Ciudad

Ayer y hoy

La caída del búnker más famoso

En el asentamiento de Francia y Junín, barrio Refinería, funcionó el quiosco de droga más emblemático de la ciudad, ya fuese por su estratégica ubicación y la alevosa comercialización de drogas como por trascender a nivel nacional.


Hace un año, con el desembarco de más de tres mil efectivos federales encabezado por Sergio Berni, se realizaban en simultáneo 89 allanamientos. Entre otros, caía uno de los míticos lugares donde se vendía droga al menudeo: el Búnker de Refi sobre el terreno triangular que conforman las avenidas Francia, Caseros y Junín, donde contrastan casas precarias con imponentes torres de Puerto Norte, en pleno barrio Refinería. Los testimonios de los vecinos se repiten: “Hay más tranquilidad”.

En el predio hay más de 60 viviendas precarias. “Somos más de 300”, dice Víctor, que llega con su carro y tres amigos. Se disponen a separar hierros, chapas, vidrios y plásticos que van a parar a distintos volquetes al costado de la canchita de fútbol con vista a las torres Dolfines. “Acá somos gente de laburo, cirujeamos, pero fuimos maltratados. Ahora mejoró todo, ya fueron esos –por los narcos–. Por la noche vienen gendarmes, y eso los corrió. A nosotros nos re conviene porque cuando caía una redada la ligábamos nosotros también, querían llevar a todos. Venía el milico y me decía: «Vos sos proveedor…»”.

Por calle Junín casi Vera Mujica hay un pequeño almacén. Los vecinos se suman a la conversación. Reconocen que “la Gendarmería los corrió, los corrió literalmente porque por calle Monteagudo siguen vendiendo y los de la (comisaría) 8ª lo saben”, dice una mujer con su criatura en brazos. Un hombre con ropa de trabajo espera por la gaseosa y agrega: “Acá no se podía estar, esperabas el colectivo en la garita de Junín y Francia y venían los de las motitos y te robaban. Veíamos autos de alta gama que paraban y se metían en los pasillos a comprar, de todas las clases sociales, ¿eh? Gente que trabaja en las oficinas de acá enfrente también, esto era una romería; ahora se paró”.

El Búnker de Refi se conoció a nivel nacional porque el programa de Jorge Lanata, Periodismo Para Todos, emitió imágenes que mostraban la impunidad con que se vendía. “Nosotros vemos todo, algunos hace más de 25 años que vivimos acá, vos veías cómo después de que la gente se iba venían los milicos contando la plata, venían a buscar su parte, no sabías quiénes eran los peores…”, dice el hombre sentado sobre un viejo lavarropas.

El pequeño inmueble era una construcción de material, de 2 metros cuadrados, con dos ventanas altas y pequeñas y una doble puerta. Los funcionarios nacionales no salían de su asombro por la cantidad de pequeños envoltorios plásticos que quedaron en el pasillo, dosis consumidas de apuro. “A nosotros nos molestaba por los pibes chiquitos, pero mucho no podías decir porque te amenazaban: mueve mucha plata. Los mismos gendarmes nos piden que avisemos si vemos algo raro de nuevo. A la noche en la canchita hay transa, se vende, pero no como era antes, esto era la peatonal”, resume Daniel, quien en 2002 llegó al predio a vivir de cirujeo.

Algunos vecinos relatan que hay una promesa. “Dicen que en junio o julio nos van a hacer una oferta de dinero para que nos vayamos. Si vienen de buena manera se puede conversar; si lo hacen de manera patotera la gente se les va a retobar. Son empresarios que hicieron las torres de allá –señala a Puerto Norte–, nosotros tenemos nuestro abogado: veremos cómo sigue. Lo que sí te puedo decir es que acá no tenemos más búnker, pero seguro que los que venían a comprar acá están comprando en otro lado”.

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