Ciudad

Muerte de motociclista

Extienden prisión preventiva para un ex futbolista

El juez penal Juan Carlos Curto extendió ayer la prisión preventiva a Lautaro González Riaño, el ex jugador de Colón y Cambaceres de 21 años que evadió un control de tránsito, cruzó un semáforo en rojo, y atropelló y mató al motociclista Diego Luciano Torres, de 20 años, el pasado 21 de agosto.


El juez penal Juan Carlos Curto extendió ayer la prisión preventiva a Lautaro González Riaño, el ex jugador de Colón y Cambaceres de 21 años que evadió un control de tránsito, cruzó un semáforo en rojo, y atropelló y mató al motociclista Diego Luciano Torres, de 20 años, el pasado 21 de agosto.

En una rápida audiencia, el magistrado confirmó la medida por 60 días, a horas de que se conociera que la Fiscalía pedirá una pena de 9 años por el homicidio de Torres. González Riaño había ofrecido pagar fianza y permanecer en libertad mientras se gesta el juicio que, según los fiscales, será en seis meses.

En una audiencia para apelar la prisión preventiva hasta el juicio se conocieron las dos versiones de lo que pasó la madrugada del 21 de agosto en Lagos y Catamarca. Según la defensa de Riaño, el joven manejaba un Peugeot 208 guiado por el GPS para ir a un bar. Pero se desorientó y al doblar calle Salta hacia Ovidio Lagos vio un tumulto.

Luego, alertado por los amigos que lo acompañaban, se dio cuenta de que era un control policial, perdió la atención y pasó un semáforo en rojo: allí impactó con Torres.

La versión de la Fiscalía

Pero para la Fiscalía González Riaño se juntó a hacer una previa en un departamento, comió pizza, tomó alcohol y la siguió en un minimarket. En el Peugeot, al doblar por Lagos, evadió el control casi atropellando a un agente de tránsito. Aceleró, cruzó el semáforo en rojo y embistió a Torres, que circulaba en una motocicleta.

Según los fiscales, Riaño se sometió al test de alcoholemia que dio 1,45 gramo de alcohol por litro de sangre –tres veces el máximo permitido– pero se rehusó a dar sangre en dos oportunidades, aun con una orden del juez, para corroborar el estado de ebriedad.

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