Después de haber iniciado su tour argentino con dos grandes conciertos en Trelew y en Junín y antes de desembarcar en la Bombonera, el cantautor español Joaquín Sabina adelantó que en su concierto porteño de hoy homenajeará a Mercedes Sosa, Sandro, Roberto Fontanarrosa, Jorge Guinzburg y Adolfo Castelo. “Todos ellos fueron mis amigos menos Sandro. Pero vi en Perú lo que le pasó a Sandro y decidí dejar de fumar”, bromeó Sabina mientras calzaba un cigarrillo en su boca.
Desde las 17.10 y tras recibir una lluvia de flashes y hacerse acreedor al Disco de Platino por las ventas alcanzadas con su último álbum Vinagre y Rosas, el trovador ofreció una distendida rueda de prensa en uno de los salones del hotel céntrico NH City.
Al margen de la humorada y de los tributos que iban a ser una sorpresa, el creador prometió para hoy en La Boca un concierto “más sobrio” en que, dijo, “el único protagonista será la canción”.
“No habrá 20 elefantes ni chicas de Tinelli en tanga. Sólo nosotros que somos muy poquita cosa pero ponemos el corazón”, avisó haciendo gala de la ironía que lo acompañó durante toda la charla.
Dispuesto a dar respuesta a casi cualquier inquietud –ya sea artística, política, intimista o futbolera– el músico confió: “Sigo soñando en tocar en lugares más íntimos pero como nunca pensé que en Trelew hubiera 10 mil personas dispuestas a pagar una entrada para ver a un gallego, ahora no puedo decir que ésta sea mi última gira por grandes escenarios”.
Joaquín subrayó el aporte del dúo rockero Pereza a su presentación en el estadio xeneize. “Se parecen a lo que yo quería ser a los 30 años. Son «stoneanos», muy callejeros y el mejor grupo del rock español”, definió. Con tono pesaroso y a la vez burlón, reveló que su presente marcado por la vida hogareña le “permite disfrutar del placer del desayuno, de la siesta y de ver telebasura. En fin, una mierda”. En oscura observación hacia lo que vendrá, añadió Sabina: “Pensé que había que morirse antes de los 30 años, así que el futuro ya lo viví. Estoy de gira hasta octubre y ojalá siga vivo después de eso”.
En la misma cuerda, el artista aseguró: “No me veo ni más blando ni más sabio. Yo era un trueno y ahora me veo más viejo y tengo miedo a envejecer y a morir”.
Enseguida, el intérprete, de 60 años, pidió sin abandonar una mueca sonriente: “No me recuerden, mejor invítenme a una copa”. Las referencias al paso del tiempo y a la salud lo llevaron a referirse a Charly García sobre el que bromeó: “No puedo soportar que esté más gordo que yo”.
“Al lado de Charly –insistió– soy la Madre Teresa, soy una monja de clausura y esto lo digo en su honor. Hablando en serio, no se nos puede ni se nos debe comparar ni en disparates ni en talento”.
El autor de gemas como “Con la frente marchita”, “Peor para el sol” y “Donde habita el olvido”, revindicó su relación con Diego Maradona (“que la sigan chupando me parece un gran eslogan”, sostuvo) y aceptó trasladar la imagen contrapuesta de Vinagre y Rosas a la actualidad argentina.
“El capital intelectual, moral, poético y lírico son las rosas y el vinagre son los malos gobiernos, la corrupción y un país que nunca termina de levantarse porque siempre lo joden”, describió.
Hacia el final y cuando la reunióna amenazaba con convertirse en una suerte de declaración de amor en cada pregunta, Sabina se despidió indicando: “Me gusta tener cómplices y amigos más que fanáticos”. Una vez que termine su ansiado paso por la Bombonera donde agotó las 40 mil entradas, Sabina se presentará el viernes 29 en Mar del Plata y en febrero actuará el 5 en Córdoba, el 7 en Santa Fe, el 11 en Neuquén, el 13 en Mendoza y el 17 en Rosario.
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