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Juana Molina innova a través de lo propio

De cara a su show en Rosario repasa su carrera y motivaciones y adelanta detalles de su próximo disco, que se editará el año próximo. Con la participación de Flor Croci y Budajipis el concierto tendrá lugar esta noche, a partir de las 21, en el Teatro Vorterix.


“Desde muy chica tuve claro que quería hacer música”, confiesa Juana Molina. “Pero tenía una timidez tal que no podía mostrarla”, dice apacible y cálida. Este año festeja dos décadas de la salida de su primer disco, Rara, y el lunes pasado terminó de masterizar el séptimo. El nuevo material aún no tiene título pero la también actriz y humorista festeja haber terminado la parte más ardua: “Ya no hay vuelta atrás. No tengo que estar escuchando los temas con oído crítico. Ahora resta estudiar y descuartizar las canciones para el vivo”, adelanta quien supo crear su propio sonido enmarcado en un indie experimental y vanguardista.

En ese marco Juana Molina llega a Rosario, despidiendo un show que repasa sus seis discos anteriores y espera la incorporación de los nuevos temas. El Encuentro Nacional Mujeres del Rock, como dieron a conocer el concierto, tendrá lugar esta noche, a partir de las 21, en el Teatro Vorterix Rosario (Salta y Caferatta) y contará también con la participación de la talentosa Flor Croci y Los Jardines Líquidos y Budajipis para concluir en una fiesta amenizada por Girda y Los del Alba.

Innovar sin traicionarse

Para Molina la búsqueda siempre es la misma: lograr que los discos no se parezcan al anterior y que respeten su esencia: “No quiero caer en mis lugares comunes ni dejar de hacer lo que me es propio. Es un camino muy difícil de innovación”.

Ese objetivo tiene la próxima parada del camino musical que Molina comenzó tras dejar atrás su carrera como actriz y humorista, que tuvo su punto más alto en el programa Juana y sus hermanas; “hay muchos instrumentos nuevos” y su incorporación dio espacio a nuevas ideas, describe. “No podés hacer lo mismo con un violín o una flauta. Eso ya te propone algo que no habías hecho antes. Me gusta mucho programar sonidos pero esta vez, en vez de programar, me dediqué a usar cosas que ya existen en otro lado y deformarlas”, explica.

Si bien hoy utiliza programaciones, sintetizadores y looperas, Molina asegura que la síntesis de su estilo está en su segundo disco, titulado así: Segundo. “Ese fue el disco que marcó mi rumbo musical, ahí está todo lo que hice después, aunque sea en un compás, en un momento, está todo. Es la madre de todos mis discos”, dice y continúa: “Hacer Tres cosas (2002) fue tremendamente difícil, tuve que parar todos los temas antes de que estuvieran terminados para mí, porque si los seguía trabajando sentía que se iban a parecer a los de Segundo. Forzosamente lo dejé más crudo, más desnudo”.

“Segundo fue todo lo que sentí. A partir de Tres cosas todo trajo al maldito pensamiento que es el que finalmente termina arruinando las cosas”, resumió. Es que para Molina el proceso creativo dista de lo racional: “Creo que el pensamiento es el enemigo de la creación. Interfiere, lo cambia, lo moldea para un lado interesado. Es algo que le saca lo puro a lo que viene solo. Yo todo lo que hago pensando lo descarto. Aunque eso no quiere decir que el pensamiento no intervenga necesariamente en todos los intervalos”.

Sonidos de vanguardia

La relación que Juana Molina tiene con la música es auténtica, genuina y natural, aunque muy exigente y perfeccionista. Ella lo manifiesta de este modo: “Padecí una educación en la que no había lugar a la prueba y error”, confiesa la hija del cantante de tango Horacio Molina y de la actriz Chunchuna Villafañe; que se animó a mostrar su música siendo ya muy famosa a través de sus alocados personajes televisivos que realmente marcaron una época en la tevé. “Era muy difícil hacer un show, se llenaba de gente que venía a ver a Juana Molina y a la mitad del concierto no quedaba nadie. Era horrible verlos irse pero cuando quedaban los 20 que estaban escuchando, todo renacía y cobraba fuerza. Es que lo que yo hacía no correspondía a la música que hace la gente conocida que se pone a hacer música”, recuerda.

“Después (con el paso de los años y la tecnología) empezó a hacerse un poco más la música que yo hacía, pero en el momento que salió Segundo era rarísimo, de otro mundo”, recuerda y asegura: “Usé la loopera desde el primer día y busqué algo que hiciera eso durante mucho tiempo antes de que exista. Ya venía con esta cosa medio mántrica de algo que se repite indefinidamente”.

“Ahora ya estoy cansada”, confiesa, para luego concluir: “Me  gustaría tocar sin loopera. Me quiero liberar de todo, a lo mejor sólo quiero cantar. Igual no sé si voy a poder delegar tanto”.

Absurdas diferencias

El show de esta noche fue enmarcado en un Encuentro Nacional Mujeres del Rock. Consultada sobre el contexto Juana Molina opinó: “Muchas veces me preguntaron cómo era ser una capocómico cuando en general era un rol de hombres. Nunca sentí esa competencia. No me gustan las diferencias. Si bien la mujer tuvo un rol espantoso en los últimos 20 o 30 años porque estaba siempre en un segundo plano, eso ya prácticamente no corre en nuestro país. Son absurdas las diferencias. El resultado de lo que hagan va a ser distinto porque somos distintos. Pero no uno más y otro menos. Siempre me molestaron, por ejemplo, las categorías en los premios: rock femenino o rock masculino, creo que lo único que hacen es diferenciar algo que intentan unir.

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