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Autoservicio

La cola bancaria que anuncia el futuro

Entidades financieras con líneas de cajas vacías. Los “bancos digitales” son el futuro.


La escena, en la sucursal de Banco Santander de Arroyito, es llamativa. La línea de cajas está casi vacía, mientras que al menos una docena de personas conforma una cola constante a lo largo de la mañana para operar en las dos terminales autoservicio.

El amontonamiento quizás sólo sea porque es el primer día hábil después del finde extra large de la Semana Santa, pero en un punto es un adelanto futurista del negocio bancario, en el quehasta las  terminales autoservicio y home banking serán historia.

El cambio hacia la era digital ya está produciendo transformaciones en el empleo y la arquitectura bancaria. Si hace un siglo la solidez de la entidad era proporcional al ancho de sus paredes, desde los 90 el paradigma cambió: el frágil vidrio reemplazó a los ladrillos amparado en alarmas que volvieron innecesarias aberturas fortificadas, así como los boxes personalizados se llevaron puesto el mostrador interminable.

De hecho, la sucursal del Santander de avenida Alberdi está al último grito de la moda. Construida hace no más de cinco años, en un local de dimensiones más propias de una zapatería que de un banco, hace dos fue remodelada para reducir y recluir la atención al público más al fondo, y darle despliegue a las máquinas autoservicio. La clave de esto la reveló el mes pasado en el diario El País el presidente de otro banco originario del norte de España y vecino del Santander: se trata de Francisco González, del BBVA.

Según González, en los bancos “sigue habiendo una montaña de papeles. No hemos creado aún un ecosistema digital”. Se ufana de que su entidad está 5 o 6 años adelantada al resto, pero advierte que no hay que descuidarse “porque nuestros competidores reales no van a ser los actuales bancos, sino las start up o los gigantes de la red como Google, y firmas como PayPal o Lending club y tantas otras que están en las fronteras del negocio bancario. No quieren meterse para evitar ser regulados pero ya se han posicionado en cada parte de la cadena: pagos, préstamos, foros…”.

Malas noticias para los empleados bancarios, que pintan para ser el pato de la boda. “Esta revolución digital está facilitando el acceso a servicios increíbles a precios adecuados. Destruye puestos de trabajo en un sector (el bancario) y los crea en otro, de mayor valor añadido”, justifica.

Don González imagina el futuro: “Ya tenemos muchísimos clientes que no van a las oficinas y otros que siguen acudiendo. Tenemos que atenderlos a todos. La tendencia es a que vayan menos, desde luego. Y queda aún el gran salto, los asistentes virtuales con los que podrás interactuar como si fuera una persona. Estarás en el salón de tu casa, preguntarás cuál es el saldo de tu cuenta y alguna máquina –el iPhone o el televisor– te lo contestará”.

Para todo esto, el BBVA salió de compras: “Adquirimos Simple, que es un banco enteramente digital; tomado participaciones en forma de pago; acabamos de comprar Madiva, del mundo del Big Data. Tenemos una filial en San Francisco que se dedica a adquirir empresas que nos puedan ayudar en ese proceso de reducir el banco físico, que cada vez vale menos, hasta que sólo seamos digitales”.

Está claro que en la Argentina el proceso viene más lento, pero está en marcha.

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