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Guía de debates sobre el nazismo

Por Paulo Menotti.- En su libro “La dictadura nazi: principales controversias en torno a la era de Hitler”, el historiador Ian Kershaw propone un recorrido por las principales discusiones acerca del régimen que llevó a Alemania a la criminalidad masiva.


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El nazismo es uno de los fenómenos del pasado más estudiados por los historiadores, llegando a tal punto la producción que se transforma en un problema encontrar una obra que dé cuenta de toda su complejidad. Si a eso se le suma la figura de Adolf Hitler, la cuestión se amplifica aún más porque el caudillo de la Alemania nazi cautivó –y sigue haciéndolo– el interés de muchos investigadores y escritores dando fruto a trabajos serios y otros que se detienen en minucias. Otra complicación se presenta porque las biografías pocas veces reflejan la amplitud del momento histórico y muchas intentan recrear a toda una sociedad en un tiempo, desde las acciones y/o las características de una persona.

Sin embargo, ése no es un inconveniente para Ian Kershaw, un especialista en la historia del propio Führer, quien en su libro La dictadura nazi: principales controversias en torno a la era de Hitler enumera los debates más importantes que generó ese proceso histórico que dirigió el hombre nacido en Austria.

Hitler, una fascinación

Ian Kershaw nació en Inglaterra en el seno de una familia de trabajadores y desde joven estudió la Edad Media, aunque de a poco fue interesándose en la lengua y la cultura alemana. En 1972 obtuvo una beca para estudiar a los campesinos alemanes del Medioevo y el nazismo se le presentó como objeto de trabajo. En esa oportunidad escuchó a un anciano alemán que le dijo: “Ustedes los ingleses son unos tontos porque si se hubieran aliado a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial hubiéramos podido dominar juntos el mundo”. Ese comentario lo llevó a indagar sobre la sociedad alemana en la era nazi y desde entonces no abandonó el tema convirtiéndose en uno de los principales especialistas en la materia. En particular la figura de Hitler es su principal objeto de estudio. Por ello, entre sus obras se encuentra El mito de Hitler: imagen y realidad en el Tercer Reich; Decisiones trascendentales: de Dunquerque a Pearl Harbour (1940 – 1941); Hitler, los alemanes y la Solución Final; Los perfiles del poder: Hitler. A todos estos se deben agregar, también gracias a su pluma, los textos biográficos del líder nazi Hitler, 1889-1936; Hitler, 1936-1945, y The End

Una rica historiografía

El libro “no ofrece una descripción del desarrollo de la historiografía, ni una historia de la historia del nazismo, por decirlo de algún modo. Se trata, más bien, de un intento de analizar la naturaleza de numerosos problemas centrales de interpretación relacionados específicamente con el período mismo de la dictadura, con los que se enfrentan los historiadores actuales de la Alemania nazi”, afirma Kershaw, dejando en claro los propósitos de su trabajo. Asimismo, agrega que “el objetivo del libro habrá sido alcanzado si su evaluación de las diferentes interpretaciones de la dictadura nazi sugiere cuál de esos enfoques tiene un mejor potencial en relación con los demás (…) para brindar una explicación del proceso de radicalización dinámica del Tercer Reich que condujo a la guerra y a un genocidio de escala incomparable”. Esto es porque Alemania, uno de los países más desarrollados y cultos de la tierra, se transformó en poco tiempo en una dictadura criminal.

La dictadura nazi, un ya clásico libro con cuatro ediciones –siendo esta la segunda aparición en castellano–, se corre del eje de la personalidad más trascendental del Tercer Reich, aunque no completamente, y se propone como una historiografía que enumera, describe y posiciona, a la vez que reflexiona, acerca de las principales controversias (como reza su título) del régimen nazi. En tanto el eje que vincula a estas polémicas, según el autor inglés, se cifra en tres dimensiones: “La dimensión histórico-filosófica, la dimensión político-ideológica, y la dimensión moral”.

Una de las Historikerstreit (disputa de historiadores) que, a modo de capítulo en este libro denominó “los historiadores y el problema de explicar el nazismo”, Kershaw indaga en las distintas posiciones que adoptaron los estudiosos a la hora de escribir sobre el nazismo. Es que Alemania siguió existiendo tras la caída del régimen, incluso, dividida. En esa línea trabajaron los historiadores marxistas, quienes tenían una larga tradición en el tema, por lo menos desde la década del 20, según afirma Kershaw. Los historiadores germanos de la República Federal Alemana, en tanto, centraron su preocupación en “el sentimiento de culpa alemán” y en descubrir si el nazismo fue un mal engendrado tras el Imperio que cayó con la Primera Guerra Mundial, o si venía desde antes. Por supuesto, el debate se renovó con nuevos interrogantes, nuevos interlocutores y nuevas fuentes, a la vez que con nuevos procesos históricos.

La aparición de la juventud como nuevo actor social en los sesenta aportó nuevas preguntas, en particular a sus padres: “¿Qué hiciste tú durante la guerra, papá?, (pendiente en los hogares argentinos con respecto a la última dictadura militar). Un acontecimiento que también arrojó nuevos interrogantes fue la caída del muro de Berlín.

Totalitarismo o fascismo

En cuanto a la naturaleza del nazismo, mucho se discutió sobre si fue una forma de totalitarismo, una variante de fascismo o un fenómeno único. El primer concepto sirvió más para intentar relacionar a los regímenes comunistas con el nazismo que para dar cuenta del gobierno de Hitler y fue desechado por los estudiosos porque tenía más defectos que aportes; aunque en los medios de comunicación lo siguen utilizando. Incluso antes de la Guerra Fría, Hannah Arendt denunció en su libro Origins of totalitarianism ese aspecto, retomado con fuerza por Carl Friedrich, quien elaboró seis puntos de similitud entre la Unión Soviética y la Alemania nazi. Ambos fueron desechados por los estudiosos, mientras que Kershaw afirma que la debilidad de Friedrich radica en que ofrece un modelo estático, mientras que los fenómenos fueron revolucionarios, es decir productores de cambios.

El concepto totalitarismo, posteriormente fue utilizado para describir a países comunistas y para criticar a las nuevas izquierdas surgidas en los 60. Kershaw olvida, en tanto, el uso ideológico que hizo el Pentágono de este concepto.

El concepto fascismo también es discutido. Alzado por la Comintern en los años 20, englobó a todos los regímenes de derecha, principalmente de Europa. El fascismo italiano, nacido en 1923, se equiparó con el falangismo español y también con el nazismo, entre otros; pero los investigadores no tardaron en encontrar distinciones entre ellos. ¿Se puede equiparar al movimiento conservador que terminó liderando Francisco Franco, con los revolucionarios de derecha dirigidos por Benito Mussolini o Hitler? Posiblemente, caracterizarlo como fenómeno único fuera lo más apropiado y esta perspectiva nos acerca al título del libro La dictadura nazi, que no deja de sorprender a los lectores. ¿El nazismo fue simplemente una dictadura?, ¿fue un caso único? Si hay algo que une a estos regímenes es que trabajaron para mantener los privilegios de altos sectores de la sociedad. La ideología nazi criticaba a los capitalistas pero los grandes industriales fueron altamente favorecidos durante el nazismo.

Otros debates

Otras polémicas que propone Kershaw son los temas de la política y economía en el Estado nazi, en tanto aparato eficiente y exitoso, o burocracia caótica. Se agrega la cuestión de si Hitler fue el “amo del Tercer Reich” o un “dictador débil”, siendo que hay enfoques que avalan el genio estadista de Hitler, mientras que otros lo posicionan como un hombre débil, cruzado por las dudas y temeroso de tomar decisiones, un símbolo atado a la “estructura” del Estado alemán.

Si el nazismo tuvo un “programa” imperial racional o una “expansión sin sentido”; si el régimen fue fruto de una “reacción social” o una “revolución social” y sobre todo el tema del Holocausto, son los otros tópicos que analiza con destreza Kershaw.

A fin de cuentas, todos estos debates también apuntan a cómo tratar ese delicado objeto de estudio que es el “nazismo”. Para Kershaw está claro que se debe describirlo, analizarlo, comprenderlo, sin olvidar esa macabra y racional estocada a la humanidad que se resume en Auschwitz.

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