Es natural que las derrotas siempre sean dolorosas, pero algunas dejan atenuantes positivos de cara al futuro. La sufrida por Central es preocupante por ese motivo, no deja casi nada para repetir. Entró dormido y antes de los 40 segundos ya perdía, se fue al descanso 2 a 1 abajo producto de la impericia de Gimnasia para definir media hora de abrumador dominio. Y además, el costado izquierdo del equipo fue una invitación para el rival. Miguel Russo nunca encontró soluciones con el partido en marcha.
Poco bueno para rescatar, acaso hay que buscar en cuestiones elementales como las ganas por ir en la adversidad, y que en el segundo tiempo, Franco Niell y el Chino pudieron empatar el partido en la primera media hora, cuando Gimnasia se mostró perturbado al ser atacado por Central.
La siesta del comienzo fue fatal. Tanto como la dupla Lagos-Schulze por el sector izquierdo, un problema que ya evidenció cuando Quilmes fue con Abecassis en el debut canalla.
Domínguez muy solo en el medio, fue otro punto flojo ya que nunca encontró la posición adecuada. Y Gimnasia, desde el trajinar de Musis y el talento de Nacho Fernández prevaleció en el dominio del juego. Solo la seguridad de Caranta lo mantuvo en partido, hasta que Fernández clavó el tercero.
Cuando Russo sacó a Schulze para poner a Abreu, y dejó a Lagos de tres, le dio el lugar que Gimnasia necesitaba para asegurar los tres puntos. Claro que esos elementos negativos se multiplicaron en Peppino, Encina, y el propio Luna. En síntesis, desde lo individual y colectivo Central jugó mal y por tal perdió bien.
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