Los soldados israelíes, apoyados por tanques y aviación, combatían en la Franja de Gaza ayer, en el segundo día de una ofensiva terrestre que pretende destruir las infraestructuras y el armamento del movimiento islamista palestino Hamas a pesar del riesgo para los civiles. El ataque iniciado anteayer ya dejó al menos 20 muertos. El primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, ordenó por la mañana una intensificación de la incursión.
Al menos 19 palestinos y un soldado israelí murieron desde que comenzó la operación terrestre el jueves pasado por la tarde, lanzada por Israel pese a las peticiones de la comunidad internacional de intentar evitar las pérdidas civiles, según reseñó un cable la agencia de noticias AFP.
El número de palestinos muertos desde que comenzaron las hostilidades ronda los 260, la mayor parte civiles, muchos niños y mujeres, según la ONU.
El objetivo principal de las tropas, que ya han entrado por varios puntos a la Franja de Gaza –delimitada por Israel, Egipto y el mar Mediterráneo– es destruir los túneles subterráneos de contrabando construidos por Hamas ante el bloqueo, para introducir desde alimentos y medicamentos, hasta dinero y armas.
La ofensiva “es un paso peligroso, cuyas consecuencias no se han calculado”, dijo el portavoz de Hamas, Fawri Barhum.
En Doha, el jefe en el exilio de Hamas, Jaled Meshal, dijo a la AFP: “Lo que el ocupante israelí no ha logrado realizar con sus ataques aéreos y navales, no lo concretará con su ofensiva terrestre”.
El presidente palestino, Mahmud Abas, mostró su gran preocupación y advirtió que la operación terrestre israelí provocará “más derramamiento de sangre”, y complicará los esfuerzos para poner fin al conflicto.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, lamentó la escalada y urgió a Israel a “hacer mucho más” para proteger a los civiles palestinos.
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