Ciudad

Hostel: una tendencia que no para de crecer

Por Agustín Aranda. En sólo siete años se instalaron en la ciudad 50 lugares para alojamiento de turistas con esta modalidad.

A siete años de la instalación del primer hostel en la ciudad, ya existen alrededor de 50 inmuebles que alojan a turistas del país y el exterior bajo esta modalidad. El Ciudadano dialogó con los principales referentes del sector, convertido en una alternativa del turismo tradicional. Según explicaron los dueños y encargados de hostels, se trata de un alojamiento utilizado en su mayoría por personas de Buenos Aires durante los fines de semana y, en menor medida, por extranjeros. Sucede que tiene un costo bajo, que no supera los 50 pesos, y un estilo comunitario signado por el compartir.

El hostel, una modalidad de hospedaje de habitaciones compartidas y espacios comunes, con bajos costos, parece haber llegado para quedarse. Este tipo de alojamiento  tiene gran demanda en grupos que oscilan entre 10 y 50 personas. “Eligen el hostel porque no tiene una tarifa alta, pueden estar juntos y no en habitaciones separadas, como en los hoteles. Para el viajero eventual, es la opción más barata”, detalló el dueño de A&B, Rodrigo Rincón.

En la actualidad, una tarifa estándar por día en un hostel en la ciudad ronda los 50 pesos, aunque Rincón considera que existen ciertos hospedajes que cobran aún más barato con el objetivo de acaparar la porción más grande del mercado local, que ofrece alrededor de mil plazas. Según los registros del Ente Turístico Rosario (Etur), en Rosario funcionan más de 19 hoteles dos estrellas y alrededor de siete de una estrella –con tarifas más altas que el hostel–, que tienen disponibles cerca de 2 mil plazas.

Tipo de alojamiento

Los hostels rosarinos poseen una capacidad no mayor a 40 o 50 personas cada uno, que es una cantidad estándar tanto a nivel nacional como internacional. “Entre los servicios básicos de cualquier hostel, se destacan habitaciones compartidas o matrimoniales, cocina, quinchos, terrazas o piletas y también internet. En mi caso, también hay un pub”, describió Rincón, a cargo del hostel ubicado en Laprida y 3 de Febrero. El hospedaje lleva ese nombre por Antonio y Bernardo, parientes de Rodrigo, que hace dos años y medio que es propietario del lugar. Es el “boca en boca” y también las redes sociales los que dinamizan el sector de los hostels. En el caso de la Posada de Juan Ignacio, su diferencial de servicio, la pileta, fue foco de turistas extranjeros durante la última temporada estival. “Grupo tras grupo de jóvenes israelitas, que a medida que llegaban me ayudaron a publicitar el espacio en una página de Israel. Eso tiene como diferencia el hostel: «Una relación mas cercana entre dueño, gerente y los viajeros»”, sostuvo Ignacio.

“Nosotros hacemos hincapié en la buena onda de la recepción y la limpieza”, reflexionó el encargado de la Posada de Juan Ignacio. Según los gerenciadores de los hostels de Rosario, otra de las modalidades cada vez más en boga es festejar, hacer previas –reunión anterior a la entrada a un boliche bailable– en los hostels. Con el espíritu solidario del hospedaje, la tendencia es celebrar hasta cumpleaños y aniversarios con bebidas y comida a la canasta, en la que cada asistente aporta a un agasajo común. “El hostel es un estilo de vida. Si no te gusta conocer gente, no va a funcionar para vos. Si lo laburás, es muy divertido”, confesó Rincón.

Demandas específicas

De acuerdo con los distintos representantes del sector, si bien existen particularidades, la media de los alojados en hostels de la ciudad son personas provenientes de provincia de Buenos Aires y Capital Federal y, en menor medida, de otras provincias.

“Históricamente los hostels de Rosario laburan mucho con gente de Capital Federal. Vienen de joda, a disfrutar de la noche por el fin de semana y luego se vuelven a sus casas”, explicó Ignacio Granados, fundador y gerente del hostel Posada Juan Ignacio, ubicado en Tucumán 2534. Para él, los extranjeros que llegan a Rosario son seducidos por lugares comunes, muchas veces amplificado por la rosarinidad. “Vienen porque les dijeron que las rosarinas son las más lindas o porque les queda de paso en su trayecto a Córdoba, Iguazú o Buenos Aires. Pero una vez que están acá, terminan encantados y se quedan varios días más de lo planificado”, dijo Ignacio.

Además de turismo nocturno, de diversión y para jóvenes, los hostels de la ciudad tienen sus picos de actividad durante los fines de semana largos, eventos deportivos y congresos. “En mi caso, no trabajo con cadenas de hostels internacionales por lo que recibo a contingentes de Argentina, en su mayoría de provincia de Buenos Aires y Capital Federal. Las razones son las habituales: diversión, boliches, playas, congresos”, refirió Rodrigo.

En sintonía con su colega, Germán Ferreyra, encargado de Arriba Rosario Hostel, describió: “Cuando hay sequía, porque no hay congresos ni eventos grandes en la ciudad, se mueven mucho las matrimoniales. Los fines de semana viene mucha gente de Buenos Aires para salir en la noche rosarina”. Para el encargado, el argentino, en particular mujeres, es reacio a las grandes habitaciones para compartir.

Paralelo al insumo porteño, Rosario también recibe a turistas extranjeros atraídos por las propuestas culturales. “Varía  la nacionalidad según la época, vienen franceses, lituanos y hasta chinos en algunas oportunidades. Sin embargo, el flujo de extranjeros que llega a Rosario se mueve a través de la página Hostel Internacional, una base de datos en la que los turistas califican infraestructura, limpieza, ubicación, diversión, staff y seguridad de los hospedajes. Allí, sólo figuran dos asociados en Rosario: La Casona de Jaime I y II. Allí va el 90 por ciento de los extranjeros”, apuntó .

Historia y problemas

“El primer año, 2009, fue muy duro con la gripe A y un fin de año con el Paraná seco como lengua de loro. Igualmente trabajamos y nos mantuvimos”, recordó el gerente de A&B. “El mayor ingreso desde que empezamos fue el último verano, desde enero hasta marzo. Nos favoreció el hecho de tener una pileta, servicio que no tienen todos los hostels de Rosario. Recibimos contingente tras contingente de chicos de Israel que terminaron el servicio militar obligatorio”, explicó por su parte Ignacio.

Para Rodrigo, la modalidad nacional de feriados aumentó la ocupación aunque bajaron mucho las consultas “por la sobreoferta de hostels y la poca coordinación con el municipio y la Cámara de Hostels de Rosario”. En sintonía, Ignacio aseguró que el sector está viviendo uno de los peores meses del año. “Hay mucha competencia, y nosotros nos quedamos con el tema publicitario. Creo que existe mala información en la prensa sobre la oferta hotelera de Rosario”, disparó el joven. Según el fundador de la Posada de Juan Ignacio, no es cierto que durante los fines de semana largos se completan las plazas de Rosario.

A su vez, Germán confesó que “cuando éramos pocos, se trabajaba muy bien”. Al crecer la oferta, sin una gestión integradora de la Cámara de Hostels y falta de coordinación con el Ente de Turismo de Rosario, la actividad para gran parte de los hostels de la ciudad se resiente, reflexionó el encargado de Arriba Rosario Hostel. De acuerdo con Germán, existe una división entre los hospedajes que funcionan con la Cámara y quienes están por fuera. “Hace un tiempo se aprobó una ordenanza que dejó afuera a muchos hostels por no exigir requerimientos básicos como tener ascensor en un inmueble de dos pisos. A pesar de pertenecer al sector, no fuimos consultados. Cuando nos enteramos de la normativa también vimos que los únicos habilitados eran los que hoy conforman la Cámara. Creemos que existe un sectarismo poco cooperativo que contradice el espíritu del hostel como modalidad de negocio y hospedaje”, explicó Germán. Frente a esto, aclaró el encargado, se armó un grupo de alrededor de 22 hostels que empezaron a trabajar en conjunto, llevando mapas y folletería a Córdoba y Buenos Aires.

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