Se recuperó. Tras la decepcionante derrota del domingo pasado ante River en el Monumental, Central se recompuso. Merecimientos de lado, los dirigidos por Miguel Russo derrotaron 2 a 1 a Gimnasia en el Bosque platense. Y lo hicieron en el final del encuentro, aprovechando un grueso error del arquero Monetti, quien cometió un penal innecesario que Rafael Delgado transformó en el gol del triunfo.
De todos modos, la rehabilitación auriazul estuvo mucho más ligada al resultado obtenido que al funcionamiento que mostró el equipo. Superado en el primer tiempo, el Canalla mostró fallas estructurales que presagiaban una tarde complicada. Y esta sensación se acentuó más aún cuando a los 11 minutos de juego el Lobo ya ganaba 1 a 0.
Con o sin la pelota en su poder, Gimnasia se mostró mucho más activo que Central. Y a partir de ese factor sacó ventaja en la mitad de la cancha. Para colmo, el Canalla propuso una marcación hombre a hombre que no dio réditos. Hubo distracciones que provocaron grietas en el sistema. Faltó presionar con firmeza al rival de turno que manejara la pelota.
Y muchas veces aparecieron receptores libres, factor de riesgo que atentó contra la fórmula para recuperar el balón que intentó el equipo de Russo. Sin embargo, en una equivocación defensiva del Lobo, Barrientos capitalizó un rebote y empató el partido a 6 del final.
La sensación de injusticia por la igualdad auriazul se fue diluyendo en el complemento.
Gimnasia se fue quedando, y el Canalla mostró más equilibrio en la zona media. Para ello fue importante el ingreso de Aguirre por el improductivo Becker.
El final del encuentro fue abierto. Estaba para cualquiera. Pero, en tiempo adicionado, se lo quedó el Canalla. Y si bien ganó por yerros ajenos que por méritos propios, la forma no debe opacar la importancia del éxito logrado ayer.
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