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La especulación financiera versus la economía real

Por Guillermo Griecco.- Aguirre, Añaños y Sgrazzutti, docentes de la UNR, analizaron situación del dólar y reducción de subsidios.

El miedo a la devaluación hizo subir la fiebre del dólar. La psicosis cundió entre ahorristas, que se volcaron a la moneda extranjera. El gobierno tomó la iniciativa política y estableció regulaciones para la compra del billete verde, con especial atención en el “mercado negro”, además de promover diques de contención a la fuga de capitales. Adoptó medidas que obligan a empresas petroleras y mineras a liquidar divisas por exportaciones en el país, a repatriar fondos a las aseguradoras, y quitó subsidios en los servicios públicos básicos a bancos, financieras, casinos y grandes compañías. El Ciudadano consultó a tres docentes de Economía de la Universidad Nacional de Rosario, que analizaron la coyuntura doméstica.

Dólar, producción, empleo

Fernando Aguirre, profesor en la Facultades de Derecho y de la carrera de Comunicación Social, consideró que “hay dos tipos de agitación: una política, que caracterizó 2011 y continúa una vez concretado el proceso electoral, que presiona al gobierno para que adopte medidas «amigables con el mercado»”. Y continuó: “La otra es respecto a los que consideran que se debería acelerar el ritmo de devaluación para que una serie de costos que resultan caros en dólares, bajen, o para que los ingresos en dólares (por exportaciones) aumenten en pesos, o para que los productos importados sean más caros en pesos y eso funcione como barrera proteccionista”.

Para Aguirre, las medidas que dispuso el Ejecutivo “apuntan en el sentido correcto en cuanto a que todo gobierno necesita tener controladas variables claves de la economía, y una de esas es el dólar. A través de las mismas se garantiza un vuelco de dólares en el mercado, para evitar que siga subiendo la cotización en pesos del mismo y se tengan que utilizar reservas del Banco Central con ese fin”.

Según el profesor de Economía, “el ahorrista cuyo objetivo es obtener una renta y se vuelca al dólar, pierde, ya que hay otras colocaciones financieras que le darían mayores tasas. Pero en Argentina hay una memoria histórica referida a estampidas del dólar (devaluaciones) o los precios (hiperinflación) que hacen que no se le pueda pedir que actúe como si estuviéramos en Suiza, y por lo tanto el dólar funciona como un recurso importante para tener una reserva de valor”.

Aguirre sostuvo: “La acumulación de reservas por parte del Banco Central ha sido una de las herramientas importantes del modelo kirchnerista a partir de 2003 para mantener una independencia relativa frente a los poderes económicos. El problema de la deuda externa argentina sigue existiendo y se deben efectuar pagos importantes cada año. Para el modelo en curso es importante mantener el superávit de la balanza comercial (tanto por el ingreso de dólares, como para sostener el empleo), y el Ministerio de Industria exhibe algunos logros, como los acuerdos con las automotrices y nuevas inversiones productivas por 1.100 millones de dólares en el último mes (21 mil millones en lo que va del año), lo que generó unos 6.700 nuevos puestos de trabajo en actividades diversas”.

“Montaje especulativo”

Diego Añaños es docente de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. “Daría toda la impresión de que se está llevando adelante un montaje especulativo. No hubo cambios bruscos en ninguna variable relevante de la economía argentina que nos haga pensar que estamos ante una crisis inminente. Tampoco existen inconsistencias macroeconómicas. La estabilidad política derivada del incuestionable triunfo oficialista, sumado al amplio reconocimiento que hicieron los líderes de las primeras minorías y la inmediata confirmación de que el presupuesto 2012 va a ser votado favorablemente, ofician como un potente estabilizador”, consideró.

El analista económico añadió: “El 2011 cierra con un importante acercamiento tanto al sector empresario más refractario a la gestión (coloquio de Idea), como sectores del campo. En síntesis, no están dadas las condiciones objetivas que permitan explicar la agitación cambiaria, a menos que aceptemos la hipótesis de que estamos ante una operación de grandes especuladores. Queda claro que los compradores minoristas no tienen la capacidad suficiente para mover el precio de la divisa extranjera”.

Según indicó Añaños ante la consulta de este diario, “los sectores que presionan a la devaluación son los vinculados al comercio internacional (tanto commodities como productos manufacturados), debido a que la lenta apreciación de nuestra moneda, y el debilitamiento relativo del dólar, estrechan los márgenes de ganancia que se obtenían hasta hace unos años”. En este sentido, sostuvo: “Una devaluación nos hace más competitivos, pero la contracara es el deterioro de los salarios reales y un aumento de las tensiones de precios, derivadas del inmediato aumento de los productos extranjeros que son indispensables para nuestra economía”.

“La relación del argentino medio con el dólar está fetichizada –siguió–. El dólar provee tranquilidad, y ha sido históricamente utilizado como reserva de valor. En términos puramente racionales es un pésimo negocio (al igual que las propiedades), al menos en este momento particular de la Argentina”.

Con relación a las medidas gubernamentales en torno al dólar, Añaños dijo que “en cualquier economía seria, todas las transacciones (económicas, financieras, laborales, crediticias, inmobiliarias) deben estar registradas en el circuito formal. La falta de controles en la compraventa de divisas es un territorio propicio para que fructifique la economía paralela (o negra)”.

“Jugada contra el peso”

Oscar Sgrazzutti también es docente de Economía en la Facultad de Ciencia Política. “El argentino de clase media que vive en la Pampa Húmeda tiene una fijación con el dólar: como instrumento de ahorro, como moneda para atender situaciones inusuales, como medio de cambio para el turismo, como refugio contra catástrofes. Es, en promedio, un sujeto muy sensible y la más mínima señal lo vuelve paranoico. Muchas veces elige un modo inadecuado de conservar la riqueza o los ahorros, pero gana en tranquilidad”.

Para el investigador, “parece más probable una jugada especulativa contra el peso. Existe cierto retraso del valor del dólar respecto de los niveles que alcanzara años atrás. Este retraso produce algún efecto en la competitividad pero, por otro lado, una aceleración del ritmo de devaluación produciría un efecto inmediato sobre las variaciones de los precios y una caída importante en los salarios reales. En vista de que, objetivamente, el retraso cambiario no ha inducido un freno importante en el ritmo de crecimiento económico, el gobierno optó por postergar cualquier intento de corrección, más allá de ajustes leves”.

Sgrazzutti aseguró que “el gobierno tomó medidas que generan señales importantes: el tema de la liquidación de divisas en el país para mineras o la eliminación de subsidios en gas y electricidad utilizado por compañías en las cuales esos elementos no son parte esencial de su proceso de producción o de prestación de servicios, o, incluso, el mecanismo de control sobre las compras de dólares a la luz de la situación tributaria de las personas, aparecen como decisiones atinadas”.

De todos modos, el docente aclaró que “no van a cambiar el complejo e ineficiente cuadro de subsidios que existe en el país (y que vienen desde tiempos bastante más lejanos que el gobierno actual); no van a alterar las prácticas poco favorables a la economía nacional de las empresas ni van a eliminar los miedos, bastante inflados. Pero representan un paso hacia una mayor prolijidad de prácticas y de medidas”.

“Los sectores beneficiados por la devaluación de 2002 (y sus satélites) y el tramo opositor del gran empresariado local parecen estar tratando de tomar el pulso al gobierno. La validación electoral es importante en una democracia pero no es todo en el sistema capitalista. El gobierno debe demostrar con cuántos recursos cuenta y de cuánta habilidad dispone para lograr que sus objetivos se cumplan, enfrentado a sectores que cuentan con muchos recursos y tienen un proyecto definido sobre el perfil de país que desean que, claro, no coincide con el del gobierno y sus votantes”, concluyó.

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