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Francisco removió a su número 2

Los medios italianos presentaron la salida del secretario de Estado del Vaticano como “el fin de una era”, luego de que el cardenal quedara en el centro de la escena por las filtraciones del Vatileaks reveladas durante la gestión de Benedicto VXI.


El papa Francisco nombró ayer al italiano Pietro Parolin, nuncio en Venezuela, en el cargo de secretario de Estado, número dos del Vaticano, en sustitución del controvertido Tarcisio Bertone, quien jugó un fuerte rol durante el papado de Benedicto XVI y era considerado como uno de los polos de poder que se disputaban puertas adentro el manejo de la Santa Sede. Será reemplazado a partir del próximo 15 de octubre.

El cardenal Bertone, de 78 años, llegó al puesto de secretario de Estado en 2006, al ser nombrado por el papa Benedicto XVI, junto al cual afrontó todos los escándalos que sacudieron a la Iglesia católica en los últimos años: pederastia, Vatileaks y reforma de las finanzas del Vaticano.

En un contexto de rivalidades e intrigas, este salesiano fue acusado de errores de gestión, de favoritismo y de adoptar decisiones cuestionables.

El caso de las filtraciones de cartas y documentos papales del mayordomo de Benedicto XVI, denominado Vatileaks, dejó mal parado a Bertone y los que lo seguían. De ahí que algunos analistas consideraron la trama como una venganza de los sectores de la “vieja guardia” de la Curia romana contra Bertone, quien los investigaba por los casos de pedofilia y corrupción.

Así, papeles del Vatileaks revelaban sus presiones sobre el Banco Vaticano para que comprara el San Rafael, un hospital privado de Milán, o su increíble injerencia en la política italiana, con una cena junto a Silvio Berlusconi y otros ilustres invitados en casa de Bruno Vespa (un famoso periodista italiano) en la que trató de convencer al líder de los democristianos, Pier Ferdinando Casini, para que apoyara a Il Cavaliere.

Además, quedó bajo sospecha su relación con el joven Marco Simeon, quien bajo su protección realizó una meteórica carrera como funcionario del Vaticano.

Los ataques contra Bertone comenzaron nada más conocerse su nombramiento como secretario de Estado vaticano en sustitución de Angelo Sodano, en junio de 2006.

Bertone no era de la prestigiosa Escuela Diplomática de la Iglesia, situada en el Plaza de la Minerva de Roma y cantera tradicional de los más finos y agudos representantes vaticanos.

Para empezar, provocó absoluto desconcierto cuando, al poco de desembarcar en la secretaria de Estado, se le ocurrió insinuar la posibilidad de crear una selección de fútbol vaticana.

Hincha apasionado de la Juventus, Bertone se dedicaba a comentar partidos en una televisión local en su época de arzobispo en Génova.

Pero la ocurrencia de montar una selección nacional vaticana fue recibida con estupor por muchos en la Santa Sede. La cosa  quedó en algo mucho más modesto: un sencillo campeonato interno entre equipos integrados por seminaristas y bautizado como Clericus Cup.

La tradición marca que los nuevos papas reemplacen, más o menos de manera rápida, al secretario de Estado nombrado por su predecesor.

Además, el cardenal Bertone había sobrepasado ya la edad límite, de 75 años, para la jubilación de los altos responsables del Vaticano.

Parolin: un vicepapa joven que viene de la Escuela Diplomática

El nombramiento de monseñor Pietro Parolin, de 58 años, que desde 2009 era nuncio (embajador del Vaticano) en Venezuela, se produce antes de una esperada reforma de la Curia –el gobierno del Vaticano–, frecuentemente criticada por su opacidad y sus escándalos. Oriundo de la región del Véneto, noreste de Italia, y ordenado sacerdote en 1980, Parolin es relativamente joven para las altas esferas del Vaticano, lo que, según los observadores, podría contribuir a una renovación del gobierno en la Iglesia.

El próximo secretario de Estado es de la vieja escuela diplomática del Vaticano y trabajó anteriormente en México y en Nigeria, así como en asuntos delicados como las relaciones con la China comunista, Vietnam e Israel.

Desde la elección en marzo del papa argentino, una amplia reorganización de la Curia está en marcha. Francisco nombró varias comisiones encargadas de abordar la reforma de esta institución y del banco del Vaticano. Las grandes líneas de la reforma de la Curia se darán a conocer a principios de octubre. La Curia desempeña actualmente un importante papel de supervisión, pero podría ver reducidos sus poderes en beneficio de una mayor colegialidad en el Vaticano.

“Siento el peso de la responsabilidad que me incumbe para una misión difícil y exigente, ante la cual pobres son mis fuerzas y débiles mis capacidades”, reaccionó Parolin en el mismo comunicado, agradeciendo al Papa por su “confianza”.

La tradición marca que los nuevos papas reemplacen, más o menos de manera rápida, al secretario de Estado nombrado por su predecesor. Además, el cardenal Tarsicio Bertone había sobrepasado ya la edad límite, de 75 años, para la jubilación de los altos responsables.

El Papa confirmó además ayer en la dirección de la Casa Pontificia –encargada de las audiencias y de la logística– a un cercano colaborador de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein. Éste sigue siendo secretario particular del Papa alemán, que se retiró a un monasterio en el interior del Vaticano instaurando, tras su histórica dimisión, inédita cohabitación entre el Papa “emérito” y el Papa en ejercicio.

Al margen de monseñor Bertone, el Papa confirmó al conjunto de los responsables de la Secretaría de Estado. Por el momento,  Bertone sigue siendo camarlengo, un papel crucial en caso de muerte o dimisión de un pontífice.

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