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La copa quedó en casa

Por Daniel Domínguez. Hace 33 años, Argentina se coronaba campeón del mundo por primera vez en la historia tras vencer a Holanda 3-1.

Un 25 de junio de 1978, Argentina se coronaba campeón del mundo por primera vez en la historia. El país vivía dos realidades. Una, la del fútbol, la euforia y los festejos. La otra, la más triste, la de la tortura, los desaparecidos y la desinformación.

El estadio Monumental fue el escenario para el gran partido. Fue sin dudas la final más dura de las disputadas hasta esa fecha; llena de tensión y garra, pero pobre de fútbol.

Holanda comenzó el partido con intensidad, y a los cinco minutos ya había cabeceado Rep tras un tiro libre. Sin embargo, allá por el cuarto de hora Gallego y Ardiles empezaron a sacar al equipo, mientras Passarella y Tarantini se adueñaron de la defensa.

Así, las oportunidades empezaron a llegar: Kempes, Luque y hasta el propio Passarella pudieron abrir el marcador pero fallaron en la última puntada.

El equipo naranja seguía atacando también y, otra vez Rep, quedó mano a mano con Fillol, que de manera brillante le ahogó el gol.

Hubo que esperar hasta los 38 minutos para la primera explosión. Kempes se metió en el área de guapo y a puro rebotes sometió a Jongbloed para poner el 1-0.

En el complemento Holanda se fue con todo. Ruud Krol, Jansen y Neeskens se hicieron dueños del juego y comenzaron a inquietar a Argentina una y otra vez. La defensa nacional sostenía como podía la ventaja, pero el tiempo parecía no pasar.

Encima, los de Ernst Happel mandaron a la cancha a Dick Nanninga, una torre que metía miedo en las pelotas paradas. Y a falta de diez minutos, cuando ya Menotti había hecho los dos cambios para defender, el propio delantero metió un cabezazo que superó la estirada de Fillol y puso el merecido 1-1 para la decepción de todos los presentes en el Monumental.

Había que jugar suplementario. Había que seguir sufriendo (deportivamente hablando, ya que a metros de allí había varias personas que sufrían de verdad).

La historia en el suplementario fue simple. Apareció Kempes y Argentina gritó campeón. Es que el Matador se vistió de héroe nacional y en 30 minutos hizo un gol y medio. Antes del final del primer tiempo se internó en el área europea y puso el 2-1 que acercaba a la gloria al equipo local, algo que se cristalizó cuando el propio delantero quedó con la pelota picando en el punto penal y a punto de rematar, Daniel Bertoni le quitó la conquista para empujarla al fondo de la red y sellar el 3-1 definitivo.

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