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Homicidio en zona oeste

Imputado por un crimen relató la odisea de vivir en la periferia

Vecino de Cabín 9 fue acusado de matar a un joven que, según dijo, lo hostigaba. Igual, le dieron preventiva por 30 días.


Un audiencia por homicidio fue el escenario para que en pleno Tribunal se develara el padecimiento de una familia sometida al constante hostigamiento por parte de una banda que opera en Cabin 9. Una conflictiva convivencia de vecinos con bandas de jóvenes que intentan controlar, a base de fuego y violencia, la zona periférica donde habitan. En esta oportunidad, se profundizó sobre un hecho de sangre donde un joven de 21 años perdió la vida luego de que un vecino le diera un disparo de escopeta ocho meses atrás. El fiscal lo imputó por homicidio simple mientras que la defensora del imputado pidió legítima defensa. El autor del disparo contó con detalles los hostigamientos que sufrió él y su familia, la ausencia del Estado, ya que la noche trágica llamó en reiteradas oportunidades a la Policía que nunca concurrió. Por el momento el imputado, que se presentó a la Justicia anteayer, seguirá detenido durante el próximo mes mientras se profundiza la investigación sobre sus dichos.

El fiscal Adrián Spelta imputó ayer en una audiencia oral a Enrique Alfredo P. por el homicidio de Eric Peralta ocurrido el 1º de enero pasado en Cabín 9. Luego de escuchar la acusación, Enrique Alfredo P. tomó la palabra y relató su versión. El hombre sostuvo que esa madrugada llegó a su casa junto con su hijo luego de saludar a su hermano por el nuevo año. Dentro de la vivienda, su mujer y nieto dormían. Según el relato, hasta allí se acercó Eric Peralta, un joven del barrio que habitualmente le pedía dinero que usualmente le daba para no tener problemas. Enrique explicó que el muchacho tenía signos de estar ebrio o drogado y decidió no darle dinero. Ello generó la reacción de Peralta y se inició una discusión.

Su hijo, que había quedado dentro del vehículo, descendió a interceder por su padre y Peralta –que según el relato del hombre pertenecía a una banda conocida como los Stinfler– llamó a sus amigos que estaban a escasos metros y golpearon a su hijo. El hombre sacó a su hijo como pudo para resguardarlo en su auto y lo llevó un par de cuadras. Enrique sostuvo que regresó corriendo e ingresó a su domicilio pero los hostigamientos continuaron. “Estaba en un estado desesperante: quería proteger a mi familia”, relató. El imputado afirmó que sus vecinos comenzaron a romper ventanas, arremetían contra la puerta y le disparaban, entonces llamó al 911 pero no tuvo ninguna respuesta. Llegó un patrullero de la subcomisaría 18ª pero le dijeron que no se podían hacer cargo de la situación. Según explicó, llamó tres veces a la Policía pero no tuvo protección, entonces tomó una escopeta vieja que le había dejado su padre, subió al techo y disparó.

Lejos de amedrentarse, el grupo enardeció y la violencia fue en aumento. Enrique P. dejó la escopeta en un descanso de la escalera que tiene en el patio y mientras su familia se resguardaba en una habitación intentó sostener la puerta para evitar el ingreso de la gavilla, pero no pudo evitarlo y comenzaron a dispararle, refirió. Entonces corrió y tomó la escopeta: “Cuando tiré, el pibe se cruzó en la línea de fuego” describió. Enrique sostuvo que vio al joven salir y se tiró por el tapial para salvar su vida. Afirmó que estuvo dos días escondido en una casa abandonada que su vecino tiene al fondo de la propiedad, mientras su vivienda fue saqueada y prendida fuego.

Según su defensora, la familia sufrió pérdidas totales y debió irse del barrio. Incluso se escuchó en la audiencia que varias horas después del hecho la Policía no podía controlar al grupo de personas que atacó la vivienda y hubo agresiones para con el personal policial. La letrada Susana Zulkarneinuff resaltó entre los testimonios el de un familiar de la víctima. De sus dichos surge que esta persona buscó a Peralta y le dijo: “Vos no podés hacerle esto a esta gente que es buena y te ayuda”. Le decía que no fuera a molestarlos, lo puso contra la pared pero no pudo convencerlo y Peralta se volvió a ir.

De la declaración surge que los Stinfler son una banda que está enfrentada con otra, llamada Los Cuatreros, porque no quieren que estos últimos pongan búnkers de drogas en las últimas tres cuadras del barrio.

Zulkarneinuff sostuvo que hay testigos que relataron cómo eran subastadas las pertenencias de la familia de Enrique P. en la esquina de la vivienda incinerada y solicitó un encuadre del hecho en un legítima defensa o exceso de ella. Por su parte, el fiscal pidió la prisión preventiva para Enrique, aunque solicitó que la medida se dicte por 30 días para investigar la versión del hombre. Mientras que la jueza Mónica Lamperti hizo lugar al pedido fiscal, en cuanto a la imputación fiscal y el pedido de prisión preventiva, y rechazó la solicitud de morigeración solicitada por la defensa.

Dos grupos en conflicto

La banda de los Stinfler es conocida en Cabín 9. Según los vecinos sus integrantes asientan su poder en el territorio a base de amenazas, tiros y pedidos de peaje y están enfrentadas con un grupo con un peso específico mayor que se hacen llamar Los Cuatreros. Los diversos hechos de violencia que se cometen contra las personas y las propiedades de la zona se plasmaron en las denuncias que los vecinos presentaron en la comisaría cansados de los hostigamientos. Ello dio lugar a un enorme operativo policial en septiembre pasado que tuvo como fin desmembrar estos grupos. Si bien hubo diversos allanamientos, secuestros y detenciones parece que la complejidad de la situación no se disipó del todo.

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