Todavía debe haber algún hincha buscándole explicaciones al 3-3 con Belgrano. Newell’s siempre estuvo en ventaja pero nunca supo defender, literalmente, la diferencia. A cinco minutos del final lo tenía ganado pero lo dejó escapar por ser demasiado ingenuo y por errores imperdonables.
La Lepra mostró dos versiones distintas: tuvo agresividad y autoridad en la primera parte pero fue frágil, en todo sentido, e inseguro en el complemento. Una bipolaridad futbolística preocupante ante un rival escaso de recursos.
La presencia de Faravelli, la movilidad de Víctor Figueroa y la velocidad de Tevez fueron sus mejores argumentos en el primer período. Pero no pudo con Juan Carlos Olave, al que recién pudo vulnerar con el penal de la Fiera.
Pero el Pirata consiguió en cinco minutos lo que a la Lepra le costó 40. Y gracias a una sumatoria de errores rojinegros: Cristian Díaz la deja corta, Diego Mateo no llega, Jorge Velázquez tira el centro sin oposición, Oscar Ustari calcula mal, César Pereyra cabecea sin marca. Y ya no estaba en cancha Víctor López, otro lesionado que sufre la Lepra.
El golpe anímico fue difícil de asimilar para Newell’s, que necesitó de Ustari para evitar el segundo del Pirata y de una inspiración de Maxi Rodríguez para fabricar el segundo que marcó Lorenzo Faravelli. Pero la alegría le duró un suspiro porque Pier Barrios metió un zapatazo de 40 metros que venció la resistencia de Ustari.
Si el primer empate había afectado la confianza leprosa, el segundo la destruyó. A Newell’s lo invadieron las imprecisiones y la desesperación cuando debía reinar la calma y la claridad. Así y todo, se encontró con un penal que no fue de Aveldaño a Maxi que la Fiera convirtió en el 3-2. Pero el partido le tenía preparada otra sorpresa amarga a Newell’s, que se cristalizó al instante cuando Emiliano Rigoni remató cruzado desde lejos y superó al estirada de Ustari.
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