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Crisis política

España se encamina a elecciones anticipadas tras el rechazo del presupuesto

Independentistas catalanes y las principales fuerzas de derecha le dieron la espalda al presupuesto presentado por el presidente Pedro Sánchez. Los socialistas seguirían siendo los más votados aunque el PP y los liberales de Ciudadanos podrán arrebatarle la mayoría


Tras el revés, Sánchez abandonó el recinto del Congreso sin hacer declaraciones.

La embestida parlamentaria de los partidos independentistas catalanes y de la derecha que tumbó este miércoles el proyecto de Presupuesto del jefe del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y colocó a España en camino a unas elecciones anticipadas cuya fecha se conocerá este viernes.

Sánchez anunciará el día elegido para los comicios tras el habitual consejo de ministros de los días viernes y baraja dos fechas, el 14 o el 28 de abril, dijeron fuentes gubernamentales.

Esta es la segunda vez que en democracia el Congreso de los Diputados español rechaza los presupuestos del gobierno en la primera votación, forzando un anticipo electoral.

La anterior ocasión fue en 1995, y la derrota la sufrió el también socialista Felipe González, quien luego cayó en las urnas frente al conservador José María Aznar, por entonces líder del Partido Popular (PP).

En el caso de Sánchez, el rechazo a las cuentas ocurrió en un momento de elevada tensión política por el conflicto independentista en la región de Cataluña y en coincidencia con los primeros días del histórico juicio a los líderes de la declaración de independencia de octubre de 2017.

La votación puso del mismo lado a los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y PDECAT (Partido Democrata Europeo Catalán) y las principales fuerzas de la derecha, el PP y los liberales de Ciudadanos.

De esa forma, las enmiendas a la totalidad del Presupuesto, la ley más importante del Ejecutivo, recibieron 191 votos a favor, 158 en contra y una abstención.

Tras llegar a La Moncloa, en junio de 2018, por una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy que contó con el apoyo del independentismo catalán, Sánchez necesitaba reeditar ese respaldo, ya que el voto contrario del PP y Ciudadanos se daba por descontado.

Los independentistas catalanes estaban divididos entre quienes preferían sostener a Sánchez y los que apostaban por un escenario de mayor conflictividad, debido a que unos comicios anticipados abren la puerta al regreso de la derecha al poder, con apoyo de la ultraderecha, los principales “enemigos” de los autonomistas.

Las negociaciones, sin embargo, se complicaron en los últimos días cuando a cambio de su apoyo, los independentistas le reclamaron a Sánchez dialogar sobre el derecho de autodeterminación de Cataluña y gestos a favor de los líderes catalanes que son juzgados por el Tribunal Supremo español.

Los reclamos de máxima de los independentistas en el inicio del histórico juicio, en el que sus líderes enfrentan penas de hasta 25 años de prisión por rebelión, dejaron a Sánchez sin margen de acción en un momento clave, presionado también por una derecha que lleva meses acusándolo de ser rehén de los independentistas.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero había abierto el debate parlamentario con la advertencia de que no aceptaría el “chantaje” de los independentistas ni el “derecho de autodeterminación”.

Sánchez abandonó el recinto del Congreso sin hacer declaraciones en momentos en que las encuestas coinciden en que los socialistas serían la fuerza más votada, con cerca del 30% de los sufragios, aunque los dos principales partidos de derecha podrían arrebatarle la mayoría e incluso obtener mayoría absoluta gracias a la irrupción del partido de ultraderecha Vox.

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