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Fe por encima del estigma

Antes de debutar en Newell’s, Ansaldi vivió todas las experiencias habidas y por haber, por lo que le costó adquirir continuidad y afianzarse en el primer equipo.

Antes de que se produjera su explosión futbolística en el Apertura 07, que lo llevaron sin escalas al fútbol ruso, Cristian Ansaldi vivió todas las experiencias habidas y por haber. Le tocó debutar en un período de irregularidad en Newell’s. Y como todos los pibes de su generación, le costó adquirir continuidad y afianzarse en el primer equipo. Y hasta padeció alguna que otra marginación.

En la dirección técnica leprosa pasaron Juvenal Olmos (el DT que lo hizo debutar), Nery Pumpido, dos interinatos de José Machetti y Pablo Marini. Y en el colmo de los disparates, los supersticiosos de turno lo etiquetaron de mufa, atribuyéndole la responsabilidad de los malos resultados de Newell’s por aquel entonces. Lejos de renunciar a su objetivo de triunfar en el fútbol, con el paso del tiempo y de los hechos se encargó de desmitificar aquellos absurdos estigmas que lo hicieron aún más fuerte.

“En la primera etapa de mi carrera en Newell’s no nos iba bien y entonces lo más fácil era echarle la culpa al otro. Jugué mis primeros partidos en medio de un duro momento del equipo. Anduve mal y no pude afianzarme. Pero nunca me ofendí ni guardé rencor por aquello que dijeron de mí. Todo me ayudó a fortalecerme. Tengo un Dios grande que me ayuda en las buenas y en las malas”, sostuvo el Colo Ansaldi, un tipo de férreas creencias religiosas.

Lo revalida otro episodio que marcó a fuego a Ansaldi en épocas de futbolista juvenil. “Jugué en Rosarina hasta los 16 años. Esperaba todos los comienzos de año con la expectativa de que me ficharan en AFA. Y nada…”. Arnaldo Sialle lo rescató cuando estaba anclado en categorías locales. “Dejámelo un año que yo lo voy a hacer rendir”, le pidió Cacho a Roberto Puppo, por entonces coordinador de las inferiores leprosas. Inmediatamente lo subió a Sexta División de AFA para integrar plantel con otros chicos categoría 86 que llegaron al plantel superior: Lautaro Formica, Héctor Damián Steinert, Gustavo Rodas, Nahuel Guzmán, entre otros.

Y así, con el espaldarazo de Cacho Sialle, siguió haciendo camino al andar el Colo Ansaldi. El resto ya es historia conocida. Del pibe que superó los obstáculos de las marginaciones y estigmatizaciones. Del jugador observado por los ojos del seleccionador nacional. Del futbolista destacado, reconocido y pretendido por equipos importantes del mercado europeo.

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