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Fruta y Maravilla: un proyecto de espíritu colectivo

La escritora Maia Morosano publica, a través de su editorial y de un sistema de crowdfunding, libros de alumnos y alumnas del taller Patas de Cabra que dirige como forma de proveer un espacio para escritores e ilustradores emergentes


Pau Turina / Especial para El Ciudadano

Fruta y Maravilla es una colección de libros y fanzines de poesía llevada adelante por el taller Patas de Cabra que coordina la escritora rosarina Maia Morosano. Con este proyecto abre una colección que da espacio a escritores e ilustradores emergentes para que puedan publicar sus primeras obras.

La colección tiene como objetivo visibilizar y hacer circular producciones en formato papel hacia un público más amplio y desde un punto de vista autogestivo. En este sentido, los libros fueron publicados gracias a un sistema de crowdfunding con el que pudieron recaudar el dinero necesario para realizar las primeras cuatro publicaciones. Sobre la experiencia, Morosano dice que cree que esta manera de financiamiento tiene que ver con el espíritu colectivo del proyecto. “Nos encantó la experiencia, por supuesto que llevó trabajo pero publicar no es algo barato, si realmente armás una red y dividís el esfuerzo, se puede hacer”, asegura.

 

El sueño del sello editorial

Maia Morosano nació en Rosario en 1986. Es compañera de los gatos, amante de las plantas y coleccionista empedernida. No puede resistir la ansiedad ante los regalos. Es escritora por oficio y necesidad, docente de Lengua y Literatura egresada de la UNR y performer.

Morosano apunta: “La editorial empieza a surgir hace ya tres años con la antología que realizamos con las personas que asisten al taller. Empezamos a pensar libros en carácter de libro, es decir con un eje, una temática, con algo que uniera, que no sea una mezcla de trabajos hechos. De esta manera, comenzamos a trabajar con la creación ya no de una obra individual, o una micro obra, sino pensándola como totalidad. Me di cuenta que había una obra en algunos alumnos, alumnas, y alumnes, que ya estaba conformada y que lo que hacía falta era empujarlos un poquito más”.

En cuanto al proceso de armado de los libros, la docente fue la editora de la primera parte, ya que en general el material surgió en clase. Además, hicieron varios viajes, una suerte de “retiros literarios” en donde analizaron las obras en conjunto. Después, al momento de corregir y pulir de manera más fina, Morosano fue proponiendo tutores dentro del mismo taller según las características, lo que les gusta leer, por cómo escriben, lo que puedan aportar a cada uno. “Esos tutores son una especie de «hades madrines» que no solamente son elegidos por el contenido de la obra sino que ayudan en todo lo que se refiere al libro”, cuenta.

 

Primeras publicaciones

Un limón secándose y Family Game reúnen poesías de Gabriela Elissondo y Luciana Fernández respectivamente; el fanzine Vecinas cuenta con textos e ilustraciones de Romina Biassoni y Un correquetecagas y una levita es la primera pieza de relatos breves de Amanda Rodríguez Rinaldi.

En relación a que las primeras publicaciones de la editorial son de mujeres, la tallerista dice que siempre hubo varones en su taller, y que próximamente también ellos van a publicar.  “Estos cuatro libros son libros de cuatro mujeres súper poderosas y de edades distintas. Tienen como eje la voz de la mujer, desde los ochenta años de Amanda hasta voces más jóvenes. Se ha conformado una voz feminista con una mirada muy particular. Entonces, sinceramente no fue una búsqueda de la editorial. No fue una búsqueda para elegir a tal escritora porque se quería un libro con tal perfil. Creo que la coyuntura histórica hace que surjan estos textos, estas miradas, estas voces”, explica. Y anticipa que antes de fin de año planean nuevos lanzamientos con las voces de tres varones: Lautaro Sabino, Alejandro Mensi y Roda Azziani. También se publicarán libros de tres mujeres, Florencia Villalba, Paula Punto y Morena Pardo.

 

Un poco de historia

Morosano empezó a dar talleres en 2008, en la casa de sus padres, con un grupo de cuatro varones. En ese momento se dio cuenta que le encantaba y que no quería que sólo fuera un hobby. Luego, dictó clases en el espacio Bienvenida Casandra, y finalmente en la Facultad Libre, donde continúa hasta el día de hoy. Invirtió tiempo, esfuerzo y siguió capacitándose. “Tomo clases todos los años. Ahora les chiques escriben muy distinto a cómo lo hacemos nosotros. No creo que sea ni bueno ni malo, solo que ha cambiado”, comenta.

En este sentido, se emociona con todo lo que sucede no sólo dentro del taller sino con este presente en el que conformaron su propia colección. “Siento un orgullo muy grande, creo que tiene que ver con la idea que tengo de la literatura. Nací en una casa donde prácticamente la literatura era lo más importante del mundo. Mi abuela fue profesora de Letras y Literatura. También me di cuenta que no llegaba a todo el mundo, y que no todos tenían acceso a ese mundo, sobre todo las mujeres. Crecí amándola. Incluso en la misma carrera no damos autores y autoras de Rosario, que es una forma de alejarla también de lo cotidiano”, manifiesta la creadora del taller Patas de Cabra.

Morosano parte de la base que el que desea, puede ser “escritor, escritora, escritore”. Realmente cree en eso, y que por supuesto requiere un esfuerzo muy grande, compromiso y responsabilidad. No cree que sea para gente erudita, y comparte con sus amigos, como por ejemplo con el escritor Leandro Gabilondo, la idea de que la literatura sea popular, que llegue a la mayor cantidad de personas y que esas personas contagien esa pasión a otros.

“Incluso pienso en que esta colección salga de Rosario. Siempre amé España y la amo, y estamos intentando hacer un puente ya que estos libros van a viajar, porque van a estar en una librería en Madrid, Barcelona y Sevilla. Además los vamos a presentar en las dos primeras ciudades en enero de 2020. También van a estar en Buenos Aires, en Santa Fe, en Córdoba. Y en Rosario se pueden encontrar en las librerías Paradoxa y Arde, porque la idea es que no estén en todas las librerías, pero sí que los libros circulen en distintos lugares”, dice.

 

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