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Concierto y evocación

Homenaje a Abel Pizzicatti: herencia musical rosarina a cien años de su nacimiento

El contrabajista Claudio Pizzicatti, su nieto, repasa el recorrido de su abuelo, uno de los grandes referentes locales, que será homenajeado este jueves en el ECU en el marco de un concierto gratuito y nombrado, post mortem, Artista Distinguido de Rosario


Una familia de músicos, la música como puente generacional inevitable y gran herencia, y una historia teñida de una serie de recorridos vinculados con esa pasión que va de los clásico y académico a lo popular, llevaron al músico local Claudio Pizzicatti, destacado referente rosarino contemporáneo que ha repartido su tiempo de trabajo profesional entre Europa y Argentina, a homenajear a su abuelo, el maestro Abel Pizzicatti, director y pedagogo, conocido por ser el arreglador del “Himno de Rosario”, integrar las grandes orquestas locales que brillaron en la época dorada de la radio o ser quien se ocupaba de armar la orquesta en vivo del Circo de Moscú cada vez que llegaba a la ciudad, entre muchas otras cosas, a poco más cien años de su nacimiento, acontecido en Rosario el 1° de agosto de 1921.

“Esta es una larga historia, un recorrido muy extenso, sobre todo si se tienen en cuenta aquellos años, los de su juventud, entre los años 40 y 50, cuando se tocaba muchísimo en vivo con las orquestas”, expresó en diálogo con El Ciudadano el destacado contrabajista Claudio Pizzicatti que junto con su cuarteto, integrado además por Leonel Lúquez (piano), Joaquín Vivo (violín) y Diego Saavedra (bandoneón), se presentará este jueves en el Espacio Cultural Universitario (ECU) con entrada libre y gratuita, en un contexto donde su abuelo será nombrado, post mortem, Artista Distinguido de Rosario.

Será en el marco de un concierto homenaje con obras de él y muchos de sus históricos arreglos, sumando clásicos, tango y jazz, y un puñado de talentosos músicos invitados como es el caso del pianista argentino radicado en Francia Carlos Acotto, uno de los más destacado alumnos de Abel Pizzicatti, y los locales Magdalena Basile (violín), Franco Giglione (viola), Andrés Lagos (cello), Roberto Ceballos (clarinete), Cristian Loza (guitarra) y Tomás Pagura (batería).

Algo inevitable

“Mi abuelo venía de una familia italiana de cinco hermanos oriundos de Broni, Italia (una localidad de la provincia de Pavía, en región de Lombardía), de los cuales tres eran músicos, mi padre también músico y mi hermano y yo también músicos; en la familia la música fue algo inevitable porque siempre estuvo ahí, nos atravesó, por suerte. Mi abuelo se relacionó con la música desde muy chico, con 7 u 8 años; era algo de familia: su padre, mi bisabuelo, era luthier y también músico, tocaba el arpa, y fue quien le construyó a mi abuelo su primer instrumento, una batería. Por esos años, con 7 cumplidos, acompañó como baterista en su primer concierto a un guitarrista no vidente. Ahí comienza su pasión por la música y muy prontamente esto sería el puente al estudio del piano, que fue el instrumento que lo acompañó siempre, y de un recorrido increíble”, contó Claudio sobre su abuelo Abel, poniendo de manifiesto su desempeño y trayectoria como músico local, a raíz de la cual desarrolló y fomentó valores socioculturales porque consideraba que “la educación es el medio fundamental para transmitir y acrecentar la cultura en un proceso permanente orientado al desarrollo del individuo y a la transformación social”.

Su trayectoria musical fue como pianista, arreglador y docente. Estuvo abocado siempre al desarrollo de la música académica y popular, “hizo una búsqueda de eso”, dice Claudio, y logró así un estilo y una técnica sobresalientes. “Se formó en el conservatorio Ingo y continuó luego su perfeccionamiento en armonía y composición, dando diferentes conciertos de música clásica tanto en Rosario como en la región; su formación clásica le marcó un camino donde pudo desarrollar todo su intelecto y capacidad interpretativa, que luego volcaría a la música popular. Fue un pedagogo con una sensibilidad exquisita, dando así una herramienta muy importante a cada una de sus alumnas y alumnos”, destacó Claudio, quien expresó que el recorrido de su abuelo, muy en diálogo con su época, se dio a partir de las presentaciones en vivo y con las grandes orquestas, del mismo modo que pasó luego con su padre, también pianista y que él mismo continúa en el presente.

“Tocaba mucho en las radios: Nacional, LT2, LT3, LT8, Radio El Mundo; muchas veces acompañando a las y los cantantes líricos de la época; también en las grandes orquestas de jazz y de tango de aquellos años que tenían, permanentemente, presentaciones en los clubes de los barrios de Rosario, una costumbre que se perdió con el tiempo, más allá de que los músicos, también como en aquellos años, mantenemos el hábito de la docencia, porque las clases de música son una fuente de trabajo. Nuestra casa paterna fue una gran academia para grandes músicos locales”, destacó Claudio acerca de su abuelo, que a los 19 años fue convocado como pianista y arreglador de un cuarteto para radicarse en París, “pero decidió quedarse en Argentina”.

Abel Pizzicatti formó con su impronta una de las orquestas más importantes de Rosario, La Jazz Santa Mónica, cuyos integrantes fueron referentes de la ciudad. Luego fue el arreglador de otra de las orquestas del momento, Los Tic Tac. Asimismo, estudió durante ocho años el órgano en la Catedral de Rosario con el maestro Luis Ángel Machado, compositor y organista, y en la Universidad Nacional de Rosario creó la cátedra de Folclore que tuvo a su cargo, “pero luego debió abandonar, unos meses después de haberla creado, por la gran demanda laboral que los músicos tenían por aquellos años”, destacó Claudio, quien recordó que su abuelo era conocido de grandes artistas como Lucio Fontana o Antonio Berni, al tiempo que conformó varias orquestas con el destacado músico rosarino Santiago Grande Castelli.

En 1959, Abel Pizzicatti concursó para integrase a la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, fue preparador de las cuerdas, realizó arreglos de villancicos entre otras cosas y, en varias oportunidades, acompañó a figuras como Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche o Enrique Dumas, al tiempo que creó el Gotán Trío con el que grabó por entonces un LP y recorrió los grandes escenarios.

“Cada vez que Rivero o El Polaco (Goyeneche) venían a Rosario, querían que mi abuelo los acompañara al piano, se sentían muy cómodos con él y sabían de su capacidad. Mi abuelo Abel tocó siempre, sin parar. Y en la Sinfónica lo hizo durante años, hasta que murió; falleció el 4 de octubre de 1989 afeitándose para ir al ensayo de la Sinfónica Provincial de Rosario”, evocó Claudio, quien recordó que su abuelo “fue parte de la época de oro de la música y del arte; en ese tiempo era de lunes a lunes, y no sólo rodeados de músicos, eran tiempos en los que los grandes artistas compartían otros espacios de encuentro”.

Abel Pizzicatti se destacó también como arreglador. Así lo hizo con el “Himno de Rosario”, cuyo autor fue Luis Milici, “y cada vez que venía a Rosario el Circo de Moscú lo llamaban a mi abuelo para armar la orquesta en vivo; era convocado como pianista y arreglador. Cuando llegó la democracia, en 1983, Canal 3 hizo un programa que se llamó Aplausos y allí fue director, pianista y también arreglador”, recordó su nieto.

Abel Pizzicatti tiene varios LP grabados de jazz y tango, y varios de sus arreglos fueron destacados por la crítica musical por su notable sonido y sus formas muy exquisitas, “donde las armonías confluyen en una simbiosis que genera un color particular”.

Astor Piazzolla escuchó un día un arreglo de Abel que era para un cuarteto de cuerdas de la icónica “Adiós Nonino” y preguntó al cuarteto: “¿Quien hizo el arreglo?, envíenle mis felicitaciones”, dijo el maestro. Con el tiempo, Abel realizó un arreglo de ese clásico sólo para piano, con una introducción y luego el tema. En la actualidad, uno de sus alumnos, el referido Carlos Acotto, radicado desde hace décadas en Francia, como concertista de piano y pedagogo, incorpora a su repertorio este arreglo que tiene gran aceptación del público en el extranjero y que, seguramente, este jueves se escuchará en el ECU refrendando el legado del abuelo Abel.

Homenaje musical
El destacado músico Claudio Pizzicatti.

El Cuarteto Pizzicatti Tango inició su recorrido hace unos años y en 2018 concretó una gira europea que incluyó países como España, Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania y Suiza. Poniendo acento en la música bailable de Buenos Aires, el grupo difundió por el Viejo Continente lo que dan en llamar “un auténtico repertorio tanguero dirigido a quienes se sienten atrapados por la pasión, el sentimiento y la seducción de este género”.

La formación, en cada una de sus presentaciones, representa a las grandes orquestas típicas de tango, abriendo una puerta a la milonga a la que invita tanto a bailarines profesionales como para todo tipo de público. Y el repertorio del cuarteto transita compositores como Gardel y Piazzolla, pasando por Troilo, Bardi, Arolas, Villoldo, Plaza, Mores, Pugliese y Fresedo, entre otros, conformando de esta manera un abanico en lo que se refiere a los distintos estilos y épocas del tango.

Para agendar


El homenaje y reconocimiento a Abel Pizzicatti, tendrá lugar este jueves, a partir de las 19.30, en el ECU (San Martín 750), con entrada libre y gratuita. Más allá de la propuesta musical del Cuarteto Pizzicatti Tango y de los destacados músicos invitados, Abel Pizzicatti será nombrado, post mortem, Artista Distinguido de Rosario.

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