Ciudad

Fuego y miedo al sudoeste

Una fábrica de bicicletas de bulevar Seguí al 4000 se incendió en la tarde de ayer, y se temió que el foco afectara a las casas vecinas y se replicara. La rápida acción de Bomberos alcanzó a controlar las llamas.

Una fábrica de bicicletas, situada a la altura de bulevar Seguí al 4000, se incendió ayer por la tarde pasadas las 16 y generó gran temor en el barrio, no sólo por la magnitud de las llamas sino por el miedo a que el fuego alcanzara a las casas vecinas y se provocaran nuevos focos. La rápida acción de Bomberos disipó el riesgo y con él los temores, pero de inmediato se abrieron nuevos: cuando todavía se desconocían las causas del hecho y antes de que éstas fueran determinadas por peritajes, el propietario del comercio desestimó cualquier posibilidad de accidente: “Tiraron algo”, dijo, consciente de que hablaba de un atentado.

Pasadas las 17.30, los bomberos afirmaron haber controlado el incendio. El fuego continuaba, pero ya no revestía el grado de peligro inicial.

 El temor de propios y extraños escaló por la calidad de los materiales que se estaban quemando: plásticos, químicos como pintura para las bicicletas, aceite y grasa, y las cubiertas para las ruedas, además del mobiliario.

En ese marco, según relató el dueño de la fábrica, el lugar “cierra todos los días a las 16”, y antes de poner los candados puntillosamente se cierran las llaves de gas, se corta la electricidad y se cuida en poner a resguardo todo material combustible, precisamente para prevenir cualquier incidente.

Pero, aun así, ayer sí los hubo: aproximadamente veinte minutos después de haberse retirado el personal, comenzó un incendio en la zona de hornos y latas de pintura. ¿Las causas? Según el dueño, “le tiraron algo”. Según Bomberos, se conocerían una vez extinguido el fuego. Y ayer las fuerzas sólo estaban concentradas en controlar las llamas y no permitir que alcanzaran las casas linderas, lo que hubiera significado un desastre.

Al igual que las autoridades que se encontraban en el lugar (Policía y GUM, además de Bomberos), los vecinos no pudieron dar explicaciones sobre lo ocurrido. Fueron el intenso olor a plástico quemado y el humo negro que cubría la zona, ambos perceptibles a varias cuadras de distancia, los fenómenos que llamaron la atención a los vecinos, que desde un principio no dudaron en acercarse hasta la zona del fuego, y que sólo podían aconsejarse entre ellos sobre cómo cuidarse de la contaminación que se estaba produciendo.

Afortunadamente no hubo heridos y, pese a las dimensiones que llegaron a alcanzar las llamas, tampoco grandes pérdidas materiales. Sí, temor: en la zona predominó la incertidumbre, y probablemente así sea hasta obtener los resultados del peritaje que hagan los Bomberos.

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