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Estados Unidos, eje de la campaña estival

El affaire del avión Hércules, entre otros temas vinculados con Estados Unidos, en la agenda de los políticos en campaña.

Cables de WikiLeaks, los cursos de capacitación de la Policía Metropolitana, el evasivo viaje de Barack Obama a la región y ahora el affaire del avión Hércules requisado por el gobierno argentino coparon el primer tramo de la campaña presidencial en el país. Desde Cristina de Kirchner, pasando por Daniel Scioli, Mauricio Macri, Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz, prácticamente todos los precandidatos aprovecharon las polémicas con la primera potencia mundial para posicionarse de cara a las elecciones de octubre.

El primer incidente diplomático con la Casa Blanca se produjo entre fines de 2010 y principios de año, cuando se difundieron cables clasificados de la Embajada de Estados Unidos con cuestionamientos a la política interna del matrimonio Kirchner. En esa oportunidad, la reacción de la Casa Rosada apuntó a minimizar la indiscreción de WikiLeaks y Cristina de Kirchner buscó preservar la relación con la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Pero la relación bilateral detonó cuando se supo que Obama no vendría al país en el marco de la gira que realizará por México, Brasil y Chile, relegando a la Argentina a un segundo plano en la región.

Radicales, macristas y peronistas federales celebraron la marginación y señalaron como lógica la decisión de la Casa Blanca invocando argumentos como la falta de seguridad jurídica, el apego al régimen de Hugo Chávez en Venezuela y el aislamiento de la Argentina en el mundo, cliché que disparó la actividad literaria del canciller Héctor Timerman en Twitter.

La campaña estival continuó levantando temperatura a partir de la denuncia kirchnerista sobre cursos de entrenamiento financiados por Estados Unidos para la Policía Metropolitana de Macri en El Salvador.

Timerman definió esa capacitación como la continuidad de la Escuela de las Américas, institución que preparaba a uniformados de la región para realizar golpes de Estado y también para aprender a torturar.  La dirigencia del PRO defendió el vínculo con Estados Unidos y el jefe de la Metropolitana, Eugenio Burzaco, reveló que también la Policía Federal y la Bonaerense participaban de esos cursos en Centroamérica. El ministro de Seguridad de Scioli, Ricardo Casal, confirmó la información macrista y tensó la relación con el gabinete presidencial.

Pero el primer trimestre de la campaña alcanzó el éxtasis con el material “sensitivo” incautado a un avión militar estadounidense que traía carga para cursos de entrenamiento de fuerzas de seguridad en contraterrorismo. La presidenta advirtió que “ya nadie impone decisiones desde afuera”, reivindicó la soberanía argentina y obligó a precandidatos opositores a tomar posición en la polémica. Alfonsín fue el primero en defender la postura oficial de la Casa Rosada y también reclamó respeto por las leyes argentinas. En menos de 24 horas, su rival en la interna del radicalismo, Ernesto Sanz, salió a despegarse del discurso contemplativo del alfonsinismo. “Una cosa es cumplir la ley y otra muy distinta es montar un circo para el consumo interno. A este gobierno le gusta demasiado hacer propaganda interna con la política exterior, sino recordemos el conflicto con Uruguay por la pastera Botnia”.

“Hasta ahora lo que queda claro es que no quieren arreglar el supuesto problema con los Estados Unidos, simplemente lo agitaron con mezquinos intereses electorales”, añadió.

“Eso es lo contrario a defender los intereses nacionales y es nuestra obligación decirlo”, aseguró el precandidato a presidente acerca del conflicto con el gobierno de Barak Obama.

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