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Jóvenes, armas y la prensa en el medio

Se leyó en el título principal de un diario: “Al final, el francotirador del centro era un menor y lo entregó la madre”. ¡Pobre pibe!, se mandó una metida de pata fenomenal sin saber que se estaba ganando la tapa del diario y, por supuesto, su amplificación a través de todos los otros medio de prensa.

Se leyó en el título principal de un diario: “Al final, el francotirador del centro era un menor y lo entregó la madre”. ¡Pobre pibe!, se mandó una metida de pata fenomenal sin saber que se estaba ganando la tapa del diario y, por supuesto, su amplificación a través de todos los otros medio de prensa. Para colmo resultó expuesto el vínculo con la madre que, según la versión policial, al sospechar de su hijo fue a la Justicia, que mandó a la Policía a buscarlo a su casa. El pibe está en edad de escuela secundaria y se malentretenía tirando un “cinco y medio” junto a un compañero, que por no ser el dueño de casa se salvó del escarnio público.

Los cinco y medio son armas a aire comprimido que en los pueblos y pequeñas ciudades muchos padres les regalan a sus hijos que son niños todavía, no para que tiren contra las casas y la gente sino para cazar pajaritos o simple divertimento, todo como parte de una muy natural convivencia desde pequeña edad con armas, de escaso poder de fuego pero arma al fin. De nuestro “francotirador” del macrocentro rosarino, que como todo trofeo agujereó persianas plásticas, ahora sabemos hasta la dirección donde vive –de nuevo, ¡pobre pibe!– y no tendrá la posibilidad de reflexionar y procesar semejante metida de pata con la tranquilidad y reserva necesarias tan importantes en la adolescencia. Lo más injusto es que hace mucho tiempo que no hay asunto público que haya recibido ese nivel de detalle en los medios.

Se leyó en títulos secundarios de páginas ubicadas de la mitad del cuerpo hacia atrás de los diarios locales: “Siete detenidos por protagonizar una gresca en zona sur” y “Dijo ser ex diputado al ser detenido después de participar en una gresca”. Una de las crónicas, al detallar la faena policial tras requisar los tres vehículos que protagonizaron pelea, fuga y persecución, cuenta que “el Golf era conducido por David Román R., de 19 años, quien iba al volante, y un adolescente de 16. Del interior del rodado fueron secuestrados un revólver 32 largo con seis cartuchos, un trozo de caño, una manguera con un trozo de hierro en su interior y 4.750 pesos”. Luego: “De los tripulantes del VW Voyage, además del falso ex diputado, fueron detenidos Nicolás S. de 21 años, y Sergio E. de 22. Fueron incautados un facón, una sevillana, una navaja, un rebenque, cinco cartuchos de 22 con punta hueca y la funda de un arma”. Por último, “del Audi fueron detenidos Raúl Iván F., de 23 años, y Jonás B. de 20. De ese auto los policías secuestraron una pistola de aire comprimido calibre 4,5, municiones y un cuchillo”.

Conclusiones: la realidad muestra una diversidad de sectores jóvenes en contraste con quienes pretenden unificar a “la juventud”; la circulación de armas es de temer; es también de temer la creencia de no pocos, sobre todo entre grupos de corta edad, de que para circular por la calle es necesario hacerlo con algún tipo de arma; por último, ¡cuánto nos equivocamos en la prensa a la hora de asignar importancia y tratar determinados temas!

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