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Hallan a anciana asesinada

El cuerpo de Concepción Lavore, de 73 años, fue encontrado en el lavadero de su casa con una bolsa en la cabeza y en avanzado estado de descomposición. La Policía investiga si la mataron para robarle.

El diario del 10 de febrero había sido deslizado por debajo de la puerta por el canillita, y a partir de ese día comenzaron a acumularse. Esto fue lo primero que vio la Policía cuando ayer al mediodía ingresó a la casa de Concepción Lavore, una anciana de 73 años, en barrio Parque. Una vecina había dado aviso a los uniformados: hacía mucho que no veía a la mujer, de su casa salía un olor nauseabundo y, al asomarse al patio, vio manchas de sangre. El cuerpo de Concepción fue encontrado en un lavadero al fondo de la vivienda, en avanzado estado de descomposición, con una bolsa de nylon en la cabeza atada al cuello. Toda la casa estaba revuelta. Sin embargo, varias alhajas fueron encontradas, lo que hace dudar a la Policía de que el móvil del homicidio haya sido un robo. Además, ninguno de los ingresos al domicilio estaba violentado.

Concepción Lavore tenía 73 años y vivía sola. “Era una mujer muy ermitaña. No tenía familia ni hablaba con los vecinos”, confió una fuente policial.

La casa de Concepción está ubicada en Suipacha 2124, en pleno barrio Parque, en una planta baja. Sobre este inmueble se levanta un primer piso, adonde María Esther, una vecina que vive por calle Cerrito, va todos los días a retirar los recibos que van llegando, ya que el inmueble está desocupado.

Ayer a la mañana, María Esther se presentó en la comisaría 5ª, con jurisdicción en la zona, y dijo que había empezado a sentir un olor nauseabundo que provenía de la casa de la anciana, a la que hacía días que no veía.

Además, dijo a los uniformados que se había asomado al patio de la casa de Concepción y había visto unos vidrios rotos y algunas manchas de sangre.

Los uniformados se presentaron en la vivienda, pero nadie contestó a los llamados. Además, saltaron los tapiales y ganaron el patio, para chequear que todo estuviera en orden, pero se encontraron con todas las puertas cerradas.

De acuerdo con los voceros, los investigadores se comunicaron con un primo hermano de Concepción, de 82 años, que es su único pariente, quien los autorizó a ingresar a la vivienda, cuyo ingreso habilitó un cerrajero.

“Cuando entramos vimos los diarios acumulados desde el 10 de febrero, y la casa estaba muy revuelta”, confió a El Ciudadano una fuente policial.

“Todavía tengo el olor impregnado en la nariz”, dijo María Esther, quien acompañó a los efectivos en la pesquisa. Es que, según detallaron las fuentes, la casa estaba invadida por un olor putrefacto.

Fue cuando entraron a un lavadero ubicado al fondo de la vivienda cuando se encontraron con el terrible cuadro: Concepción estaba tendida en el suelo, con una bolsa de nylon cubriéndole la cabeza y atada al cuello, y en un avanzado estado de descomposición. “Hacía unos diez días que había fallecido”, detalló un vocero, quien explicó que por el estado de putrefacción, el cadáver debió ser sacado de la casa por los Bomberos Zapadores, para luego ser trasladado al Instituto Médico Legal (IML), donde le realizarán la necropsia correspondiente.

“Por ahora no podemos establecer la causa de la muerte, porque hasta que la autopsia no arroje resultados, es imposible determinar si el cuerpo tiene marcas de violencia”, señaló el investigador.

 Vida solitaria, caso complicado

Según contaron los voceros, Concepción percibía una jubilación municipal. “Nadie sabe si tenía un buen o mal pasar económico, porque no se relacionaba con nadie”, dijeron las fuentes del caso.

“Cuando entramos estaba toda la casa revuelta. En base a esto se podría hablar de un robo, pero encontramos muchas alhajas tiradas, que el homicida se podría haber llevado, por lo que esta hipótesis no puede confirmarse”, confió un pesquisa.

Lo que sí es cierto es que las entradas de la vivienda no estaban violentadas, por lo que los uniformados sospechan que la víctima pudo haber dejado ingresar voluntariamente a su agresor, quien al irse cerró con llave. Además, las fuentes remarcaron que no descartan otras hipótesis, como un ajuste de cuentas.

“Es un caso muy complicado, porque no sabemos si esta mujer tenía algún confidente o amigo a quien le pueda haber contado cosas de su vida que nos lleven a alguna prueba”, remarcó un investigador.

Los vecinos de barrio Parque definieron  a Concepción Lavore como una mujer que vivía con mucho miedo.

“Siempre hacía los mandados en un mercado que queda a una cuadra y media de la casa y volvía enseguida, no hablaba con nadie, y si lo hacía estaba siempre mirando hacia los costados”, contaron vecinos de la zona a El Ciudadano.

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