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La anhelada ausencia con “C”

La ONG CinSida trabaja por la prevención de enfermedades de transmisión sexual, y a su vez brinda educación sexual a padres, docentes y adolescentes en el marco de una extensa investigación local.

La educación sexual es primordial para cuidar no sólo el cuerpo sino la integridad física como personas, evitar situaciones de abuso, o bien saber cuándo se las experimenta y denunciar al responsable. También ayuda a la prevención de enfermedades de transmisión sexual, y no impulsa –a pesar de lo que muchos aún sostienen debido a su falta de información– el inicio temprano de las relaciones sexuales en los adolescentes. Este mensaje, en conjunto con un amplio trabajo de investigación, es el que transmite desde hace once años el Centro de Investigación en Sida (CinSida, Pellegrini 197). Quienes quieran comunicarse con el centro podrán hacerlo al teléfono 482-0500, o bien escribir a cinsida@hotmail.com.

Raúl Gómez Alonso, su presidente, manifestó a El Ciudadano que el grupo comenzó a trabajar en 1999, mientras que oficialmente la ONG cumplió su rol desde el año 2000. “Éramos un grupo de trabajadores de distintos organismos no gubernamentales y observamos que lo relacionado a la prevención de enfermedades de transmisión sexual no estaba dando buenos resultados y creíamos que esto era así por la ausencia de investigación”, comentó Gómez Alonso sobre el impulso de CinSida.

El psicólogo, docente e investigador de la Universidad Nacional de Rosario explicó que a la par de la investigación que vienen realizando desde entonces, más las experiencias conocidas por quienes se suman a la consultas, se realizan extracciones de sangre para un análisis de HIV o bien por los comentarios que realizan, “venimos aprendiendo a la par que trabajamos con la gente, esto es algo necesario para seguir creciendo en cuanto a información y aumentar el caudal que compartimos con la gente que confía en nosotros”, sostuvo.

—¿En qué ámbitos trabajan sobre la prevención del Sida y la educación sexual?

—Si bien comenzamos en el ámbito escolar, cuando aún no teníamos una sede, ahora nos abrimos a la comunidad y desarrollamos las líneas de investigación–acción. En nuestro local ahora podemos trabajar con la gente desde la asistencia psicológica, los talleres para portadores del virus, familiares y amigos, hacemos las extracciones de sangre para el análisis gratuito del HIV y tenemos consultoría jurídica. Además, tenemos un convenio con la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario y tenemos residentes de la carrera que colaboran con esta tarea de informar y apoyar a la gente que se acerca.

Por otra parte, trabajamos en conjunto con el laboratorio de la UNR, ellos realizan el estudio de las muestras de sangre que enviamos desde CinSida, con reactivos que envía el Ministerio de Salud de la Nación.

—¿Con quiénes trabajan desde la educación sexual, con padres, docentes o jóvenes?

—Con los tres sectores. En principio estamos ultimando detalles de un proyecto que está a punto de comenzar, tiene que ver con la capacitación para docentes en sala media. A través de Amsafé provincial estamos esperando la oficialización de esta carga horaria para que luego le sirva al docente que se haya capacitado en Educación Sexual. De todas maneras, hemos realizado varios talleres sin el aval del Ministerio de Educación y si bien el contenido es sumamente confiable, no aporta a las horas cátedra de los docentes que los cursan. Por el momento estamos a esa espera, de comenzar, lo haremos después de las vacaciones de invierno, en agosto.

En cuanto al trabajo con los chicos y los padres, necesitamos en primera instancia que los padres autoricen nuestra llegada a los chicos. De ahí en más hemos trabajado con padres solos y tuvimos otros talleres en los que por un lado estaban los adolescentes, por otro los padres y cerrábamos con una exposición de ambas partes en una sala en común.

—¿Qué podés decir acerca de aquellos padres que se rehúsan a que sus hijos tengan educación sexual en la escuela?

— Hay una confusión muy grande de los padres sobre la educación sexual. Se supone que la idea es hablar sobre genitalidad, y que los chicos van a iniciarse sexualmente más temprano, y no es así. Pasado ese error, hay que aclarar que la sexualidad no es genitalidad y nada más, es una temática muy amplia que tiene que ver con cuidados del cuerpo, lo que implica la salud en sí. El tema es una visión muy amplia y hay un desconocimiento importante de parte de los adultos, y por ende, de los chicos. Hemos demostrado con nuestro trabajo que con la educación sexual no se inician las relaciones tempranamente, es más, los chicos se cuidan para evitar así embarazos no deseados. También se disminuyen los abusos y se sabe diferenciar de una caricia sexuada de una que no lo es, y en el caso e recibir una, poder denunciarlo. La educación sexual es integral, los padres y docentes deben estar informados para poder así educar a sus hijos y alumnos. Y está claro que se busca la educación en las escuelas porque en casa no existe. Es una cadena de malformaciones y desinformación que se debe cortar por el bien de todos.

—Es decir que los chicos siguen siendo los perjudicados

—Los chicos están en una situación muy particular porque tienen una invasión permanente de estímulos y no saben muy bien cómo procesarlos. Está bueno que los chicos pregunten y que despejemos mitos con información veraz. Hay que sacar el conocimiento erróneo y no avanzar más allá de lo que los chicos traen en cuanto a sus dudas y mitos. Respetamos la capacidad de comprensión de los adolescentes y les informamos sobre lo que quieren saber y hasta dónde quieren saber.

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