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Muerte en el fin del mundo

La Corte ratificó condena a tres santafesinos por homicidio

Es a prisión perpetua por un crimen que cometieron en Ushuaia en 2009 y que reveló un caso de contrabando de drogas.


La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la condena a prisión perpetua a tres santafesinos acusados de cometer un crimen en Ushuaia. La investigación por ese asesinato, ocurrido en 2009, reveló un cinematográfico caso de contrabando de drogas que terminó con 100 kilos de cocaína sepultados en una playa brasileña que luego fueron vendidos en una clásica “mejicaneada”. El caso llegó al máximo tribunal tras la apelación presentada en 2013 al culminar el segundo juicio por el mismo caso, ya que el primero, realizado en 2010, fue dejado sin efecto por un fallo del Superior Tribunal de Justicia. Los integrantes de la Corte Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, ratificaron las penas contra los santafesinos Héctor Omar Caraffa (32), Maximiliano Oscar Farías (32) y Gustavo Ariel Farías (38), acusados de ser coautores del delito de homicidio agravado que tuvo como víctima a Claudio Prada, un instructor de esquí de 41 años.

El crimen

El cuerpo de Prada fue encontrado por un amigo la tarde del domingo 21 de junio de 2009 en la planta alta del dúplex que habitaba en Almanza al 1000 del barrio Río Pipo, en Ushuaia. La autopsia determinó que la víctima presentaba un golpe y un tiro en la cabeza. Además, los peritajes señalaron que hacía entre 20 y 36 horas que Prada había sido asesinado. Si bien estaba todo revuelto, la Policía encontró a simple vista una importante suma de dinero, señal de que el móvil no había sido un robo. Según determinó la Justicia, a Prada lo siguieron durante toda la noche del 18 de junio de ese año hasta que llegó a su casa entre las 7 y las 7.30 del 19. Ni bien entró, le aplicaron un fuerte golpe en la cabeza, le apoyaron el revólver calibre 38 de la propia víctima y le dispararon en la nuca.

Reconocimiento

En base a las declaraciones de los testigos, los pesquisas consiguieron la fisonomía de los dos sospechosos. Fue en ese marco que cotejaron las caras en los aeropuertos Malvinas Argentinas, de Ushuaia; en el de Aeroparque Jorge Newbery y en la terminal de ómnibus de Retiro, en Buenos Aires. La instrucción determinó que se trataba de Gustavo Farías y Héctor Caraffa, ambos domiciliados en la ciudad de Santa Fe, donde fueron detenidos meses después durante operativos conjuntos entre las policías de Santa Fe y Tierra del Fuego. El tercer santafesino, Maximiliano Farías, estuvo prófugo hasta el sábado 18 de mayo de 2013, cuando agentes de la División Judicial de la Unidad Regional I de Santa Fe (los que tomaban parte de los megaoperativos de saturación), lo apresaron en Presidente Perón y Perú mientras caminaba sin documentos por las calles del barrio Barranquitas. Cuando lo trasladaron a la seccional por averiguación de antecedentes, su nombre apareció en el registro de pedidos de captura nacionales por el delito de “homicidio”, a requerimiento del Juzgado de Instrucción Nº 2 de Tierra del Fuego, en la ciudad de Ushuaia.

Los otros dos involucrados en el crimen fueron los fueguinos Ángel Avanzato y Gustavo Zapata, señalados como quienes les otorgaron a los santafesinos la logística para moverse en la ciudad más austral del mundo. Un sexto integrante, identificado como Diego P. y conocido como Diente, fue apuntado como el autor intelectual del homicidio, y también está prófugo.

Una trama de película

La víctima había protagonizado una oscura historia con estupefacientes. Mauricio Fontana era el capitán del velero en el que estaba la droga y contó en la etapa instructiva que en 2009 había sido contratado por una persona del norte del país para que trasladara una embarcación desde Buenos Aires hasta España. Al parecer quien adquirió la embarcación residía en la península ibérica. Fontana agregó que como era amigo de Prada éste lo acompañó en el viaje de navegación.

Cuando llegaron a las costas de Brasil, el capitán y la víctima descubrieron una falsa pared que no habían visto a la salida de Buenos Aires porque estaba tapada con los bidones de combustible que iban usando, y al revisar encontraron un cargamento con 100 kilos de cocaína. Con la embarcación averiada y la mercancía encima, Fontana aseguró que ambos tuvieron temor y decidieron ocultar la carga en una playa de Brasil, en un lugar “ubicable mediante sistema GPS”. Luego el capitán se contactó por teléfono satelital con quien lo había contratado y tras varias conversaciones, esa persona dejó de atenderlo. Ante esto decidió regresar a la Argentina, dejando el velero en un puerto de Brasil.

Meses después, Prada le comentó que había iniciado conversaciones con Diente, un ushuaiense que decía tener contactos en Brasil, para comercializar la cocaína.

Tras esa comunicación, Fontana aseguró que perdió contacto con Prada hasta que supo que el instructor de esquí estaba en Brasil con otro hombre supuestamente para desenterrar y comercializar la cocaína.

Prada regresó a Ushuaia y se encontró con el capitán, a quien confesó que había entregado la droga al sujeto con el que fue a Brasil con la promesa de recibir unos 100.000 euros de ganancia. De acuerdo con la pesquisa, el pago nunca llegó y la víctima viajó a Brasil para reclamar el dinero, pero no lo consiguió y retornó al país, donde le reveló el hecho a su hermano.

Trafico

En Ushuaia, recibió un llamado del comprador de la droga que le sugirió que no volviera a Brasil porque los dueños del barco lo buscaban para matarlo. Finalmente, Prada fue ejecutado en su casa el 19 de junio de 2009.

En el juicio se determinó que Caraffa disparó y Farías lo golpeó. El otro Farías y Zapata (prófugo) están señalados como los responsables de la inteligencia y la logística para lleva a cabo el crimen. La defensa de los imputados apeló la condena hasta llegar a la Corte, pero en su último acuerdo el máximo tribunal consideró “inadmisible” el recurso y dejó firme la sentencia.

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