Ciudad

el después de los dichos del artista

Ex fans de La Bersuit repudian el anunciado show de Cordera en Rosario

Tres muchachas rememoran los emblemáticos recitales de Bersuit y qué les pasó tras los dichos del “artista comprometido”.


Hay cosas que ya no se pueden decir. Que no pasan inadvertidas. Baby Etchecopar no lo sabía y ahora lo sabe. Cuando dijo que usar una pollera corta era una provocación para los violadores no imaginaba que sus palabras le podían costar el escrache público y la suspensión de varios shows. Gustavo Cordera creía lo mismo. Cuando en una charla con estudiantes de periodismo aseguró que había mujeres que disfrutaban de ser violadas porque eran histéricas no sospechaba que iba a enfrentar una causa penal por las declaraciones. Tampoco imaginaba que cada show sería repudiado. La Sala de las Artes (ex Dixon, de Suipacha y Güemes) anunció que el sábado 25 de noviembre Cordera tocará en Rosario. La fecha coincide con el Día Internacional Contra la Violencia Hacia la Mujer y el colectivo Ni Una Menos sacó un comunicado para poner la situación en evidencia y pedir la cancelación del show. El Ciudadano habló con tres mujeres que fueron fanáticas de la banda Bersuit Vergarabat, cuando Cordera era el cantante, y contaron cómo eran aquellos recitales y qué les pasó al enterarse de sus declaraciones del año pasado.

“Comprometido socialmente”

Martina fue fanática de la Bersuit desde los nueve años. Su primer mail fue deonda87, en honor a uno de los temas de la banda. Hoy tiene 25 y se acuerda que la primera vez que vio a la agrupación fue en el Anfiteatro. “Era el momento más progre del rock barrial. Bersuit tenía como una cosa inocente con los piyamas y al mismo tiempo eran la militancia en el rock post 2001. Para mí ellos eran re copados y Cordera era un tipo comprometido socialmente”, recordó.

Después asistió a un show en el estadio de Newell’s. “Fue un recital multitudinario. Me acuerdo que los locos se ponían como unas pijas de goma y se montaban entre sí. Eso me chocó, me pareció innecesario. No me pasó lo mismo cuando cantaron «Hociquito de ratón» y las chicas subían y revoleaban las tetas. Lo veía como algo re liberador”.

Después el fanatismo pasó. Cuando estaba en cuarto año una ONG armó una jornada ecologista en su escuela, la Nigelia Soria. Martina se acuerda que estaban los 350 alumnos en un salón y entró un hombre disfrazado con una barba y empezó a tocar. “En un momento se saca la barba y era Cordera. No lo podíamos creer. Él era muy conocido ya y me dio la impresión de que era un tipo humilde, que nos saludaba a cada uno con un beso”.

Cuando escuchó lo que dijo ante los estudiantes de periodismo se desilusionó, pero no se sorprendió. “La imagen que tuve de él de chica es algo que se construye alrededor del rock, pero sé que es un sorete y no es el único. Hay muchas estrellas de rock que son así. Dicen y piensan esas barbaridades, pero se cuidan un poco más. A este tipo se le fue de las manos, es una bestia que ni siquiera puede sostener una imagen pública. La fama genera la impunidad de decir cualquier cosa, pero cambió la manera en la que vemos esas cosas y ya no las dejamos pasar”.

Martina no está de acuerdo con que toque en Rosario. Y menos en una fecha clave para el movimiento de mujeres. “Y la música que hace ahora es malísima, así que no nos perdemos de nada si no toca”, remató.

“Él se fue al carajo”

A Daniela, de 32 años, le gustan los temas viejos de la Bersuit. Se acuerda que cuando fue a ver a la banda el ritual de “Hociquito de ratón” le pareció divertido: “No era algo extraño. No había debates sobre esas cosas”.

“El rock tiene esa cosa de superar los límites, pero él se fue al carajo. Ni siquiera habla de una cuestión del folclore del rock. La violación no se puede pensar desde ningún punto de vista como algo que pueda desear una mujer. Es un acto de violencia absoluta que ningún ser humano puede desear nunca. La única respuesta posible es el repudio y el escrache. Para cambiar esas miradas hay que señalarlos, no dejárselas pasar. No es contra la música, sino contra ese tipo de actos”, opinó.

Para ella el show del próximo 25 de noviembre entra en la misma sintonía: “Creo que no lo pensó porque no le importa. Y los empresarios que lo traen lo mismo. Nadie cerraría un recital si imagina que puede haber un repudio. Pensaron que no iba a pasar nada. Algo que es muy poco inteligente, porque estamos en un momento en que estas cosas no se dejan pasar”.

“Nos siguen subestimando”

Laura tiene 27 años y dice que a Cordera lo odia porque le rompió el corazón adolescente. No puede volver a escuchar los discos y tener nostalgia porque le da asco. Bersuit fue para ella la experiencia de los primeros recitales. Su prima se había mudado a Rosario y a Laura la dejaban ir con ella porque tenía 18.

Después empezó a ir con sus amigas y se acuerda de la pasión adolescente de llorar con los temas de amor, ir al pogo, gritar, bailar. “«La petisita culona» era el tema para mover el culo y «Hociquito de ratón» eran las tetas. Éramos muchas las que queríamos subir y siempre pensaba qué iba a hacer si me tocaba. Si iba a pelar o me iba a quedar sólo en corpiño. Era una fiesta. Subían al escenario y podía pasar lo que sea. Lo que vos decidas. Después cuando terminaba el recital podías pasar al camarín y ahí ya no sé lo que pasaba. Yo nunca pasé, pero quería. Era la pelotudez adolescente de estar con tu ídolo. Pasaba en todos los recitales de rock y sigue pasando y me parece muy bien que se denuncie”, opinó y de inmediato agregó: “Me parece que lo importante es que no nos subestimen a nosotras y nuestras decisiones. Yo no quería que Cordera me viole, ni que abuse de una piba de 15 años en su camarín, pero sí quería subir al escenario a bailar. El que rompe ese límite es él”. La referencia sobre el camarín es una alusión a la, por ahora, leyenda sobre los abusos detrás de bastidores que se adjudican a Cordera en décadas anteriores.

Para ella que venga a Rosario el Día Internacional Contra la Violencia Hacia la Mujer es una provocación. “Nos falta el respeto a todas. Lo que dijo está mal, es repudiable, asqueroso y no es gracioso. Esas cosas no se dicen, tampoco se piensan; alguien que llega a decir eso públicamente es mala persona. Y que la gente vaya evidencia que se siguen subestimando las denuncias de las mujeres y la gravedad de dichos así. Si un tipo dice esa barbaridad y no se repudia, puede volverse un chiste común y ese chiste ser la excusa para tocarte, violarte o lo que sea”.

A JUICIO ORAL

“Hay mujeres que necesitan, porque son histéricas, ser violadas, porque psicológicamente lo necesitan y porque tienen culpa y no quieren tener sexo libremente. Quieren jugar a eso. A mí no me gusta jugar a eso, pero hay gente a los que sí. Somos muy complejos los seres humanos”, fueron las palabras de Cordera. Por las declaraciones irá a juicio oral acusado de incitación a la violencia colectiva. Así lo decidió esta semana la Cámara Federal después de rechazar el pedido de probation que había hecho el cantante. Había ofrecido hacer dos recitales en el Garrahan y la ex Casa Cuna, y asistir un curso sobre violencia de género en Uruguay. Por el delito puede enfrentar entre tres y seis años de prisión.