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La culpa no es del chancho

Por: Guillermo Griecco. José Luis Livolti, del Movimiento Campesino de Liberación y productor porcino de la región, minimizó la responsabilidad del gobierno por la “invasión” de producción porcina desde Brasil, denunciada por FAA.

Como si se tratara de una continuidad de los augurios catastróficos nunca cumplidos que predican algunos dirigentes ruralistas, desde hace un tiempo apareció en el centro de la escena alarmista la producción porcina. Desde las entidades agrarias alertaron sobre la “invasión” de carne de cerdo proveniente de Brasil, lo que provoca un impacto negativo en el precio del mercado local. “No podemos permitir más que haya un chanchoducto por el que llegan animales de otros países, porque eso nos lleva a la desaparición de los pequeños y medianos productores”, sostuvo Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria, en una asamblea realizada la semana pasada en Camilo Aldao, de la que participaron unos doscientos productores chancheros de las provincias de Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires. En esa asamblea también se criticó duro al gobierno nacional –que justo lanzó el plan “cerdo para todos”– y hasta amenazaron  ir a la frontera con Brasil a frenar el ingreso de camiones. No es la única mirada sobre la situación.

La importación sin límites de carne de cerdo en la Argentina siempre se da de manera cíclica. Durante todo 2010 la producción porcina en el país estuvo de parabienes, pues el precio del cerdo fue competitivo para los productores locales. El pico de la importación se dio entre diciembre de 2010 y marzo de este año. Cuatro o cinco grandes frigoríficos –entre ellos Paladini– salieron a comprar pulpa de cerdo afuera para sostener los niveles de producción de embutidos ante la creciente demanda. “Esta tendencia hoy se está revirtiendo y en la última semana el kilo de cerdo en el mercado local aumentó 50 centavos para la venta”, indicó José Luis Livolti, referente del Movimiento Campesino de Liberación y productor porcino de la región.

“Cuando el precio del cerdo en la Argentina va en aumento y al mismo tiempo coincide con una superproducción de Brasil o que el precio final de la pulpa de cerdo brasileño está por debajo o se pone a la par de los precios nacionales, y como no hay ningún tipo de regulación a la importación de carne, se produce la inundación de pulpas de cerdos y por consecuencia la baja en el precio del cerdo de campo por una superoferta”, agregó Livolti.

El dirigente oriundo de Arroyo Seco, crítico de la mesa de enlace de las patronales ruralistas, planteó que el tema debe analizarse en el marco de las relaciones comerciales  del Mercosur. “Si la Argentina, siendo parte de un mercado regional, está en desigualdad de condiciones desde el punto de vista económico de varias de sus producciones con respecto a otro país, como es el caso de Brasil, siempre se produce este tipo de problemas”, comentó, y añadió: “La Argentina produce alrededor de 3.500.000 cabezas de cerdo, mientras que Brasil tiene 80 millones. No tenemos ninguna posibilidad de competir. Por otro lado, si nosotros intentáramos la prohibición o la regulación de la entrada de carne fresca proveniente de Brasil, entraríamos en conflicto con el vecino país, como ocurrió últimamente con los autos”.

Para Livolti, el gobierno no puede prohibir el ingreso de carne de cerdo, pero sí podría tener un nivel de intervención más firme, actuando sobre los frigoríficos importadores y, por otro lado, un paquete de medidas a largo plazo. “Por ejemplo, ponerle un cupo de importación a los frigoríficos y fomentar la producción local para pequeños productores. El 99 por ciento de carne de cerdo que se produce en el país se consume en el mercado interno, prácticamente no hay exportación. Además, creemos que la producción de cerdo puede ser una de las producciones que ayuden a diversificar la producción agraria que le ponga freno a la sojización”, dijo el referente del Movimiento Campesino de Liberación.

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