Le decían Camel, tenía 28 años y se ganaba la vida cuidando autos en avenida Alberdi, a unas diez cuadras de su casa del barrio Toba de la zona noroeste. “Todas las noches, cuando terminaba de trabajar, comía algo, se tomaba un vino y después iba a comprar droga”, contó una vecina de la zona. Esa última acción fue la que, dicen, llevó a Camel a la muerte. “Le pegaron para robarle la droga y lo mataron”, aseguraban ayer en el barrio. Sin embargo, la Policía tenía otras hipótesis: una indicaba que el muchacho había sido asesinado durante una pelea; la otra, que se cayó solo y se golpeó la cabeza.
Ayer cerca de las 5, y tras recibir un llamado anónimo, personal del Sies encontró en Rubén Darío y República Dominicana a un joven sin vida tendido en la vereda. Cuando la Policía llegó al lugar, identificó al muchacho como Luis Alberto Fernández, de 28 años, quien vivía con su familia a unos 100 metros de ese lugar. Los vecinos contaron que la víctima era conocida en el barrio por el apodo de Camel (con acento en la a), y que tanto él como su familia pertenecen a la comunidad qom de zona norte.
“Era un buen pibe, y no lo digo porque ahora esté muerto. Todos los días iba con sus hermanos y amigos a cuidar autos en avenida Alberdi y Juan José Paso”, contó una vecina del barrio. “Terminaba a eso de las 23, y con lo que había sacado comía algo, se tomaba un vino y se iba al quiosco a comprar droga”, detalló.
Esa misma rutina es la que Camel realizó ayer. Fue cerca de las 4.30 cuando el joven se acercó a un búnker y compró estupefacientes. “Dos pibes lo siguieron y le pegaron para robarle la droga. Se ve que le dieron en la cabeza y lo mataron. No es la primera vez que pasa. Siempre le roban a los tobas”, dijeron vecinos.
“Los que le robaron consumen merca, porro y pastillas. Los tobas compran droga, pero además toman alcohol, así que cuando les van a robar no se pueden defender. Ya pasó cinco o seis veces”, agregaron.
Camel cayó herido de muerte a causa de un golpe en la cabeza. Los médicos le diagnosticaron una herida punzocortante en el parietal derecho. Su cuerpo fue encontrado tendido en la vereda, en una ochava pintada con el escudo de Rosario Central, el mismo que aparece en varias viviendas de la zona. A media cuadra de ese lugar, por Rubén Darío hacia el oeste, se levanta un asentamiento irregular, cuya entrada también está coronada por los colores azul y amarillo.
Ayer, la Policía sostenía dos hipótesis acerca del hecho. Una indicaba que el muchacho asesinado se había caído solo y se había golpeado la cabeza. La otra aseguraba que la víctima había participado de una pelea con dos jóvenes. Ninguna concordaba con el relato que hacían las personas que viven en el barrio.
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción en turno, con la colaboración de la comisaría 9ª, que tiene jurisdicción en la zona, y de la Brigada de Homicidios.
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