Ciudad

Riesgo digital

Investigan ciberacoso a un grupo de adolescentes

Sospechan que un joven se hacía pasar por una chica para relacionarse. Habría al menos casos.


Un joven “de entre 18 y 24 años” quedó imputado ayer bajo sospecha de ser quien, desde un perfil falso de Facebook, estaba detrás de repetidos actos de acoso de menores de entre 14 y 15 años, todos varones. Según explicaron desde Prensa de la Fiscalía Regional Rosario, en base a los elementos de prueba obtenidos en el curso de una investigación que llevaba ya varios meses, la fiscal Marianela Martín ordenó el allanamiento de la vivienda del presunto autor, que se concretó ayer en Ituzaingó al 1200.

En la diligencia se le secuestró su computadora personal y otros dispositivos que podría haber utilizado para comunicarse con sus presuntas víctimas o para alojar el material que obtenía de ellas –en principio, fotos y videos–, equipos que serán peritados en las próximas horas por expertos en informática de la Policía de Investigaciones.

Mientras tanto, el joven concurrió con su abogado para ser notificado de los cargos, en lo que se denomina “imputación en libertad”: quedó acusado por la presunta comisión del delito de grooming, que abarca una serie de comportamientos y conductas de personas mayores para vincularse y seducir, acosar o chantajear a menores.

La Fiscalía aclaró que al tratarse de un “caso delicado” y que involucra a menores se mantendrían en reserva los detalles. Empero, según trascendió, la investigación llevaba meses, y habría sido la denuncia de la madre de uno de los menores lo que la impulsó.

En el transcurso, los investigadores se concentraron en determinar cuántas presuntas víctimas eran y cómo habían ido ocurriendo y qué alcance tenían los episodios. Así llegaron a determinar que no se trataba de un caso aislado sino de una conducta que se había replicado en al menos cinco, y que todos los chicos se conocen entre sí.

El contacto inicial con ellos, según se pudo determinar, ocurrió a través de la red social Facebook, aunque los investigadores buscan determinar si se utilizaron otras redes sociales o mecanismos para la transferencia de fotos y videos, como Wathsapp o correos electrónicos. También surgió en entrevistas de los chicos con psicólogos que los vínculos con ellos se entretejieron a partir del perfil de una chica que se interesaba en ellos, y que iba construyendo una relación a través de conversaciones vía chat. Y que en un momento –como en rigor ocurre en prácticamente todas las relaciones virtuales– se producía el intercambio de fotos.

En apariencia por lo que lo que los investigadores lograron reconstruir a partir de allí la supuesta “chica” iba profundizando el vínculo, a la par que pedía a sus contactos más fotos de ellos e incluso videos. Cuán íntimas eran esas imágenes es materia de investigación y qué hacía con ellas quien las requería es otra de las aristas. Desde la Fiscalía regional aclararon a El Ciudadano que el “consumo personal” –por llamarlo de algún modo– mantendría el caso en una presunta situación de grooming; pero si el material se compartía con otras personas o se transmitía hacia sitios de internet pasaría de inmediato a configurar una “cuestión federal” ya que podría encuadrarse en pornografía infantil.

Por ahora todo se maneja con reserva y cautela. Incluso trascendió que los esfuerzos de la fiscal requirieron minuciosidad y paciencia para que las presuntas víctimas relataran cómo había ocurrido todo: para los adolescentes resultaba costoso “exponerse” y aceptar la “vergüenza” de haber caído en una trampa. De hecho, sólo tres de los cinco habrían aceptado hablar en las sucesivas entrevistas, que se fueron concretando con la asistencia de psicólogos.

Es que, en principio, los adolescentes aceptaban por propia voluntad enviar las imágenes, pero después supuestamente eran coaccionados a seguir haciéndolo, bajo la amenaza de que, de lo contrario, las fotos o videos que ya habían enviado iban a ser difundidos en redes sociales o en sitios de internet. La Fiscalía entiende que si así ocurrió y es demostrable, el caso deja de ser grooming para convertirse en extorsión.

Con todo, el eje principal a determinar es si la persona física a la que se secuestraron los dispositivos era a ciencia cierta quien se hacía pasar por una chica para entablar relación con los chicos.

También qué hacía con el material obtenido, y si además de las cinco víctimas de un mismo grupo hubo otras, y en ese caso cuántas y quiénes, y si son de la misma franja etaria. Por lo pronto, el presunto autor no quedó detenido –en rigor no lo estuvo en ningún momento– y no tiene antecedentes, aunque en la Fiscalía aclararon que su situación fue informada en su ámbito laboral, donde tendría contacto con menores, ya que sí carga con una imputación anterior, de diciembre pasado, también por un caso de grooming.

Comentarios