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Investigación

Investigan si maestra quiso medicar a sus alumnos

Las madres dicen que sólo quiso aliviarles una congestión nasal y piden que vuelva al grado.


Una maestra de segundo grado fue apartada de su cargo luego de que trascendiera que mezcló alguna sustancia extraña en la leche de sus alumnos. La mujer es docente de la escuela Juan Galo Lavalle, de Juan Manuel de Rosas al 4000, y el caso, sobre el que alertó una portera del establecimiento, fue comunicado al Ministerio de Educación para que lleve a cabo la investigación correspondiente.

Las autoridades de la escuela fueron sumamente cautas ante la consulta periodística, y muchos padres se manifestaron sorprendidos e indignados por haber conocido la noticia a través de trascendidos periodísticos y no por una comunicación oficial.

Sin embargo madres de sus alumnos se concentraron ayer al mediodía en la puerta del colegio y reclamaron la reincorporación de la docente inculpada.

“Que no la ensucien. Es la única maestra que enseña de verdad en esta escuela”, manifestaron.

La noticia

La mañana de ayer la noticia estuvo desde temprano en todos los medios, incluso los nacionales. La información que trascendió fue que una maestra, de nombre Cristina, había colocado una suerte de tranquilizante en la leche de los chicos. Sin embargo, en la puerta de la escuela se sostenía otra cosa.

“Los chicos estaban con mocos y ella puso un Mejoralito, ninguna droga rara. No fue con maldad, aunque ella y nosotros sabemos que está prohibido. Cristina pidió por favor que no le saquen a sus alumnos. Es la primera vez que pasa algo así y sabemos que no quiso intoxicar a nadie. Yo pongo las manos en el fuego por la maestra”, relató Agustina, una de las madres de sus alumnos.

Éstas defendieron con énfasis el puesto de Cristina. “Es una maestra como la gente”, afirmaron más de una vez.

A mediodía sostuvieron un diálogo permanente con la docente por teléfono y mensajes.

Los alumnos le lloraron rogándole que vuelva, pero ella se negó a hacerse presente por la presencia del periodismo y por miedo a ser sancionada, según sostuvo en el llamado.

La escuela, mientras tanto, se mantuvo en funcionamiento con aparente normalidad, aunque las puertas estuvieron cerradas y se abrían únicamente para el ingreso de los alumnos. Los chicos de segundo grado tuvieron una maestra reemplazante que seguirá a cargo hasta que se normalice la situación de la docente investigada.

Mientras tanto, en la vereda, las madres continuaron con un aplauso y un pedido insistente: “Que vuelva Cristina”.

“Si no era por ella no llegaba”

Miércoles al mediodía. La puerta de la escuela Juan Galo Lavalle comienza a llenarse padres y alumnos que van a buscar a sus hijos o esperan por entrar al turno tarde. La gran mayoría de los chicos corre a lo largo y ancho de toda la cuadra. Uno, sin embargo, hace pucheros en un rincón de la puerta de entrada al establecimiento. Lejos de haber peleado con un compañero o de no querer entrar a clase, el chico llora porque extraña a su señorita. El alumno que llora no es el único que rompe con la cotidianeidad. Las madres concentradas en la puerta hablan únicamente de la señorita Cristina. Hablan con indignación. “Dicen que parece que le puso un ansiolítico. ¡Mira si le van a poner eso!”, exclama una madre. Una alumna de séptimo grado pide hablar con los medios: “La tuve en primero, segundo, tercero y cuarto. Ahora estoy en séptimo. Si no era por ella no llegaba”, dice para avalar las cualidades de la docente denunciada.

Reclamo

Los padres de los alumnos de segundo grado de la escuela Juan Galo de Lavalle se reunieron anoche en el establecimiento. Al cierre de esta edición deliberaban sobre la mejor forma de reclamar ante las autoridades de Educación que la maestra de sus chicos, separada de sus funciones mientras se sustancia la investigación de la denuncia que pesa sobre ella, sea restituida al grado.

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