando ella amagó a huir, y que al ver desangrándose en el piso a su compañero Zayd, sacó su arma para amedrentarlos pero ellos dispararon a mansalva.

Luego del tiroteo, Chesimard y su compañero lograron cargar a Zayd en un automóvil con el que habían llegado y huyeron. Algunos kilómetros después Sundiata salió del coche sosteniendo a Chesimard, que estaba herida en ambos brazos; juntos cargaron el cadáver de Zayd y se ocultaron en un bosque cercano y permanecieron un par de días sin agua ni comida puesto que la zona había sido bloqueada por fuerzas de la ley.

“Una ideología radical en contra del gobierno estadounidense”

“Cualquier información que tengan sobre esta mujer, acudan a la embajada o al consulado de Estados Unidos más cercano. Chesimard vive libre y sigue promoviendo su ideología terrorista como miembro del Ejército de Liberación Negro”, rezaba un comunicado del FBI que propagó casi como un cartel del más buscado por distintas partes del mundo.

El caso de Chesimard fue otro escollo en las relaciones entre Washington y La Habana en las últimas décadas, ya que mientras los distintos gobiernos estadounidenses lo usan como argumento del apoyo cubano al terrorismo, el mismo Fidel Castro había señalado en 2005 que se trataba de una “perseguida política de verdad”.

Cincuenta años después, con 74 años en la actualidad, JoAnne Chesimard o Assata Shakur se convirtió en la primera mujer, entre diez hombres, en formar parte de la lista de los “terroristas” más buscados por el FBI.

Durante la presidencia de Donald Trump, se ofrecieron dos millones de dólares por información que permita capturar a Chesimard, que sigue gozando del asilo cubano bajo la figura de “una activista de los derechos civiles que escapó de la represión estatal”. Sin embargo, para las autoridades norteamericanas se trata de “una mujer que profesa una ideología radical en contra del gobierno estadounidense”. Como se ve, un concepto amplio aplicable a un sinnúmero de situaciones y es sistemáticamente instrumentada como excusa para las intromisiones estadounidenses en cualquier país que se tenga como objetivo político-económico.

 

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